jueves, 30 de abril de 2009

Descubriendo las Islas Cicladas-Grecia (Cap.1)


Con esta primera crónica, quiero comenzar a relatar las vivencias de mis viajes basándome en las anotaciones de mis diarios en los que voy tomando notas según lo voy viviendo.
No vayáis a pensar que serán relatos del estilo de "Al filo de lo imposible" ó "Desafío extremo", ni mucho menos documentales del "Nacional Geográfic"¡¡que va!!.
Solo son andanzas que la gente corriente nos podemos permitir en esos breves plazos de tiempo en que el trabajo nos deja un poquito en paz para hacer lo que yo llamo VIVIR.

Espero con ello conseguir que os olvidéis, aunque sea por un rato, de la monotonía de cada día y viajéis conmigo. Tampoco pretendo escribir una guía de viajes, solo decir :
“Ahí estuve yo y así os lo puedo contar”

ISLA DE MICONOS

Miércoles día 28 de julio del 2004


Este va a ser nuestro primer viaje más allá de la península y en península incluyo Portugal, en el que ya hicimos alguna pequeña incursión. También hablo de ir más allá de nuestras islas Canarias y también las Baleares.
Hasta ahora los extranjeros eran los demás, los "guiris" pero ahora los "guiris" vamos a ser nosotros. No hablamos inglés y por supuesto tampoco griego. Pensar como vamos a sacarnos las castañas del fuego, hace que por nuestra cabeza bulla la excitación de la novedad. Decir que vamos a recorrer las Islas Cícladas nos suena a un lugar tan exótico que nos parece un sueño.


Es la 1:15 am. cuando subimos al autobús en Pola de Lena y a partir de aquí damos bandera de salida a nuestras deseadas vacaciones. Casi seis horas después entramos en la terminal del aeropuerto de Madrid. Pero paciencia, aún nos queda una larga espera de siete horas dentro de la terminal, pues el avión no despega hasta las 2:15 pm. Y eso no es todo, pues aún tendremos que hacer escala en Barcelona.

Ya en Barcelona, debemos cambiar de avión y tambien tenemos que recoger nuestras maletas para volver a facturarlas. Nos colocamos frente a la cinta correspondiente y recogemos la primera maleta, pero esperamos y esperamos hasta que la cinta deja de vomitar maletas y se para. No puede ser, esta es nuestra peor pesadilla y la de todo viajero, desde luego. Pienso -Si se pierde una maleta de Madrid a Barcelona no me quiero imaginar lo que nos espera-. En ese momento no sabemos que hacer, quedamos en shock. Miramos a nuestro alrededor viendo como todo el mundo se va a la cola de facturación.

Pero de pronto Carol grita, -¡¡Coño. ahí está nuestra maleta!!- A cincuenta metros de nosotros distinguimos un grupo de maletas apiladas en un rincón y entre ellas la nuestra. Ahí esta acurrucada y triste con un lazo grande de color chillón que amarré a su manilla. Fué en ese momento cuando recordé a mi abuela que antes de irme me dijo,- Javi, por si acaso marca las maletas. Ahora doy gracias por haberle hecho caso, conclusión: "Del viejo el consejo".

La cosa es ¿cómo coño llegó allí?. En ningún momento despegamos los ojos de la cinta maletera desde  que comenzaron a salir equipajes ¿Magia negra? No, es más simple ,-¡¡Estamos rodeados de un pandilla de ineptos!!

Después de esperar un buen rato en la larguísima cola de facturación conseguimos pillar un par de bocatas en "Pan´s". Nos los zampamos y enseguida nos dan paso para subir al avión. Por fin despegamos con destino Miconos. En este momento hace dieciocho horas que salimos de casa.
Ahora cruzamos los dedos para que el piloto sea más apto que el tío de las maletas y encuentre el aeropuerto correcto.


Hacemos un vuelo tranquilo sobre el mar mediterráneo, esta muy despejado y por la ventanilla vislumbramos Sicilia, el sur de Italia y pronto distinguimos una costa muy recortada y un maremágnum de islitas. Finalmente tomamos tierra con suavidad en el aeropuerto de Miconos, son las 8:30 pm., hora española una hora más aquí en Grecia.

Alucinante, ¿es esto el aeropuerto de Miconos?. La terminal es una pequeña nave, con una cinta para las maletas en medio de una sala diáfana. El baño similar al de un bar de carretera. Y en la puerta nos espera una pequeña flotilla de mini buses viejunos, vamos una mierda buses. Nos van repartiendo por ellos, cada uno con su equipaje para el traslado a los hoteles. No se los demás pero nuestro conductor nos lleva a toda leche rebotando de bache en bache por unas carreteritas oscuras y estrechas que nos hacen sospechar que esto esta menos civilizado de lo que pensábamos. Es noche cerrada y eso tampoco ayuda mucho. Sobre todo si te creas una imagen paradisíaca en tu cabeza y cuando llegas parece que estés entrando en Transilvania.

Por fin llegamos al hotelito, aunque en realidad no es hotel, es un pequeño edificio típico de aquí de dos plantas, todo pintado de blanco con puertas y ventanas azules en el que se alquilan habitaciones. El Sourmelí se llama. Está regentado por una mujer mayor muy amable y sonriente que se dirige a nosotros en inglés. Nuestro inglés como dije es nulo y casi le hubiéramos entendido lo mismo si nos habla en griego, excepto que nos dijera “Joroña que joroña” que eso si lo traemos aprendido del anuncio de los yogures griegos. Esto va a ser la leche o la milk, seguro que vamos a pasar risas.


Mas o menos nos arreglamos para entenderla y nos instalamos en la habitación nº 3. Es bastante escueta de mobiliario, un ventilador de techo, una cama, unas sillas y se acabó, pero lo importante es que huele a limpio. Solo tiene cinco habitaciones el hotelito y todas ellas las ocupamos españoles, con lo cual podremos charlar con ellos y cambiar impresiones.Tenemos de vecinos de terraza una pareja joven de catalanes, Ana y Kenneth y en la otra dos chicas vascas, Carmele y Maijo. En lo poco que charlamos parecen muy sociables.

Aunque son las 10:30 pm. hora griega y estamos sin dormir desde hace 40 horas, no nos resistimos a salir para dar una vuelta por el pueblo. Quiero hacerme una mejor imagen de todo esto. En cuanto bajamos caminando hasta el centro de Hora, que así se llama la capital de Miconos, nos recuerda un montón a los pueblos de Ibiza, por el tipo de construcción de sus casas encaladas con puertas y ventanas pintadas de azul y de dos pisos ó tres de altura. Damos varias vueltas sin rumbo por sus callejuelas, esto es un auténtico laberinto y como augurábamos acabamos perdidos literalmente. Está repleto de tienditas con estética hippie, olor a incienso y cuyos artículos además de abarrotar los locales hasta el techo, tambien se exhiben en la calle ocupando la estrecha acera. Multitud de gente ocupando los incontables bares y terrazas amenizadas con música de ambiente. Ahora si estamos relajados, nos sentimos mucho más a gusto, estamos eufóricos, felices, esto es precioso y muy animado. Podemos ir a dormir con muchísima mejor perspectiva de la realidad que nos espera.
Finalmente conseguimos encontrar la salida del laberinto y regresar al hotel.
Llegamos reventados y no es para menos, así que sin más dilación nos vamos directos a la cama.



Jueves día 29 de julio del 2004

Nos levantamos a las 7:30 am. ya no puedo dormir más y además tenemos cita con la tour operadora de Iberojet. Es una chica de nombre Gabriela. Mientras desayunamos nos va explicado todo, que día cambiaremos de isla, horarios, visitas y posibles excursiones. Una argentina realmente simpática.


Una vez tomamos nota de los consejos de Gabriela salimos en busca de un Rent-a-car pues no somos nada sin coche. Alquilamos un Fiat Seiscento que parece un limón con ruedas. Vamos a alquilarlo solo por 24 horas y en ese tiempo tratar de recorrer la isla de punta a punta como es nuestra costumbre allá donde vamos.
Las carreteras son realmente malas, estrechas y bacheadas lo que nos obliga a circular despacio, así contemplaremos mucho mejor el extraordinario paisaje que nos rodea.


Nos dirigimos por la costa y a 12 km. nos encontramos con Kalafatis. Una playa estupenda con una buena variedad de restaurantes.


Más adelante llegamos a Agio Anna. Muy al típico estilo de paraíso turístico con sombrillitas de paja.


Siguiendo nuestra ruta llegamos a un pueblo del interior Ano Mera, la localidad más importante después de Hora, donde encontramos el Monasterio de Panagía í Tourlianí del siglo XVI. Un típico cura ortodoxo vigila la puerta principal.


Fokos Beach, es otra playa guapa pero esta es super tranquila en la que tan solo hay un pequeño restaurante.


Continuamos costeando y encontrando más playas como Mersim Beach y a continuación Panormos que significa "puerto protegido" donde decidimos buscar donde comer.
Elegimos el Restaurante Taroula donde probamos nuestra primera comida típica griega y está bien rica. Al final me arriesgo tomando un café al estilo de aquí. Pido un "eliniko glico" osea "café griego dulce". -¡¡ Diossss, que malo!!-. Curiosamente no cuelan el café, sino que va directamente dentro de la pota, y lo peor es que al servirla los posos tambien van a la taza, con lo que me encuentro con dos dedos de lodo de café en los que clavo la cuchara y se queda de pié.
Terminamos de comer y se me ocurre decir al camarero mis primeras palabras en griego.
- ¡¡Ton logariasmó parakaló!! que significa ¡¡la cuenta por favor!!
El tío se parte de la risa, quizá mi acento no está muy logrado pero desde luego le hizo muchísima gracia.  La cosa es que nos trae la cuenta, bien porque me entendió ó porque era lo evidente después de comer.


Seguimos nuestro deambular hacia Agios Sostis Beach, otra playa de arena fina sin ningún tipo de chiringuito. De momento la isla nos resulta super tranquila y parece que poco masificada.


Después llegamos a Agios Stefano Beach, una playa de aguas cristalinas a solo cinco minutos de la capital pero suficientemente alejada del puerto. Aún así podemos disfrutar viendo atracar los inmensos cruceros.


Y finalmente llegamos a Paradise Beach, la playa que menos nos gusta hasta ahora. Típico "After hour", alcohol, Dj. con música techno y house a toda pastilla y mucha pijería y contoneo, vamos el desmadre padre, pero nada que nos sorprenda pues ya vimos playas similares en nuestras anteriores vacaciones en Ibiza.
La vuelta a la isla fué de beach en beach y tiro porque me toca. Nos pudimos dar cuenta que de playitas la isla no está pero que nada mal. Hay para elegir y para todos los gustos.


Una vez de regreso en Hora, nos vamos a cenar y esta vez elegimos el Restaurante Kostas. Lo más rico a destacar aunque todo esta bueno, el postre. Nos pedimos unas baklavas que son unos pastelitos típicos hechos básicamente de hojaldre, pistacho y miel.
Esta noche nos apetece fiesta, así que nos metemos entre el mogollón en busca de un local guapo para tomar algo tranquilos. Vemos varios pub aceptables pero elegimos uno con buenas vistas de los molinos que se llama “Veranda”. Durante el día es restaurante pero al llegar la noche se transforma en chillout. Nos tomamos un par de “birras” por las que nos clavan 6 € por cada una. Menudos precios se gastan los cabrones. Las callejas son un auténtico río de gente con gana de marcha pero la verdad es que no vemos a nadie pasado de copas. Es verdad que con estos precios para llegar a "mamarse" hay que vender un riñón y dejar apalabrada una córnea.


Habíamos leído en alguna parte, que aquí en Hora hay un local que se llama “El Diablo” y que pinchan música latina. Damos con el sitio, tratamos de entrar pero dos gorilas entrajetados nos lo impiden.
Nos miran y dicen muy serios: "Only for english" y nos señalan con el dedo que nos larguemos. No puedo negar que me entró un pelin de mala ostia pues no llevábamos tan malas pintas, claro que tampoco tenemos cara  de guiris inglosajones, eso no. Nunca supimos si era un local de música latina.
Después de este despecho ya no buscamos más, cansados de todo un día sin darnos tregua regresamos al hotel. Son las 2:00 pm.


RUINAS DE LA ISLA DE DELOS

Viernes día 30 de julio del 2004

Son las 8:00 am y ya estoy danzando por la habitación, tengo que devolver el coche temprano y lleno de gasolina tal como me lo entregaron, sino nos cobran suplemento y no estoy dispuesto a pagar más. Ya nos salió suficientemente caro el puto coche enano, 67 € por 24 horas de alquiler, un auténtico palo, pero no teníamos otra elección si queríamos conocer a fondo la isla

Trato de buscar una gasolinera y voy yo solo, sin Carol, que es mi guia y copiloto. Pero no tengo problema, no muy lejos encuentro una, lleno el depósito y regreso sobre mis pasos sin perderme. Y os aseguro que por aquí eso no es tan fácil. Estos indicadores en las carreteras son para volverse loco. Dieciséis nombres en uno solo y en dos idiomas. Coño, es imposible leerlo todo sin parar el coche.

Sin demora devuelvo el cochecito, que no era un 4x4, pero se comportó en muchos tramos como tal, todo un campeón. En total recorrimos 107 km. y pudimos  ver todo el contorno de la isla que es realmente pequeño.
Le digo "bye, bye" al tío del rentacoches y me largo al hotel para desayunar.
-"Coffee with milk and sugar, please y unos bollos de esos"-, espanglish en toda regla. Bueno, ya se más ó menos pedir el desayuno solo un problema. La leche es como las que te dan en los aviones del tamaño de un dedal.
Pero hoy no tengo tiempo para cuentos ni suficiente vocabulario para explicarlos, así que nos lo zampamos tal cual y bajamos caminando hasta el puerto que está a 15 minutos del hotel, donde nos espera un barquito para navegar a la isla vecina, Delos.
Esta es la excursión que nos vendió la touroperadora ayer. Yo ya había leído sobre lo interesante que era esta isla y nada más oír "Excursión a Delos" dije sin dudar, -Gabriela, apúntame dos para mañana-.


En la excursión a Delos coincidimos con Carmele y Maijo las chicas vascas que se alojan en el mismo hotel que nosotros. Nos contaron que ellas tambien van a hacer el mismo tour por las mismas islas y los mismos días. Osea que vamos a tener al menos alguien con quien charlar en español y pedirnos ayuda mutua en caso de necesidad.
Atracamos en la islita de Delos donde nos espera la guia que nos dará las explicaciones de lo que veamos en el complejo arqueológico.
La mujer tiene tantos años como el fondo del mar pero ¡¡ ostias !! es una cachonda, super simpática, habla perfectamente español y nos muestra cada uno de los secretos de las ruinas de la metrópolis de una forma super amena.


Esta es una vista panorámica de la metrópolis donde se aprecia la Stoa sur situada a la derecha de la Vía Sacra ó al menos eso nos dice la mujer. Yo lo que si veo es que aquí no escatimaron en mármol.


En otro momento nos muestra el pozo interior de un palacio, en el que se aprecian claramente las marcas dejadas en su brocal por las cuerdas con las que izaban los cántaros con agua.
La señora además de hablarnos de arqueología tambien nos cuenta de su vida y resulta que fué maestra de escuela de niños de primaria. Ya está jubilada pero se nota su deformación profesional , pues nos da las explicaciones como si nosotros todavía fuéramos niños. Desde luego, resulta muy gracioso y no cabe duda que es una dinámica espléndida, pues nunca antes había estado tan entretenido oyendo historias sobre piedras viejas. Además, el cuadro no deja de ser surrealista, pues tras cada explicación nos hace repetir a coro sus palabras para comprobar que estamos atentos.


La acrópolis esta llena de curiosidades, desde columnas, hasta mosaicos intactos hechos con minúsculas teselas. En la antigüedad esta isla fue un importantísimo puerto, sobre todo entre los siglos  III y II a.C, con un enorme mercado de productos procedentes de todos los rincones de Europa, Asia y África. Como dice la guía esto fué un gran supermarket de la época.


Nos mostró mansiones con enormes columnas de mármol blanco, la mansión de Cleopatra y Dioscurides. Dos estatuas descabezadas representan a sus dueños que lo habitaron en el siglo II a.C. También nos enseñó tiendas que aún conservan sus mostradores, de mármol, claro está. También se ven trozos de estucos en algunas paredes que aún brillan sus colores al sol, incluso nos enseñó la más antigua agencia de viajes. Una estancia con una ventanilla que da a la calle donde se expedían pasajes de barco.


Al norte del pórtico de Antígono, se extiende el ágora romana con el lago sagrado, seco en la actualidad, y la famosa Terraza de los leones del siglo VII que servían como protección simbólica del lugar. Originariamente eran nueve, pero ahora solo se conservan cinco. Uno de ellos fué llevado como botín a Venecia a finales del siglo XVII. Ahora los que vemos son reproducciones, los originales están en el museo.


También existió un enorme teatro construido en el 300 a.C. con una capacidad para 5.500 espectadores. Desde la parte de abajo se pueden apreciar las filas de asientos colocados aprovechando la pendiente natural de la colina.


Y algo realmente impresionante y curioso. Aún existe una gran red de canalizaciones subterráneas que recogen el agua del monte Cintos, convirtiendo el subsuelo de toda la acrópolis en un lago subterráneo. Y lo más impresionante es que aún hoy funciona a la perfección.
Esta acrópolis fué declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1990, una auténtica maravilla de la antigüedad digna de visitar.


Después de la interesante visita de la ciudad, terminamos el circuito visitando el interior del Museo Arqueológico de Delos, construido en 1904 por la Sociedad Arqueológica de Atenas.
En él hay piezas encontradas en la isla que van desde la prehistoria hasta el periodo Helenístico tardío. Aquí estamos junto a la estatua completa de Apolo pisando escudos de Gálatas.

Bueno, ya damos por finalizada la visita, el sol pega fortísimo y es hora de comer así que embarcamos de nuevo y regresamos a Miconos.
La corta travesía por las azules aguas del mar Egeo en calma total es una auténtica gozada. He de decir que me apasiona el mar y navegar, osea que aquí de isla en isla estoy en mi salsa.


De nuevo en Miconos, nos damos unas vueltas por "Hora", para ver sus rincones y edificios más fotogénicos como la Iglesia de Paraportinai de 1425. Cada rincón del pueblo es una preciosidad, todo es digno de fotografiar.

Por fin encontramos una sombra fresca muy acogedora en la terraza de un restaurante y mira por donde la carta está en español, ahora que me estaba acostumbrando al "pichinglish" e incluso al griego, jejeje, es broma. Al menos trato de usar algunas palabras en griego que voy aprendiendo, más que nada porque a la gente de aquí les resulta simpático, realmente les gusta cuando ven que intento decir algo en su idioma.
Comemos estupendamente como es costumbre por aquí y de nuevo suelto el “ton logariasmó, parakalo” al camarero. La verdad es que no cuesta nada ser amable.


Para bajar la comida nos damos un relajante paseo por los rincones del pueblo. Todo nos llama la atención, las casas tan blancas, el contraste de puertas y ventanas azules y rojas, cúpulas de pequeñas iglesias destacando entre ellas, que dicen que son tan pequeñas porque son familiares, o sea, que algunas familias rezan y cuida de su propia ermita.


Las calles empedradas tambien tienen las juntas encaladas, es tan chulo que da pena pisar el suelo. Son calles tan estrechas que los repartidores usan unas furgonetas tan pequeñas que solo coge el conductor y aún así pasan a dos dedos de las paredes. Yo creo que las fabricaron especialmente para esta isla.


Otros vendedores son ambulantes y aún reparten la mercadería como antaño, como esta señora que va con su burro cargado con alforjas. Y precisamente con ella me ocurrió una buena anécdota.
Estoy fotografiando la calle, cuando de pronto proclama a voz en grito lo que está vendiendo y entre otras cosas dice.- ¡¡Patates!!, ¡¡Panoyes!! Me quedo con los ojos como platos. Acaba de oír dos palabras que se pronuncian exactamente igual que en mi tierra, en Asturias. En nuestro "bable", a las patatas las llamamos "patates" y a las mazorcas de maíz, "panoyes" y eso es precisamente lo que lleva la mujer en el burro. No me lo puedo creer, parece una broma. No cabe duda que tenemos la misma raíz lingüística.


Entre vueltas y revueltas nos encontramos en plena calle una estampa increíble, un grupo de pelícanos. Unos bichos enormes que nos llegan al pecho y lo mejor, es que son totalmente dóciles y posan para las fotos. Al parecer, entre mito y leyenda, hay una historia que así se cuenta.

- Allá por 1954 tres pelícanos que migraban hacia África, debido a una tempestad, se tuvieron que refugiar en Mikonos. Dicen que dos de ellos murieron pronto pero quedó uno al que bautizaron como "Petros". Un pescador, Zeódoros, lo adoptó y cuidó haciéndose tan célebre que hasta la propia Jackie Onassis mandó dos pelícanos más para que le hicieran compañía, pero tampoco estos vivieron mucho. El célebre Petros llegó a vivir 29 años en la isla convirtiéndose en una celebridad. Ahora Petros esta disecado y expuesto en el Museo Etnográfico de Miconos.



El azul intenso del cielo, las vistas del mar y sobre todo el fortísimo calor nos anima a pasar el resto del día en alguna playa cercana. Vamos al hotel y preparamos la mochila con los bártulos de playa. Tenemos que tomar un bus que nos lleve a alguna, nos da igual cual, todas son guapas. Parece fácil elegir pero error, no es así.


Llegamos a una plazuela donde hay estacionados seis u ocho autobuses. En el suelo apoyada en un árbol una pizarra de estas negras, donde escrito con tiza y mala caligrafía pone horarios y destino, pero es ilegible para nosotros. Es inútil intentar entenderlo y preguntar sin tener ni puta idea de ingles lo doy por descartado.
Decidimos, ponernos en manos del destino. Subimos al autobús que tenemos más cerca y probamos suerte a ver donde nos lleva. Conseguimos un hueco entre estrujones y empujones y partimos con rumbo incierto. La gente de pie abarrota el pasillo, el calor roza lo angustioso y el olor a humanidad es tan espeso que cuesta respirar. El autobús hace paradas en varios pueblos y finalmente objetivo cumplido ¡¡ Playa a la vista !!


Resulto ser Agio Sostis Beach. Nos parece perfecta. Es una bonita playa con sombrillas de paja y hamacas y a estas horas de la tarde apenas hay turistas. La casualidad nos hace coincidir de nuevo con las chicas vascas que ya empiezan a ser buenas colegas. Disfrutamos de la tarde de playa y ya viendo la puesta de sol decidimos regresar. Volvemos a la parada de bus a probar suerte para regresar a “Hora”. Son las 8:15 pm. y enseguida se hará de noche. Regresar al pueblo resultó más sencillo y en cuanto nos bajamos, nos sentamos en una terraza para dar buena cuenta de dos “Giros pita con patatas fritas y salsa sasiki. Que rico, nunca habíamos probado algo parecido.


Ya bien entrada la noche regresamos al hotelito. Hace calor, así que salimos al balcón a tomar el fresco y coincidimos con la pareja joven que vinieron desde Barcelona, Kenneth y Ana. Nos liamos a charlar y cuando nos damos cuenta es la 1:30 am. Congeniamos muy bien, parecen buena gente. Durante la larga conversación Kenneth nos cuenta una anécdota. Dice que viniendo en el avión de Barcelona a Mikonos junto a él iba sentado un hombre. Kenneth se puso a buscar sus auriculares pero no aparecían y el hombre que viajaba a su lado al percatarse de ello le prestó unos suyos evitando que se los tuviera que comprar a la azafata en el avión cobrándole por ellos un ojo de la cara. Quedó muy agradecido de aquel hombre. Lo curioso del caso es que aquel hombre era yo y ni siquiera me acordaba de ello y tampoco me había fijado en su cara. Por eso que bueno es hacer el bien y no mirar a quien. Definitivamente el mundo es un pañuelo.
La noche es estupenda, no apetece nada irse a dormir pero mañana nos cambian de isla y el ferry no espera por nadie.



ISLA DE PAROS
Sábado día 31 de julio del 2004

Madrugamos un día más para hacer las maletas, Paros nos espera. Cuando trato de hacer mi maleta se me queda en las manos hecha cachos. La manilla se desprende y se forma un agujero que por él entra mi cabeza. En el vuelo me la dejaron como un sándwich atropellado. Así que no me queda más remedio que tirarla directamente al contenedor y acercarnos al pueblo a comprar otra para seguir viaje.


Ya en la recepción del Sourmeli, esperamos pacientes el bus que quedó de recogernos a las 12:00 am. Nos despedimos de la señora de la casa-hotel y yo lo hago con un “gero polí”, o sea “encantado de conocerla”y tras mi osadía, descojonación general. Me la acababa de aprender del diccionario de mi guía de viajes. Junto con nuestros nuevos amigos, nos trasladan al puerto viejo para esperar el ferry. Ya somos seis para compartir el viaje y coleguear.


Nos tomamos algo fresco antes de embarcar y pronto vemos como se va formando una larga cola. Tenemos que buscar nuestro hueco entre la gente o no conseguiremos un lugar cómodo dentro del barco. Así que echamos a correr. Hay muchísima gente. Caminamos deprisa esquivando el gentío arrastrando nuestros trollyes de 20 kg. Yo voy abriendo formación y de pronto, siento “troc, troc”. Pensé que acababa de tropezar con alguna piedra pero miro atrás y veo una rubia con sandalias pegando brincos cogiendose los pies. La ostia, lo que atropellé fueron sus dedos. Le digo con cara de susto “sorry, excuse me” y me responde a grito pelao, “fuck off” y alguna cosa mas que no le entendí. Busco con la mirada al resto que vienen detrás y me los encuentro tiraos por el suelo descojonados de la risa. Cuando se calman un poco les pregunto si saben lo que me decía la rubia atropellada. Me dicen- ¿que te imaginas?, pues de todo menos guapo. Y de nuevo descojone general.
Veinte minutos mas tarde y ya casi dejando las risas avanza la cola y vamos poco a poco subiendo al ferry. Embarca de todo, coches, camiones, maletas y pasajeros. De pronto en el suelo y me encuentro una pequeña cámara fotográfica digital. Miro alrededor y no veo a nadie buscándola. La mantengo a la vista pero un rato largo después nadie parece que la eche en falta. A lo mejor en el barco se da cuenta su dueño y pregunta por ahí. Yo no me separo de mi nikon f55 analógica pero mira sería un comienzo para ver como es esto de la fotografía digital. La verdad es que la cámara es una auténtica mierda que no vale dos duros, es una Jenoptik. Es de pésima calidad.

Ya embarcados, comemos, charlamos, tomamos el sol en cubierta y nos lo pasamos de puta madre contando anécdotas durante todo el trayecto. El traslado dura dos horas  hasta que finalmente avistamos la isla de Paros.
Atracamos en el puerto de Paroikiá donde nos recoge un bus que nos lleva a los hoteles. Los catalanes en el ”Hotel Vaya” y a las vascas y a nosotros dos, a un par de kilómetros en el “Hotel Roses Beach”


Aún así la suerte esta de nuestra parte, el hotel está situado sobre la ciudad con preciosas vistas de la concha que forma la bahía. Que guapísimos atardeceres vamos a tener desde aquí.


Además de las vistas tenemos una maravilla piscina y unas buenísimas instalaciones, con esto ¿quien necesita bajar a la playa?. Este si es un hotel de los de verdad.
Llega la guía de Iberojet para darnos nueva información pero hay un problemilla. Habla tres idiomas correctamente pero casualmente ninguno coincide con el nuestro. A veces las agencias de viaje tienen estos detalles, lo mismo van y te regalan una camiseta o un pareo que te ponen una guía a la que no entiendes ni "papa", son muy detallistas y muy majos. Después de un buen rato diccionario en mano tratando de sacar algo en claro, nos damos por enterados al menos del día y hora del traslado a la siguiente isla, con eso tenemos más que suficiente. Ya nos haremos la vida como de costumbre.

Bajamos al pueblo para encontrarnos con Kenneth y Anna. Damos una vuelta y de paso buscamos un Rent-a-car donde alquilar un coche a medias para rular por la nueva isla. Esta vez es Ana la que hace el trato pues es la única que habla inglés de los cuatro.
Ya cae la tarde y la cena también se cae en el restaurante Aeolo, un sitio con una hermosa vista del puerto. Si Mikonos es guapa, Paros no se queda atrás, estamos disfrutando a lo grande.


Regresamos al hotel y disfrutamos de la calma de la noche en las hamacas de la piscina mirando las estrellas, las vistas del pueblo desde lo alto, de la bahía y de las luces del puerto reflejándose en el mar. Esto es vida si señor.

Domingo día 1 de Agosto del 2004 


Amanece un día hermoso de sol, así que me tiro de la cama bien temprano, eufórico. Nos vamos a desayunar y suelto la frase que se de corrido, no sin cierta sorna claro.”Coffee with milk and sugar, please”. No puede ser, aquí también nos ponen mini dedal de leche. Esto hay que solucionarlo. A falta de comunicación tiramos de picaresca. Yo me pido café solo y Carol leche sola, un buen vaso para cada uno. Mezclamos los dos y "voila" ya tenemos dos vasos grandes de café con leche. Hay que utilizar el ingenio a falta de idioma. Otra rareza griega es que nos ponen higos maduros en el desayuno.

No demoramos mucho la bajada al pueblo en busca de nuestros nuevos amigos los catalanes y cuando aparecen vienen acompañados de otras dos parejas de españoles que conocieron en su hotel, Paco y Pepe de Alicante, e Inma e Iñaki de Navarra. Estupendo, ya somos diez amigos con ganas de marcha. Nos presentamos y enseguida contamos nuestro plan de compartir coches de alquiler para ahorrar pasta. Así que vamos enseguida al rent-a-car pero nos dicen que no hay nada hasta al menos las 10:30 am. así que toca esperar.. Finalmente quedó un primer coche libre a las 12:00 am.


Me dicen que este sea para mi, un Suzuki Samurai descapotable que no está mal. Lo único malo es que solo pueden ir cuatro personas. En vista de esto Kenneth y Anna prefirieron pillar una moto por no perder más tiempo. Estoy contento pero en cuanto arrancamos ¡¡coño!!, el coche es una auténtica mierda, está echo polvo. El volante tiene una holgura tan exagerada que hay que girarlo quince centímetros para cada lado antes de que las ruedas se inmuten. .
Pensamos en esperar a los demás, pero en vista de que no llega ningún coche decidimos irnos los que tenemos vehículo, el resto ya nos alcanzarán cuando consigan uno.
Allá vamos ruteando por la isla, con mi descapotable pegando botes, dando tirones y yendo de cuneta a cuneta. Con la dirección así es dificilísimo dominarlo, es un sufrimiento, menos mal que hay poco tráfico.


La primera parada que  hacemos es en la playa de Limnes en Náousa.


Náousa es un pueblín pesquero guapísimo. Según dicen es el destino cosmopolita de los ricos, repleto de tiendas de lujo y bares elegantes. Tenemos hambre y aún no sabemos nada del resto de la gente así que vamos a llenar la panza a algún restaurante. Media hora después aparece el resto del grupo con su cochecito de alquiler.


Después de comer nos dedicamos a disfrutar del pueblo, visitando algunos lugares como la Iglesia Ortodoxa situada en el puerto.


Náousa tiene un rompeolas único. Las ruinas de un castillo veneciano que poco a poco se van desmoronando y hundiendo en el litoral.


Ya todos juntos seguimos ruta hasta Kostos, un pueblo subido a las colinas de Paros a 160 metros sobre el nivel del mar. Tiene buenas vistas de la bahía de Molos y de las colinas que lo rodean, Kefalos y Antekefalos. En el centro del pueblo destaca la iglesia parroquial de San Panteleimonas. 
En todo el rato que llevamos paseando por el pueblo no nos encontramos con nadie, esta totalmente desierto, excepto por los gatos que pululan por todos lados.


En nuestro deambular nos parece ver un buen mirador para hacer fotos. No nos lo pensamos, abrimos una pequeña portilla y tomamos las escaleras todos en tropel hasta arriba. Nos topamos cara a cara con una pareja que se quedan alucinados al vernos. Nosotros quedamos helados, nos sabemos que decir. Nos acabamos de colar en la azotea de una casa particular. Pero no pasa nada, una vez resuelto el equívoco y para colmo de la hospitalidad nos invitan a sentarnos con ellos y se prestan a hacernos todas las fotos que queramos.
El arroz que se estaban comiendo se les quedó mas seco y frío que la mojama. Nos vamos dándoles mil gracias y ellos tan felices con una sonrisa de oreja a oreja. ¡¡Que maravillosas personas hay por el mundo!!


Lefkes es otro pueblo hermoso del interior que aún está más alto que Kostos, pero casi tan desierto como el anterior. Cerca de aquí estan las canteras de mármol de Maráthi cuyas ultimas piedras extraídas fueron para la tumba de Napoleón.
Solo encontramos en Lefkes un pequeño bar abierto, muy chulo, con una sombra de arbolitos y enredaderas y estamos sedientos, así que nos tomamos unas limonadas y unas birras que nos supieron a gloria. Nos preguntamos donde anda la gente, pero en el mismo momento caemos en la cuenta que es medio día y todo el mundo se guarda del sofocante calor excepto los turistas, esos valientes sufridores. Después de hidratarnos a la sombra, de nuevo nos ponemos en movimiento.¡¡Menudo equipo formamos!!


Pasamos por la playa de Kolimbrites, ¡¡Alto ahí!! Una gozada de rincón, rocas de granito esculpidas con extrañas formas por el efecto de mar y el viento a lo largo de los siglos. De hecho se considera una de las playas más bellas de Grecia.
Tenemos que quitar el calor, así que nos metemos al agua fresca de la bahía de Náousa ó bahía Plastira.


Disfrutamos haciendo snorkel y tomando el sol, pero hay que andarse con ojo donde se pone el pié pues está plagado de erizos de mar. También podemos ver cantidad de pececillos de colores, sin duda es un lugar paradisíaco.

Llega el final del día y tenemos que regresar al hotel, pero de regreso hago una paradita de cortesía en el rent-a-car. Nunca vi hacer un negocio con tan pocas palabras. Mi cara lo dice todo y la chica del rent-a-car sin mediar palabra me hace cambio de coche ipso facto. Sabía muy bien la mierda que nos había alquilado esta mañana. El nuevo coche no es un Mercedes pero al menos todo funciona correctamente.


Después de ducharnos y ponernos ropa más elegante, volvemos a Náousa a cenar. Hay muchísima gente por las calles, bares y restaurantes, el pueblo esta a tope,- ¡¡joer!! hasta hay malabaristas y come fuegos, vaya fiestón que tienen aquí montado por las calles.

No tardamos mucho en dar con una taberna que nos gusta y entramos. Nos sentamos y empezamos a mirar la carta. Pero como no acaban de decidirse tomo la iniciativa y me voy a la vitrina del pescado a ver que pinta tiene. El camarero se acerca a mi y empezamos a charlar como si nos entendiéramos. A partir de aquí se montó la comedia. Imagínate un griego parloteando conmigo en inglés y yo que hablo medio en asturiano. Finalmente nos dejamos aconsejar y cenamos estupendamente y cuando le decimos que ya esta todo bien el camarero hace levantarme, coge dos vasitos los llena de "Grappa" y me dice:
-You are the Capo-
 (Tu eres el Capo)
Chocamos los vasos y nos echamos al gaznate la bebida rascosa. Cuando le intento explicar por gestos que ponga chupito para todos va y suelta:
-Only drink the Capo-
(Solo bebe el Capo)
Yo en mi papel, utilizando mis tres palabras en griego le digo con tono sobre actuado,
- Ton logariasmó parakaló-
(La cuenta por favor)


La verdad es que fué una cena muy entretenida y desde ese momento me nombran el traductor e interprete oficial de griego, ¡¡que cabronazos!!. Lo estamos pasando de puta madre, formamos una piña, a pesar de que tan solo hace dos días que nos conocemos. Un par de copas después, sin alcohol para los conductores y regresamos al hotel encantados del buenísimo día que pasamos.





El chupito que me tomé con el camarero, lo que aquí llaman "Grappa" no es más que aguardiente de orujo con graduación alcohólica que varía entre 38º y 60º grados. Se obtiene por destilación de orujos de uva, es decir las partes sólidas de la vendimia que no tienen aprovechamiento en la propia elaboración del vino.















CUEVA DE LA ISLA DE ANTIPAROS
Lunes día 2 de agosto del 2004

Pocas horas de sueño y ya en pie para reunirnos con la gente en el otro hotel, todos excepto Kenneth y Anna, que alargaron la noche y se les pegaron las sábanas. Nos vamos de ruta, no hay problema ya la parejita nos alcanzará más tarde con su moto.


Salimos de Paroikiá dirección sureste y llegamos hasta el Moní Christou Dásous o sea el monasterio de Cristo de los bosques que está a 15 km. desde el que disfrutan de preciosa vista sobre gran parte de la isla y del mar. En este monasterio las mujeres solo pueden entrar al santuario, el resto lo tienen vedado. Aquí está enterrado el segundo patrón de Paros, Agios Arsénios.

Ya desde aquí lo siguiente que vamos a visitar es Petaloúdes, el valle de las mariposas en las faldas de Psychopianá. Es una especie de oasis verde en el que de mayo a agosto se reúnen miles de mariposas, todas de la misma especie cubriendo una gran zona de este valle. Las tienen sumamente protegidas. El parque está vigilado por varios guardas y para visitarlo hay que pagar entrada.

Yo en mi línea, me lío a hacer fotos a los bichitos voladores y solo se me ocurre a mí lanzar un pedrusco a la maleza para hacer que salieran volando todas las mariposas formando una nube y así conseguir una foto chula. La nube la que me cayó a mi.
¡¡Joder!! Nunca en la vida recibí un broncón tan grande como este.















Estas son la famosas mariposas de Petaloudes, las "artias atigradas de Jersey" (Euplagia quadripunctaria rhodosensis)

Próxima parada en Poúnta en un chiringuito junto al mar. Aquí nos alcanzaron los dormilones con su moto. Mientras tomamos unas cervezas, decidimos coger un Ferry y navegar hasta la isla que tenemos enfrente, la isla de Antiparos que parece ser que hay cosas chulas para visitar. No le damos más vueltas y embarcamos los dos coches y dejamos la moto aquí en Poúnta. 


Antiparos a la vista. En un tiempo esta isla estuvo unida a Páros por una pasarela, con esto podéis imaginar lo cerca que están.


Después de atracar y desembarcar los coches, nos dirigimos directos a lo que realmente nos trajo aquí. A la famosa cueva de Antiparos. Realmente preciosa, es un auténtico bosque de estalactitas y estalagmitas, descubierta según dicen durante el reinado de Alejandro Magno, desde la boca hasta el fondo hay 70 metros de descenso espectacular. 

Nos sorprendió ver un montón de estalactitas rotas y sobre todo la cantidad de grabados hechos en muchas de ellas. Algunas de estas firmas datan de principios del siglo XX pero otros no son precisamente modernos, firmas hechas en épocas bien antiguas. Algunas del siglo XIX de 1876, 1889, incluso  la de Lord Byron aparece en una de ellas y este tío ya murió en 1928 osea que tela. 
¿Quien sería ese tal "Gladiateur" que firmo en 1876?


Cuando salimos de la cueva ya es hora de comer. Bajamos hasta el borde del mar, hasta la playa Despotiko Bay y frente a ella encontramos una bonita taberna con muchas mesas vacías. Nos sentamos con mucho apetito y pedimos de todas las delicias del lugar. Todo excelente, salvo un pequeño detalle, la gente de aquí son tan tranquilos que cuando conseguimos comer el segundo plato, ya teníamos hecha la digestión del primero, que lentitud por dios. La tarde la rematamos nadando en una playa cercana, casi desierta, de aguas claras poco profundas. Disfrutamos a lo grande, hasta teníamos en las cercanías restos de poblados antiguos. Pepe y yo nos fuimos a buscar trozos de cerámica por el entorno. El me enseñó, que en todas las excavaciones tiran restos sin interés para los arqueólogos, pero que si pueden ser interesantes para nosotros. Algo siempre se puede encontrar en las escombreras como souvenir que además de gratuito es auténtico. Claro, solo puedes encontrar trocitos pequeños, asas de vasija, trozos de platos, restos de mosaicos que es una forma de traerte un poco de historia antigua sin hacer daño a nadie. Eso si, nunca se deben tocar las cosas que forman parte de los hallazgos arqueológicos, eso sería poco menos que expolio y pena de cárcel.


Se acaba la tarde, regresamos a Antiparos capital y nos disponemos a embarcar los coches de regreso a Paros.
La maniobra de embarque es un auténtico estrés. Hay un encargado que a voces y con gestos te indica donde debes aparcar. Esta se tiene que hacer marcha atrás y a toda leche. Hay que dejar el coche a 10 centímetros del que tienes al lado y salir pitando del coche pues ya hay otro coche que viene marcha atrás  para aparcar a 10 centímetros del tuyo. Quito el contacto, cojo mi cámara y salgo del coche a la carrera. Atravieso la plataforma de cubierta y cuando llego a las escalerillas de la cubierta superior un tío cachas de mas de 1,90 m. me frena agarrándome por un brazo y me dice algo en inglés con cara de pocos amigos. Yo como no entiendo nada le digo:”No,no”, como el que rechaza un vendedor de alfombras marroquí. Trato de soltarme e irme pero ¡¡ostia!! la cosa va a peor. Levanta aún más la voz y sin soltarme el brazo trata de arrastrarme al aparcamiento de cubierta. En ese momento empecé a dudar entre acojonarme, o darle una patada en los huevos, pero era muy grande.
Entre los coches oigo la voz de mi amigo Iñaki que me llama y dice:

-¡¡ Tenemos problemas!!, -no pusiste el freno de mano, el coche se fue hacia atrás y chocó con la esquina de la defensa de un 4x4 haciéndole un buen bollo. El tío que te trajo es su dueño-

En ese momento me quedo blanco como la nieve y no se que contestar. Gracias a dios Iñaki habla un poco de inglés y trata de entenderse con el dueño del 4x4 pero en este medio tiempo ¡¡boing!! la defensa del 4x4 recupera su forma original y no se nota ningún tipo de marca. ¡¡¡Uuffff!!!! que alivio. Me disculpo con un ¡¡Sorry!! y el Sansón me hace señas que no pasa nada, todo ok. Cuando llegamos Iñaki y yo a la zona de pasajeros me tiemblan las rodillas como gelatina. Las pasé realmente putas, que mal trago, joder. Es el momento en que piensas,-tengo que ponerme a aprender un poco de inglés-

Veinte minutos después estamos de nuevo en Poúnta. Ya de regreso en Paroikiá nos encontramos con las chicas vascas, que se habían quedado solas y, cenamos con ellas.


Para relajarme de las emociones del día y saltándome las normas del hotel, me doy un baño en la piscina a eso de las 2:00 am. Sublime final antes de irnos a la cama.


Martes día 3 de Agosto del 2004

Como todos los días, me levanto casi con el sol y ya con ganas de marcha. Es raro pero no me sucede lo mismo cuando tengo que ir a trabajar. Hoy la mayoría prefieren dormir la mañana menos Paco, Pepe, Iñaki e Inma, con los que nos vamos a rutear con los coches.

Inma nos tiene preparado para hoy visitar las canteras de Maráthi, unas canteras antiguas de mármol blanco, que dieron prosperidad a la isla desde la era cicládica hasta los romanos. De ellas se extraía el mármol para esculpir columnas y estatuas.
En busca de estas recorremos un montón de carreteras estrechas e incluso algunas pistas de gravilla pero no hay forma de dar con ellas. El caso es que en la lejanía distinguimos unos montes en los que se ve tierra y roca removida pero no encontramos la forma de dar con la carretera que nos lleve, están fuera de los circuitos turísticos y no tenemos ningún mapa que nos lo indique.

A cambio en un rincón perdido, encontramos el que parece ser el Monasterio de Agios Minas. Según las guías turísticas el más antiguo de la isla. En el tiempo que echamos un vistazo por fuera llega un taxi del que se baja un hombre mayor. Al parecer es el cura. Nos invita a entrar y el interior está echo un desastre.


Debe hacer siglos que no se pasa una escoba ni una bayeta a este antro. Está atestado de trastos viejos, escombros, basura y gatos, muchos gatos por todos lados, osea que tambien hay mierda de gato en abundancia.


El cura con pinta de indigente pasa por mucho de los 80 años. Nos llama la atención la gorra visera que lleva llena de “pins” de banderas de diversos países. Por lo que nos cuenta es un políglota, que lleva recorrido medio mundo. No cabe duda que es un tío muy enrollado y con muchísimas ganas de mostrar y describir todo lo que guarda su derruido monasterio.  Incluso nos quiere poner algo de beber, a lo que nos negamos en redondo aunque con amabilidad. No me puedo imaginar como estará la vajilla viendo como está este gallinero. No para de hablar y hablar, nosotros asentimos con la cabeza pero por supuesto no le entendemos ni media, a excepción de Inma que habla ingles y que nos traduce algunas cosas a posteriori. No con poca dificultad conseguimos zafarnos de él con la excusa de que tenemos prisa, cosa que es cierta pues tenemos que devolver los coches antes de las 12:00 am.


Ya sin coches solo nos queda recorrer el pueblo de Parikia a pie.
Visitamos un cementerio griego y la Iglesia de Panagia Ekatontapylianí, uno de los mayores monumentos bizantinos de Grecia, construido en el siglo IV. En realidad solo se pueden contar 99 puertas y según la leyenda cuando se encuentre la puerta numero 100 Constantinopla volverá a Grecia. 
Aquí les “birlamos” unas chapitas doradas que los fieles ofrecen como exvotos para rezar por sus movidas. Siempre me dan que pensar estas pijadas de las religiones. En la chapas hay representados brazos, piernas, cabezas, incluso en una hay una casa y seguramente que hay para todos los gustos. Para nosotros son solo souvenir gratuitos.
Lo cierto es que no nos fué fácil burlar la vigilancia de un cura barbudo que nos estuvo controlando desde que nos vio entrar en la iglesia. Paco y Pepe se van al hotel con su botín, mientras nosotros comemos con Iñaki e Inma en una terracita estupenda y después en un bus nos vamos los cuatro en busca de los catalanes. Habíamos quedado de encontrarnos en Poúnda pero por aquí no los vemos. Bueno, da igual, la playita en la que estamos es preciosa así que nos quedamos.


Tomamos el sol, nos damos baños en el mar y nos entretenemos con un pequeño pulpo buena parte de la tarde. Va cayendo el sol así que regresamos a Paroikiá y acabamos el día tras una rica cena. Cuando mas tarde nos encontramos con Kenneth y Ana nos dijeron que habían pasado el día en Poúnda Beach. Claro, son dos sitios diferentes con mismo nombre, por eso no nos encontramos.



ISLA DE NAXOS
Miércoles día 3 de Agosto del 2004

Hoy madrugamos al igual que todos los días, aunque esta vez con más razón pues toca rehacer maletas y cambiar de isla. Próximo destino Naxos. Se supone que nos llegaría un fax al hotel con el horario de recogida, pero no llega y nos preocupamos un poco. Espero que no perdamos el ferry.
Para relajarnos mientras vienen a buscarnos, nos damos un baño en nuestra piscina de lujo con vistas, como dice Kenneth.


Bien entrada la mañana llega por fin el bus que nos traslada al puerto.
Más de una hora esperamos para embarcar, hay muchísima gente esperando en el puerto ya que Paros es el núcleo de la red de transbordadores de las islas Cicladas.

Navegamos una hora y media aproximadamente lo que nos permite disfrutar tranquilamente del mar y del sol, dejando atrás pequeños islotes plagados de aves marinas, todo un espectáculo.

Tenemos nueva isla a la vista, Naxos, hermosa desde el mar. Atracamos en el puerto de Chora, que es su capital.
No cojemos todos en el mismo hotel y nos quieren separar, pero esta vez quedamos solos Carol y yo. Y el que nos toca está nada menos que a 500 metros. No mola nada así que hacemos una reclamación conjunta y al final acceden a cambiarnos de hotel. No estaremos en el mismo pero si uno frente a otro en la misma calle. Nos dan el Hotel Argo, un edificio de dos plantas de altura muy coqueto, al estilo isleño con toques de casa rural.
















El paseo por el pueblo de Chora nos hace descubrir rincones preciosos, calles adoquinadas, arcos, un conjunto arquitectónico antiguo muy bien conservado.


Y el sitio más increíble de todos, un pequeño islote llamado Palátia frente a Chora, unido por una estrecha lengua de tierra.


En medio como un decorado de película vemos la gigantesca puerta de mármol de Portará.  Fué levantada en 522 a.C e iba a ser la puerta de entrada al templo de Apolo, pero dicho templo nunca llegó a ser finalizado.


 Además de la puerta de Apolo y la ubicación del islote aún el día no se conforma y nos regala una puesta de sol digna de los dioses del Olimpo. Uno de esos momentos que nunca se te olvidan.


Chora se transforma en una especie de zoco al anochecer con un laberinto de tienditas llenas de souvenir y detalles para los turistas. Es increíble el buen rollo que llevamos, cada vez nos lo pasamos mejor juntos, somos como los diez inseparables. Regresamos pronto al hotel, pues mañana tenemos que dar caña al par de coches que dejamos alquilados y la isla de Naxos promete.

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