Hay algo que no tiene precio y es despertarse sin despertador, mirar al techo y recordar que estas en mitad de tus vacaciones, que pasaste la noche en tu vehículo y que además no tienes que pasar por caja al irte. Esto es algo que muchos ya hace tiempo que experimentamos y algunos lo estan descubriendo en este atípico verano. De echo la nueva situación de contagio que vivimos fué el boom para que muchos se sumasen al club de los autocaravanistas y campers.
Salimos del coche y mientras damos un paseo por las inmediaciones para estirar las piernas vamos sopesando ideas para hoy. Por de pronto, el viento sopla tan fuerte como anoche, lo que nos va a hacer difícil por no decir imposible preparar el desayuno aquí donde estamos. Debemos buscar algún otro sitio de la isla que esté a sotavento. Creo que tenemos el sitio perfecto, el puerto Cabodeiro, ese puertin que visitamos ayer cuando llegamos.
Acertamos de pleno, estamos totalmente a resguardo del viento. Desayunamos de pie en plan barra de bar tras nuestro "picassito", sin ninguna parafernalia más. Sin perder tiempo nos ponemos en camino para visitar lo que ayer nos fué imposible, el Faro Punta Cabalo.
Y como esperábamos, nos encontramos tan solo con tres o cuatro parejas diseminadas por la zona que parece que tambien decidieron madrugar para disfrutar del lugar. El Faro Punta Cabalo fué construido en el año 1852 sobre una formación de rocas conocidas como "cons" erosionadas por el mar y el viento, No solo hay este tipo de rocas aquí sino que tambien se prolongan a lo largo del litoral arousano y que da nombre a una ruta marcada, "A ruta dos cons" que seguro que es chula.
El faro de Punta Cabalo se iluminó por primera vez el día 19 de octubre de 1853 justo el mismo día que el faro de Salvora. No fué casualidad, simplemente fueron construidos por el mismo ingeniero, Celedonio de Uribe que decidió que ese día se celebrara la inauguración de ambos.
A día de hoy sigue en funcionamiento pero ya desde el año 1924 de forma automática. Se fué aprovechando la jubilación de los fareros para ir automatizando todos los faros. Debido a la falta de uso de la vivienda del farero, esta se fué deteriorando rápidamente hasta que en los años 80 se decidió restaurar destinándola a una nueva vida. Se transformó en restaurante y así se evitó definitivamente su degradación y su probable derribo. Para mantener su estética original se prohíbe el uso de carteles y propagandas en sus fachadas.
Sin duda el punto geográfico donde esta situado el faro Punta Cabalo tiene un algo especial que nos hace sentir minúsculo mientras correteamos sobre las moles de piedra erosionadas y pulidas por la lluvia y el mar aunque conservan la aspereza de un pliego de lija. Y aún esta zona esconde algo que aún no conoce mucha gente. Hace años que se está tratando de introducir con éxito un animal marino especialmente frágil y minúsculo, una colonia de caballitos de mar. En realidad no aportan nada a la pesca, pero si a madurar las conciencias en temas ecologistas, atrayendo a buceadores que pagan para hacer excursiones submarinas.
Ya damos por visitada la isla así que nos vamos satisfecho y eufóricos. Pasamos por Villagarcía de Arousa pero no nos apetece parar, así que enfilamos directamente hacia Catoira que nos mola mucho más. Atravesando Catoira se llega hasta las famosas Torres del Oeste y así lo hacemos hasta llegar a el parquing que hay frente a la Oficina de Turismo a la que entramos para pedir información sobre el conjunto histórico que queremos visitar.
Para llegar a las Torres caminamos unos quinientos metros desde el aparcamiento donde tenemos en primer lugar los restos de una capilla prerrománica que dicen levantó un tal Diego Gelmírez y que dedicó al Apóstol Santiago.
Poco más adelante, pegado al cauce del río Ulla ya se recorta la silueta de las históricas Torres del Oeste. Hoy día solo se conservan medio derruidas, dos de las siete que en su día formada la importante fortaleza amurallada que mandó construir el Obispo Cresconio tras repeler un primer ataque vikingo al pueblo de Catoira y así proteger Santiago de Compostela de futuros ataques venidos desde el Atlántico.
En 1719 tambien esta fortaleza protegió con éxito el puerto de Padrón de un ataque de los ingleses. También defendió estas tierras de sucesivos ataques de piratas normandos y sarracenos allá por los siglos IX y X.
Con el paso del tiempo el recinto fué perdiendo su carácter defensivo cayendo en el olvido y llegando al estado ruinoso de la actualidad. Tras varias restauraciones, por lo que se ve fueron muy escuetas, se terminó declarando Monumento Nacional.
Lo que si perdura en el tiempo es la romería que desde 1960 se viene celebrando cada primer domingo de agosto para rememorar la importancia de la fortaleza de Catoira. Bueno, menos este año que el "bicho" consiguió lo que no pasaba en los últimos 100 años en tema de enfermedades pandémicas.
Los rivereños de la zona junto con los habitantes de la localidad danesa de Frederikssund, que está hermanada con Catoira, montan una simulación teatralizada de una invasión vikinga subidos en dos réplicas de barcos vikingos. Se caracterizan con ropajes, cascos y armas de la época montando una auténtica epopeya bélica que termina con una fiesta de confraternidad entre los dos pueblos. Esta movida fué declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional en el 2002
Como no hay nada ni nadie que lo prohíba no me resisto a subirme al Frederikssund, una de las réplicas de los barcos vikingos, y pasar un rato disfrutando como un crío. Tentado estoy de soltar amarras y largarme río abajo navegando hasta el mar.
En un principio celebraban esta fiesta de Catoira con un solo barco, el Frederikssund, hasta el año que se declaró Fiesta de Interés Turístico Nacional y fué entonces cuando construyeron un segundo barco basado en el Gokstad, un drakkar vikingo del siglo IX hallado en un túmulo funerario noruego.
Los drakkars eran las típicas embarcaciones que aparecieron en nuestras costas allá por el siglo IX Su nombre significa "Dragón" y su decoración estaba inspirada en estos seres mitológicos.
Ahora estas embarcaciones de veinte metros de eslora no deja indiferente a nadie que se acerque por aquí y no se guardan en ningún hangar ni museo, simplemente están aquí fondeadas en el río Ulla durante todo el año para disfrute de los visitantes.
Terminada la visita a las torres nos vamos en busca de un sitio tranquilo para comer y nos topamos con un área recreativa a las afueras de Catoira donde nos prepararnos una simple pero rica comida a base de latas y sopa instantánea de sobre. Hay que ser unos todoterreno, condición imprescindible para conseguir viajar de este modo tan low cost.
Ya hecha la labor nos vamos en busca de los "muiños" de "Pedras Muidas", osea, unos molinos de viento que tras su restauración se pueden visitar sobre una loma de 100 metros de altitud que hay cerca de Catoira. Desde esta loma podemos disfrutar de unas vistas estupendas de la ría de Arousa, del rio Ulla y a lo lejos incluso divisar las Torres del Oeste. Miramos el paisaje pero tambien echamos un ojo al cielo, pues ya desde que nos pusimos a comer esta amenazando con llover y los nubarrones que nos rodean no presagian nada bueno para esta tarde.
Curioseamos un poco por el entorno. Hay tres molinos reconstruidos y dos más que solo se ven los cimientos. Son bastante singulares, de doble aspa, con planta circular de una sola nave. El movimiento de las aspas se trasmitía a las piedras de moler por medio de una serie de engranajes de madera. Era una construcción típica de la zona y datan del siglo XIX.
Dejamos los molinos y nos marchamos con la intención de hacer una parada en Rianxo para pasar el resto de la tarde, pero cuando estamos llegando, definitivamente se echa a llover con todas las ganas. Solo se puede estar dentro del coche ó cobijados en algún bar en espera de que amaine. Pero esto no tiene ninguna pinta de amainar. Estamos bien jodidos, pues mirando en internet las previsiones da lluvias para el resto de la semana por toda Galicia. Con la absurda esperanza de encontrar alguna web que ponga algo diferente miramos y remiramos en el móvil todos los pronósticos habidos y por haber pero no hay variación. Todos están de acuerdo en la previsión de lluvias intensas y bajada de temperaturas.
El plantel no se ve muy halagüeño así que le damos una vuelta al tema y finalmente tomamos la decisión de dar marcha atrás y bajar al sur de Galicia. Así que nos vamos directos a A Guarda, al pueblo más próximo a Portugal. Ni cortos ni perezosos nos subimos al coche y sin hacer ninguna parada allí que nos plantamos. No dejó un momento de llover en todo el trayecto y cuando llegamos a A Guarda llueve aún más que en Rianxo. Lo hace con tanta intensidad y sopla tan fuerte el viento que aún parados nos menea el coche, así que no nos queda otra opción que buscar un hotel para pasar la noche. Dormir con este tormentón dentro del coche sería complicado, demasiado ruidosa la lluvia sobre la chapa.
Cogemos el móvil y a través de booking reservamos el primer alojamiento de precio razonable, el Hotel Juan. Cuando llegamos a él nos sorprende para muy bien. Es un sitio cojonudo, así que viéndolo aún nos parece más barato. No hay mal que por bien no venga, así que a disfrutar de las instalaciones, de una buena cama y una ducha caliente.
Siguiendo nuestra dinámica low cost cenamos en la propia habitación a nuestro estilo, calentando nuestra comida de lata en el mini-hornillo de gas. La verdad es que en un abrir y cerrar de ojos convertimos la habitación en una especie de acampada campestre. Por supuesto somos siempre muy cuidadosos con la limpieza y cuando nos vamos lo dejamos todo tal como lo encontramos.
Desde Galicia hasta Extremadura
Lunes 17 de Agosto de 2020
Ayer bajamos como recordáis, desde Rianxo hasta A Guarda sin parar ni un minuto de llover. Hoy amanece con igual o mayor ímpetu si cabe, así que la decisión esta clara, con mucho dolor de corazón nos largamos de Galicia. No nos resulta nada fácil, nos da un tremendo bajonazo pues nos vemos de nuevo rodando por secarrales y pueblos tristes y vacíos que nos recuerdan bastante a la famosa serie de zombies "Walking Dead".
Hoy desayunamos en el comedor del hotel pues lo tenemos incluido en el precio. Ya a las 10:00 am. estamos en carretera de nuevo con la dirección puesta de Hervás que está en la provincia de Cáceres. Tenemos por delante cerca de 550 kilómetros y la esperanza de ver el sol mucho antes de llegar tan al sur.
De camino paramos para hacer acopio de provisiones y agua pues estamos cortos de reservas. No deja ni un momento de llover y lo hace con ganas lo que resulta además de muy incómodo, bastante peligroso. Al menos rodamos sin apenas tráfico y por carreteras en buen estado.
Pasamos Vigo lloviendo, Orense lloviendo, pasamos media Zamora lloviendo y por fin a la altura de Tábara deja de llover, así que hacemos un alto en el camino en un área recreativa que nos topamos al paso pues ya tenemos hambre. Preparamos unas lentejas precocinadas de sobre que sorprendentemente estan pero que muy cojonudas. Un café de postre y continuamos viaje hacia Hervás.
Cada vez esta más despejado el cielo, cada vez se ve más trozo azul.
Cuando llegamos a Hervás tenemos un sol espléndido, pasando de los 14º C de Orense a unos agradables 27º C.
Lo primero que hacemos es sentarnos a tomar una cerveza para subir un poco el ánimo y aprovechar para buscar donde pernoctar esta noche. Park4night nos muestra 6 ó 7 sitios en esta zona pero cuando los vamos a ver no nos gustan nada, ninguno es área de autocaravanas como tal. Esta aplicación nos está cayendo un poco mal.
Entre todas las opciones elegimos la que hay en la parte alta del pueblo junto a un gran aparcamiento cerrado con bolardos y cerca del cementerio. Intuimos que este puede ser el lugar con mas paz y tranquilidad del pueblo. Pero se va haciendo de noche y vamos observamos un excesivo movimiento de gente joven, esto tiene pinta de ser el lugar de reunión de la chavalería para celebrar sus botellones.
No esperamos demasiado y decidimos cambiar de sitio. Después de dar algunas vueltas acabamos aparcados justo frente a la Casa de la Cultura y el Ambulatorio. Es una calle oscura, poco transitada y aunque a Carol no le gusta nada a mi me da el punto de intimidad que necesitamos. Por suerte tuve razón y dormimos toda la noche como troncos sin que nada ni nadie nos molestase.
Plasencia y Coria
Martes 18 de agosto de 2020
Carol tambien tuvo razón cuando dijo que en cuanto amaneciera nos tendríamos que marchar sin tan siquiera quitarnos las legañas y así fué. Buscamos un área recreativa que marca el TomTom y enseguida damos con él. Está a las afueras de Hervás y nos sorprendemos cuando nos topamos con que está al lado de un coso taurino de considerables dimensiones.
Al final no solo pudimos desayunar cómodamente si no que tambien nos pudimos dar un simulacro de ducha utilizando nuestra garrafa de 10 litros colgada de un árbol. Por cierto, tenemos que mejorar el método pues funciona como el puto culo. Regresamos a Hervás para hacer la compra y seguir nuestro periplo esta vez en dirección a Plasencia. Llevamos unos pocos kilómetros cuando vemos un cartel en la carretera que anuncia "Ruinas Romanas de Cáparra".-¡¡coño, eso me interesa !!- me dije-, me gustan las excavaciones y más si son de época romana. Por desgracia para Carol ella no es demasiado devota de estos sitios pero se resigna.
La cosa es que nos encontramos con más de lo que esperábamos. Bueno, el sitio no es que sea la bomba pero si destaca imponente un estupendo arco a cuatro caras (tetrapylum ó arco cuadriforme), que ahora es símbolo de la ciudad. Nunca antes habíamos visto otro de similares características en ninguna de las ruinas que ya visitamos en nuestro múltiples viajes. Dicen que es único en España. Su altura original se estima en 13,30 metros conservando adosados dos pedestales que probablemente sirvieran como soporte para dos figuras ecuestres hoy desaparecidas.
Son cuatro arcos unidos y orientados a los cuatro puntos cardinales en los que el NW-SO coinciden con la famosa Ruta de la Plata (iter ab Emerita Asturican) que pasaba justo bajo él. Debido a esto Cáparra fué una ciudad relativamente importante en época romana perteneciente a la provincia romana de Lusitania, situada en la comarca del valle del río Alagón entre Oliva de Plasencia y Guijo de Granadilla.
Contaba con termas, como toda ciudad romana que se precie , grandes villas, varios templos y hasta un pequeño coliseo del tamaño de una pequeña plaza de toros. En la foto se puede ver un aljibe aún con el revoco que lo impermeabilizaba y con restos de columnas en su interior.
En una de las caras del arco hay unas inscripciones que lo datan claramente en el siglo I en época Flavia erigido por Fidius Macer.
Fué en esa época cuando se protegió con murallas. Ahora solo se distinguen los cimientos de las torres circulares que flanqueaban la entrada principal las cuales contaban con paredes de gran grosor.
Todo estos detalles y mucha más información fué explicada en el Centro de Interpretación que hay a la entrada de la Ciudad de Cáparra, por cierto, la entrada al yacimiento es totalmente gratuita.
No hay tiempo límite para la visita pero a las 2:00 pm cierran la excavación para comer así que como es lógico seguimos nuestro camino. Ya no hacemos más paradas hasta llegar a Plasencia.
Plasencia no decepciona para nada, en realidad sorprende bastante. Tiene un gran patrimonio histórico que además está muy bien conservado. De mano nos toparnos con un acueducto que no es tan grande como el de Segovia pero sigue siendo realmente chulo. El Acueducto de San Antón mide 300 metros y tiene 55 arcos, es de época medieval, del siglo XVI y se construyó para suministrar agua a la ciudad desde las sierras cercanas.
Frente a la Puerta del Sol nos encontramos con la figura ecuestre de Alfonso VIII que fué el fundador de la ciudad en el año 1.186.
Por si no lo sabéis, las estatuas que representan personajes a caballo tienen su significado. Si el caballo tiene una de sus patas delanteras levantadas significa que el personaje en cuestión murió a causa de las heridas recibidas en combate. Si en cambio tiene las dos patas delanteras en el aire es que murió en batalla. Y si tiene todas las patas posadas en el suelo es que murió por causas naturales.
Aquí al igual que muchas ciudades, tampoco falta el cartelito con el nombre para los selphies y este está justo frente a la Puerta del Sol, que por supuesto no tiene nada que ver con la Puerta del Sol de Madrid. Eso sí, esta es la más importante de todas las puertas de la muralla y en la que se encuentra esculpido además del escudo de los Reyes Católicos, los escudos de Plasencia y tambien la Virgen de la Estrella metida en la hornacina de su parte superior.
Callejeando llegamos hasta la Plaza Mayor donde vemos el edificio del ayuntamiento de 1966. Fijándonos en la torre de la izquierda vemos un muñeco vestido de verde, es el famoso Abuelo Mayorga que hace sonar las campanas a cada hora siendo hoy día el símbolo de la ciudad. Esta especie de autómata no es el original pues el primer se instaló en el siglo XV y claro está, a lo largo del tiempo se fué sustituyendo, supongo que se irían pudriendo por estar a la intemperie.
Hoy en Plasencia está apretando muchísimo el calor así que decidimos sentarnos en una terraza de la plaza Mayor para descansar mientras tomamos una cervecita.
En cuanto posamos el culo el ansias del camarero sin darnos tiempo a reaccionar nos pone mantel, cubiertos y carta con el menú sobre la mesa. Para nada es nuestra intención comer aquí pero su estrategia funcionó, pues ya que esta puesta la mesa nos quedamos. Si el destino nos pone el plato bajo la barba pues no decimos que no.
Yo en mi línea de ser el original que quiere probar cosas típicas, me pido unas migas extremeñas con huevo frito. El plato cuesta 7,50 € pero con 2 € yo lo daría por bien pagado. Esta echo con pan duro troceado en cubitos y entre los trocitos fritos de pan duro hay trazas de pimientos, chorizo y encima de todo un solitario y triste huevo frito. Está tan seco el preparado, que en cuanto rompo la yema, el pan duro que hay debajo me lo absorbe como si la hubiera echado sobre la arena del Sahara quedando más seco que la "mojama". Estuve a un "tris" de pedir kétchup al camarero para poder tragármelo. Este es uno de los plato típico extremeño. Me llevé un buen fracaso. Carol fué más lista y se pidió un bocata de filete de ternera con pimientos y patatas fritas. Ella no arriesga, va a lo seguro.
Continuamos nuestro deambular por Plasencia y atravesando el pasadizo que se abre bajo uno de los balcones traseros del Palacio de Mirabel coronado por un escudo.
El enorme Palacio de Mirabel, situado en la Plaza de San Nicolás es uno de los edificios históricos que se empezó a construir en el siglo XV sobre lo que fué el antiguo barrio judío.
Las murallas no se conservan enteras pero tienen cierto parecido con las de Ávila. Muestra un aceptable estado de conservación al menos en los tramos que se mantienen en pie. En la Torre Lucía está el Centro de Interpretación de la Fortaleza y la Ciudad Medieval de Plasencia, pero nosotros no entramos porque no nos enteramos de que existencia, nos faltó información en ese momento.
Me resultó muy elegante la Puerta de Trujillo en su parte exterior que lógicamente es parte de la muralla y puerta principal de entrada a la ciudad. En esta cara tiene escudos de los Reyes Católicos con una inscripción que habla de la libertad y la fecha 1488 cuando fué tomada la ciudad por las tropas de los Reyes Católicos.
La cara interior tampoco se queda atrás en elegancia, en ella hay una pequeña ermita barroca del siglo XVIII, la ermita de la Salud construida en 1721 aprovechando los dos torreones de la muralla.
La Casa de Deán está frente a la Catedral Nueva, un buen ejemplo de arquitectura civil en el que destaca sobre todo el balcón en esquina.
Y llegamos a la Catedral ó catedrales de Plasencia pues es que en realidad son dos. Están literalmente pegadas y son de estilos totalmente diferente. La Catedral Vieja es de estilo románico y la nueva de estilo gótico plateresco.
La cosa es que en el siglo XV se comenzó la construcción de la "catedral nueva" con la intención de sustituir a la vieja pero la falta de presupuesto la dejó inconclusa. Ahora se puede apreciar un recorrido a través de la historia en lo referente al arte en un solo edificio.
La verdad es que todo el casco histórico está muy bien pero estamos ya cansándonos de ver edificios históricos y sobre todo hartos de sudar y pasar calor lo que nos quita las ganas de seguir deambulando. Si añadimos que llevamos todo el rato la mascarilla ya te puedes imaginar el agobio. Damos por concluida la visita. Realmente teníamos una idea muy equivocada de Plasencia pues nos quedamos realmente sorprendidos de todo lo que puede ofrece al visitante esta pequeña ciudad.
Dejamos atrás Plasencia y la carretera que tomamos ahora nos lleva hasta Galisteo, otro de estos pueblos amurallados. Y este no tiene una muralla muy normal, de echo es la más sorprendente de toda la Via de la Plata pues en lugar de estar construida de piedras labradas a cuatro caras, como es lo clásico, está echa con cantos rodados algo que personalmente me parece muy difícil de conseguir sin que se desmorone. Y no es menos sorprendente que esté construida en el siglo XIII y aún se mantenga en perfecto estado. Por otra parte, en esta zona parece lógico el uso de este material, pues es el más barato, duro y fácil de conseguir pues simplemente lo fueron extrayendo del rio Jerte que pasa a poca distancia del pueblo.
Entremos en el pueblo pasando bajo la muralla por la Puerta del Rey, recorremos sus calles sin prisa y sin ver nada que nos llame especialmente la atención. Llegamos a la plaza, que como no podía ser de otra forma se llama Plaza España. Aquí destaca el ayuntamiento muy pintadito de blanco pero con escaso interés.
Más adelante, nos topamos con una de las esquinas de la muralla donde asoma un torreón rematado en un pináculo octogonal. Personalmente me resulta chocante, no parece formar parte del mismo conjunto, parece un pegote. Más tarde me entero de que esta es la llamada Torre Picota, la torre del homenaje de la fortificación que construyeron los cristianos en el siglo XIV formando parte del palacio. Y que por cierto así quedó tras la última restauración yo diría poco acertada. Como es privado supongo que nadie pudo llevarle la contraria a sus dueños.
No tardamos mucho en dejar atrás el solitario pueblo de Galisteo, en el que apenas vimos 4 ó 5 personas por la calle para continuar hacia nuestro siguiente punto a visitar, Coria.
Se llamaría Coria ó "Cauria" para romanos y visigodos y tambien "Qúriya" para los árabes. Es bastante más grande que los que dejamos atrás y conserva un casco histórico muy interesante. Está situado sobre una loma próximo al cauce del rio Alagón. Llegamos a la Plaza de España, otra vez aparece el nombre de plaza España ó plaza Mayor, y nos dirigimos a la oficina de turismo para intentar conseguir un callejero y algo de información para ir directamente a los rincones más interesantes.
Enseguida nos despachan y con el plano en la mano caminamos por la calle Monjas y llegamos frente a la fachada de un edificio que nos pareció interesante. Es la Antigua Cárcel Real del siglo XVII. En 1686, Carlos II levantó esta prisión manteniéndose en funcionamiento nada menos que 295 años, hasta 1981.
Una losa tallada colocada sobre el dintel corrobora su fecha de construcción.
Vemos que la entrada es gratuita pero faltan solo unos minutos para la hora de cierre, así que asomamos tímidamente la cabeza por la puerta. En cuanto nos ve la pareja que atiende el museo, en lugar de decirnos que ya es tarde, nos invitan amablemente a echar un vistazo rápido. El se llama Juanjo, más conocido como "Chaparro" y ella Puri. Son los encargados de recepcionar y mostrar la cárcel-museo, por cierto, dos corianos que enseguida nos llegaron al corazón. No pudimos encontrarnos con mejores informadores. De lejos se nota que aman su trabajo e incluso exceden sus obligaciones regalándonos parte de su tiempo para agasajándonos con explicaciones e información. Tal fué, que quedamos para volver al día siguiente con más tiempo para recopilar más información de los sitios guapos de la provincia. Nada que ver con las breves explicaciones que obtuvimos en la oficina de turismo, aunque digo esto sin ánimo de desmerecer su trabajo pues fueron muy correctos.
En el breve tiempo que tuvimos saqué algunas fotos de las piezas exhibidas en los habitáculos de la planta baja que van desde la prehistórica hasta la época medieval.
Hay una buena colección de estelas funerarias de época romana.
Y algo que a mí particularmente me llamó mucho la atención. Las paredes de la que se puede llamar sala de recepción están recubierta de grafitis donde aparecen medio legibles, nombres, frases, y fechas probablemente rubricadas por los carceleros ó los reclusos que aquí pasaron sus días. También se aprecia el curioso dibujo de un hombre que parece representar la guardia de la localidad vestido con ropaje rojo y mangas verdes. Seguro que alguna vez oísteis la frase y su significado,-"A buenas horas mangas verdes", pues esta frase echa, se aplica cuando alguien llega demasiado tarde al lugar donde hay problemas. Probablemente este sea su origen.
Coria, aún esta rodeada por una buena parte de muralla romana y aquí nos encontramos con una de las cuatro puertas, la Puerta de la Guía que aún conserva parte de esa estructura romana.
Por la parte exterior de la muralla la puerta de la Guía está custodiada por dos imponentes torres. Fué declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional el 3 de junio de 1931.
Como ya sabéis, tengo debilidad por los herrajes antiguos tanto cerraduras como picaportes y aquí me encontré con uno de los más curioso y poco habitual con forma de pierna.
Uno de los edificios más importantes y emblemáticos de Coria es sin duda la Catedral de Santa María de la Asunción, que a parte de su importancia religiosa, atesora una reliquia muy importante para el cristianismo, el Sagrado Mantel de la última cena, que fué una de las reliquias más admiradas por los cristianos durante la Edad Media. No se sabe como llegó a Coria y seguramente tampoco se sabe si es auténtico, pero hay estudios que la relacionan con la Sábana Santa de Turín y lo que si es seguro, es que es del siglo I y que procede de Palestina. La Catedral de Coria aparte de ser guardiana de la reliquia, tambien es mencionada por haber sufrido un episodio muy trágico. Durante el gran terremoto de Lisboa de 1755 su cúpula se derrumbó sobre numeroso fieles que en ese momento asistían a misa de todos los santos terminando con su vida.
La catedral es de estilo gótico con elementos platerescos y barrocos.
Y una de las mayores curiosidades de Coria, es que tiene un puente bajo el que no pasa ningún rio. El Puente Viejo como lo llaman, fué edificado en 1518, siendo hoy día emblema de la ciudad. Cuando se construyó, el rio Alagón discurría bajo sus cinco arcos, pero en el transcurso de los siglos y por caprichos geológicos, cambió su cauce dejando el puente sin río que discurriera bajo él. Ahora toda la vega esta repleta de sembrados, pero no se descarta que en alguna futura crecida el cauce vuelva a transcurrir bajo el viejo puente. De echo, hay fotos antiguas que atestiguan una gran inundación que se produjo en 1979, en la que se ve como de nuevo discurrió el rio por su antiguo cauce bajo el puente.
Por si fuera poco para Coria tener muralla y catedral, tambien está decorada con un magnífico castillo, el castillo de los Duques de Alba, mandado construir en torno a los años 1472 y 1478 por García Álvarez de Toledo, el primer Duque de Alba. Hasta día de hoy no se puede visitar a pesar de los esfuerzos de la Asociación Amigos del Castillo de Coria.
Paseando por Coria el tiempo se pasa sin darnos cuenta, son las 8:30 pm. y tenemos que ir buscando donde pasar la noche, así que volvemos a mirar la dudosa ayuda de la app Park4nigh a ver que posibilidades tenemos de pernoctar por aquí.
Las indicaciones nos llevan a la parte baja del pueblo junto al Polideportivo. También leemos un comentario de un usuario de la app que indica una fuente en los alrededores. Nos puede venir muy bien para coger algo de agua para lavarnos pues apenas nos queda una gota. Encontramos el lugar de pernocta y tambien la fuente, pero para nuestra desgracia está precintada por el covid. Entonces, preguntamos a los encargados de mantenimiento del Polideportivo, por algún sitio donde podamos coger agua. Amablemente se ofrecen a llenarnos la garrafa dentro de las instalaciones y además nos invitan a entrar mañana por la mañana para darnos una ducha. La gente de Coria nos está cayendo pero que muy bien, no se puede ser más amable.
Con nuestro coche-camper bien aparcado frente al Polideportivo nos sentamos en un banco para cenar mientras disfrutamos del cálido y tranquilo atardecer. Que rico está el bocata de cecina con queso, remojado con una cervecita bien fría. Estamos super a gusto, se está de lujo en Coria.
Según se va yendo el sol, más solos nos vamos quedando y más coches van marchando así que en cuanto se hace de noche nos metemos en el coche para ver capítulos de "Lost". Después de ver un par nos da el sueño y es ahora, al irnos a dormir, cuando nos damos cuenta que estamos en una zona bien iluminada y tranquila, pero que somos el único coche aparcado en toda la larguísima calle y eso no es estar camuflados. Es algo que me inquieta bastante, pues cualquiera que pase se va a fijar en nosotros incluida la policía y me jodería que nos desalojaran a las tantas de la madrugada. Ya se sabe como estamos de perseguidos los que usamos nuestros vehículos para pernoctar. Son las 2:45 am y no consigo pegar ojo, no dejo de dar vueltas. Por mi culpa, Carol tampoco duerme, así que insiste en que nos vayamos en busca de otro sitio para que me relaje. Y así lo hacemos, nos vamos en busca de un lugar discreto. Cuantos más coches nos rodeen y más en el meollo del pueblo estemos más discretos pasaremos. Aparcamos en el mismo centro del casco histórico. Ahora sí que somos como una mosca sobre la sotana de un cura.
Puentes viejos, pueblos desiertos y camping
Miércoles 19 de Agosto de 2020
En la nueva ubicación conseguimos dormir a pierna suelta y no despertamos hasta las 8:30 am. Sin llamar la atención pasamos a la parte delantera del coche y vamos hasta un bar para desayunar algo y de paso utilizar al baño. A continuación vamos hasta las afueras del pueblo y en medio de un maizal nos cambiamos de ropa y nos damos un agua. Este es el día a día de una pareja de nómadas.
A estas alturas ya tenemos mucha ropa sucia, así que buscamos una lavandería en Coria. Mientras Carol hace el lavado yo voy a ver a nuestros amigos de la cárcel-museo como les prometí.
Allí estan Juanjo y Puri dispuestos a darme toda la información de que disponen para que no nos perdamos ni un solo rincón de la provincia de Cáceres. Poco más y me quedo a vivir con ellos pues Juanjo me prepara un montón de itinerarios en los que garabateaba anotaciones de pueblos y puntos del mapa imprescindibles para visitar. Creo que para ver todo vamos a necesitar un mes de vacaciones.
Finalmente nos despedimos de Coria para llegar enseguida al primer pueblo anotado, se llama Ceclavín. Lo que más nos llamó la atención fué el pequeño monumento levantado a "la cabra" en medio de la plaza Mayor . Podían haber elegido cualquier otro animal como emblema, pero eligieron el que como ellos dicen, se alimenta donde ningún otro encuentra comida, es resistente, persistente, práctica y para nada loca.
La ruta que tenemos marcada nos lleva a hacer una parada el Restaurante La Cabaña, un sitio estratégicamente bien ubicado con muy buenas vistas desde su terraza del Embalse de Ceclavín. Desde aquí se ve el embarcadero del que parte "el barco del Tajo", que hace un recorrido llamado "La ruta de los Gigantes", navegando por los Canchos de Ramiro, una zona con gran concentración de aves rupícolas.
Se está de maravilla en el Restaurante La Cabaña pero a pesar de que el lugar es estupendo no hay apenas clientela y la que hay mantiene una distancia de seguridad más que correcta.
Después del piscolabis volvemos a la carretera, pues ahora queremos ir hasta Zarza la Mayor para ver el Castillo de Peñafiel. Damos vueltas y vueltas pero no conseguimos dar con él castillo y dejándonos guiar por el TomTom terminamos saliendo de España y cruzando hacia tierras portuguesas.
Finalmente en territorio portugués nos encontramos con un pintoresco pueblín que se llama Salvaterra do Estremo. Camino solo por sus empinadas callejas empedradas hasta la parte alta del pueblo, hace mucho calor, así que Carol prefiere esperarme dentro del coche, y desde la parte alta finalmente llego a distinguir en la lejanía del valle unas ruinas que parecen de un castillo. Si no me equivoco es la fortaleza que buscamos, el Castillo de Peñafiel. Al parecer fue construido en el siglo XIII sobre los restos de otra fortaleza de origen árabe del siglo IX. El castillo tiene un gran valor histórico artístico pero está incluido en la lista roja de patrimonio en peligro. Desde luego no voy a ir hasta él, sería un esfuerzo excesivo para ver unas ruina tan ruinosa.
Seguimos por una carreterita estrecha que va atravesando la hermosa dehesa portuguesa poblada de alcornoques y encinas en la que cohabitan ovejas, cerdos y toros junto a la fauna silvestre de ciervos, cigüeñas negras, buitres negros y águilas imperiales. Esta es la fauna que habita por aquí según Google pero nosotros solo logramos ver media docena de míseras ovejitas trasquiladas.
Y sin darnos cuenta estamos saliendo del Parque Natural Tejo Internacional y regresando a España a través del puente romano de Segura.
El Puente romano de Segura es del siglo II construido bajo el mandato del emperador Trajano. Se hizo para dar continuidad a la calzada romana y poder salvar el rio Erjas que hace frontera entre España y Portugal comunicando "Norba Caesarina" con "Egitania" y con "Brácara Augusta" (Braga)
Como estamos muy ociosos nos entretenemos un rato haciendo el pijo mientras disfrutamos del maravilloso paisaje entorno al puente, pero tenemos que continuar y ahora toca ir en busca de Piedras Albas. Aquí se supone que hay una famosa roca llamada "Peña la Buraca" tambien conocida como "Canchal de los ojos".
Y llegamos al pueblo de Piedras Albas. Siguiendo la dirección que marca Peña la Buraca llegamos frente a la piscina municipal donde encontramos algunos lugareños a los que preguntar. Lo que nos cuentan nos desanima, pues se trata de ir caminando dehesa adelante por toda la solana durante algo más de 3 kilómetros entre la ida y la vuelta, así que lo dejamos para otra ocasión que tengamos más ánimo y menos calor. La verdad es que entre la pereza y el covid que mantiene casi todo precintado nos estamos perdiendo un montón de sitios interesantes. Esto nos va a obligar a volver en el futuro.
Abandonada la idea de ir a ver el piedrolo de los agujeros, miramos el mapa y el siguiente pueblo marcado es Alcántara. Ya damos vista del pueblo allá en la distancia desde un mirador espectacular desde el que podemos ver el cauce del rio Tajo y las compuertas del Embalse de Ceclavín que lo mantienen sometido.
También destaca claramente el hermoso puente romano de Alcántara que une las dos orillas del rio Tajo al que se asoma Alcántara.
El puente de Alcántara fué construido entre los años 103 y 104 tambien por Trajano al igual que el más modesto que dejamos atrás, el puente de Segura. Este es una obra impresionante que mide 58,2 metros de altura y una longitud de 194 metros con seis arcos y cinco pilares de altura desigual. Para dar más solemnidad en medio del puente se construyó un arco honorífico de 14 metros de altura con inscripciones en honor al emperador Trajano.
Cruzamos el puente y entramos por las calles de Alcántara. Hace un rato leímos en el móvil la noticia de que se había producido un brote con 14 positivos por covid en uno de los bares del pueblo. Este echo es posiblemente el que provoca que nos encontremos con un auténtico pueblo fantasma. No vemos a nadie.
El edificio que más llama la atención al llegar es el Conventual de San Benito de Alcántara, un edificio construido a principios del siglo XVI que fué la casa matriz de la citada Orden Militar de Alcántara. Es especialmente llamativa la conocida como la Galería de Carlos V de estilo renacentista con sus tres galerías superpuestas. También sufrió graves daños durante el terremoto de Lisboa al igual que la Catedral de Coria.
Recorrimos el antiguo barrio de la judería aunque pocas cosas lo recuerdan ya, excepto las calles empinadas y empedradas.
Más adelante damos con la Iglesia Parroquial de Santa María de Almocóvar.
"Almocóvar", es una palabra procedente del árabe "almaqbara" que significa cementerio. Fué el lugar de enterramiento de los caballeros de la Orden de Alcántara. El templo es de origen románico del siglo XIII.
Esta es una de las dos figuras sepulcrales de granito que hay apostada frente a la fachada de la iglesia de Almocóvar.
Y callejeamos largo rato por el pueblo sin toparnos ni un solo alma. Esto de andar solos podría brindarnos tranquilidad, pero en realidad lo que nos da es mucha tristeza, así que nos despedimos mucho más pronto de Alcántara de lo que hubiéramos echo en tiempos normales. Todo cerrado y sin gente los pueblos solo son casas amontonadas sin vida.
Ya se nos está echando la tarde encima y como todos los días, tenemos que ir buscando un lugar guapo donde pernoctar. Por casualidad, mirando el móvil, Carol vio que cerca de Cáceres capital hay un camping. No es lo que teníamos previsto visitar en estas vacaciones pero debido a las características de sus instalaciones y a su buen precio creo que va a ser una buena opción para pasar aquí al menos un par de días con sus noches.
Se llama Camping Cáceres, nombre fácil de recordar. Tiene un precio por parcela de 16 € más 5 € por persona, lo que hace un total de 26 €/día. Esto está muy bien, pero lo que realmente nos llama la atención no es que tenga piscina, ni supermercado, ni amplias parcelas con buenos árboles que dan sombra, lo que nos gusta es que cada parcela dispone de baño privado completo que podemos cerrar con llave y en el que además de ducha de agua caliente, lavamanos y váter tenemos enchufes para cargar todos nuestros cacharros electrónicos sin límite.
La verdad es que aquí nos sentimos muy a gusto y seguros frente al contagio. Nunca habíamos encontrado un camping así y mola mucho. Cenamos tranquilamente y en cuanto oscurece nos ponemos en modo cine al aire libre y nos entretenemos con la serie "Lost" como casi todas las noches.
Cáceres y su casco histórico
Jueves 20 de Agosto de 2020
Son las 9:00 cuando despegamos los ojos. No despertamos en toda la noche ni para mear. Hoy queremos visitar Cáceres sin prisa. Esta ciudad aún no la conocemos y tenemos esperanzas de encontrar algo interesante y guapo pues estamos muy escasos de sorpresas agradables este año.
Entramos a la ciudad y enseguida dejamos el coche bien aparcado y gratis en el parquing del Príncipe, que encontramos a través de Google. Es un sitio perfecto para empezar el recorrido pues parece que estamos a solo 15 minutos del casco histórico.
Nos dirigimos directamente a la Plaza Mayor y ya a primer vista nos encanta. Es una plaza curiosamente inclinada, amplia, luminosa, rodeada de casas antiguas y edificios históricos que conviven en correcta armonía. Y no solo eso, sino que no da sensación de que estemos en medio de una ciudad moderna con sus altos edificios y su tráfico. Es como llegar a un claro en medio del bosque.
En cuanto nos ven llegar los "cazaturistas", no tardan un segundo en ofrecernos un freetour. Esto significa que damos el perfil del perfecto turista, cámara de fotos al cuello, pantalón corto y ojos de mochuelo que todo lo mira. El tour que nos ofrecen dura hora y media, comienza en 5 minutos y según veo somos un grupo reducido de 12 personas. Lo acepto como bueno, si fuéramos más me haría sentir inseguridad ante las medidas covid. Además vamos a caminar al aire libre, por la calle, lo que me da opción a guardar la distancia que me parezca más correcta.
Comenzamos el recorrido subiendo por la calle empedrada que hay tras la oficia de turismo y que lleva hasta el Arco de la Estrella, una puerta que da acceso al casco histórico a través de la muralla y que es el tercero mejor conservado del mundo de este estilo y época. Como particularidad este arco se construyó curiosamente de forma oblicua a la muralla para favorecer el acceso de los carros de caballos.
Este Arco de la Estrella tambien se utilizó como escenario para el rodaje de la serie "Juego de Tronos". Allá donde vamos descubrimos más y más sitios donde se rodaron escenas de la famosa serie, tendremos que liarnos a verla algún día.
El siguiente punto al que llegamos es a la Plaza de Sta. María donde está la Concatedral del mismo nombre. La estatua que decora su esquina es de San Pedro de Alcántara de 1954. Tiene dos curiosidades, una de ellas es que su autor aprovechó la cara del santo para inmortalizarse a si mismo haciéndose un autorretrato y la segunda es que a la escultura le brillan los pies que es una barbaridad, pues los devotos en su acto de adoración besan los pies de la escultura. Imagino que ahora se cortarán un pelín, si no ya está claro de donde procede el foco de contagio de los cacereños.
La Concatedral es la más antigua de la ciudad, se terminó entre el siglo XV y XVI sobre otra construcción del siglo XIII mudéjar. El 3 de junio de 1931 fué declarada Monumento histórico Artístico y en 1957 se nombró concatedral compartiendo el título con la de Coria.
A estas alturas de tour ya se fueron agregando más y más turistas y ya somos un grupo de 25 personas. Me estoy empezando a mosquear pues la mayoría de estos mamones no mantienen la distancia. Nosotros estamos tan lejos que casi nos cuesta oír las explicaciones pero al menos no formamos rebaño.
La guía nos va explicando que frente a la fachada principal de la Concatedral tenemos el Palacio Episcopal renacentista que conserva partes del siglo XIII y otras del siglo XVII. Lo cierto es que mires donde mires todo es histórico y además impresionantemente bien conservado.
Poco más allá llegamos a la Calle Amargura y nos topamos con el Palacio de Carvajal de los siglos XV y XVI de estilo gótico renacentista.
Y estas son fíbulas en forma de águila de bronce que se encontraron en La Jarilla, Galisteo y son de finales del siglo V, inicios del VI d. C. Las fíbulas eran como los imperdibles de hoy día con las que se sujetaba la ropa pues los botones no se inventaron hasta muy avanzada la Edad Media.
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