domingo, 6 de diciembre de 2020

Viajar en tiempos revueltos (Cap. 1)



           Nadie duda ya que vivimos tiempos revueltos, mas revueltos e incongruentes que nunca, "nueva normalidad" la llaman, una normalidad que cuesta Dios y ayuda digerir, se nos hace bola. Hay que ser muy, muy optimista para no sentir desánimo, desilusión, desmoralización, intimidación ó incertidumbre al menos en algún momento del día. Hay ratos en que tratamos de olvidarnos y charlamos rememorando la anterior "vida" pero "Coronavirus" enseguida se cuela en medio de todas las conversaciones. Es el mono-tema que precede a todo encuentro sea largo ó breve. Se empieza saludando a distancia, con ojos de resignación y con un -"que tal estáis tu y los tuyos" digo ojos, pues bocas se ven pocas y las sonrisas hay que intuirlas debajo de las odiadas mascarillas.

Y a pesar de vivir con este plantel decidimos irnos a dar una vuelta por ahí para ejercer el "oficio" de viajeros aunque intuimos que no va a resulta nada fácil. No se puede disfrutar igual de un viaje cuando todo el que te rodea es sospechoso de acabar con tu salud ó la de los tuyos regresando a casa con el Covid de regalo como el que se trae un imán para la nevera.

Pero aún así, nos vamos de vacaciones. Era impensable allá en marzo y abril cuando decíamos que ni de coña podríamos viajar, tanto por la falta de liquidez como por la inseguridad ante los contagios. La cosa es que recién estrenamos agosto y de momento dejamos puesto el cartel "Cerrado por descanso". Desde luego que nos vamos intranquilos, pero con la ilusión y la esperanza de que nos alcance el dinero y la salud hasta que regresemos.

En tierras zamoranas

Sábado 8 de agosto de 2020

Llegamos a Puebla de Sanabria en la provincia de Zamora a eso de las 3:30 pm. Aparcamos y nos sentamos para tomar algo en la terraza del primer bar que nos encontramos. Estamos un poco recelosos y con los sentidos en modo precaución. Es nuestra primera toma de contacto con la nueva realidad fuera de nuestro entorno más próximo. 

Bueno, no es totalmente real esta afirmación, pues ya nos habíamos aventurado los fines de semana del mes de julio por algunos rincones de la provincia de León y Palencia, intentando disfrutar un poco del verano y aprovechar estas escapadas como ensayo para este viaje. También estuvimos mejorando en la medida de lo posible la habitabilidad de nuestro "Picassito", que como ya sabéis es nuestra mini-camper a falta de tener una camper de verdad ó una auto-caravana. Cambiamos el colchón de aire por unas colchonetas de viscolástica y modificamos la bandeja trasera blanda por una dura para llevar el equipaje en ese espació del coche, que sin caer en ello hasta ahora, teníamos totalmente desaprovechado. Y la cosa es que funciona muy bien la nueva configuración.

Estrenamos vacaciones, normalmente en nuestro primer día estamos eufóricos, pero he de decir que nunca antes nos sentimos tan extraños. Disponemos de dos semanas de libertad pero no tenemos claro que vayamos a visitar algún lugar nuevo y mucho menos que vaya a ser muy exótico. Ya tenemos la península muy pateada, sobre todo de Madrid hacia arriba y nos faltan pocos sitios que no hayamos visitado, bueno al menos los más guapos e interesantes. 

Media España está ya con rebrotes importantes y solo estamos a principios de agosto. Guiándonos por el mapa de contagios iremos moviéndonos por la península. De momento nos mantendremos dentro de los límites de Castilla y León. Probablemente toquemos Galicia y no se, como mucho recorrer el norte de Portugal. De momento debemos estar alerta con las noticias. 

En nuestro paseo rememorando anteriores visitas a Puebla de Sanabria, nos asomamos a uno de los fantásticos miradores desde el que divisamos una amplia panorámica del pueblo y del río Tera. Nos llama la atención una reunión de autocaravanas aparcadas en su orilla. Con toda probabilidad es una área de descaso legalizado como tal. Esto nos interesa.

Bajamos enseguida a verlo y el sitio nos gusta, es tranquilo, tiene una amplia arboleda, zona de baño en el río y un chiringuito con wc público que nos va a venir de perlas. Nos buscamos nuestro hueco en el parquing, hacemos un reconocimiento de la zona y tras el paseo nos sentados a cenar junto a nuestro "Picassito" entre el resto de casas rodantes. Delante de nuestros ojos tenemos una panorámica envidiable del castillo encaramado a muchos metros sobre el río. La verdad es que aquí se está muy a gusto. 

En estas vacaciones tenemos la intención de evitar en lo posible los camping y los hoteles. La idea es pernoctar en las áreas de descanso para autocaravanas ó algún sitio donde podamos aparcar seguros y tranquilos. Por cierto, a pesar de que a nuestro alrededor tenemos veinte ó treinta campers y autocaravanas se está respetando la distancia de seguridad y todo el mundo lleva mascarilla. 

Después de cenar, nos damos un tranquilo paseo por la parte baja de Puebla, tomamos un helado, disfrutando de la noche, del frescor de la ribera y cuando nos cansamos nos metemos en el coche para ver algún episodio de Lost en la tablet. Esto de ver series viejas es un vicio adquirido durante el confinamiento.


Puebla de Sanabria y sus alrededores 

Domingo 9 de Agosto de 2020

Amanece totalmente azul y enseguida empieza a hacer calor. Dormimos de lujo, son las 9:00 am. Desayunamos tranquilamente, recogemos un poco el coche, cosa que lleva unos minutos y nos vamos a pasar el día por ahí. Al sitio de pernocta le ponemos un 10, excelente, esperamos encontrar muchos más como este allá por donde nos lleve el viento.

Tenemos que buscar algún sitio donde comprar bebida, pan y hielo, pero es domingo y nos liamos a dar vueltas a lo loco sin darnos cuenta que lo mas sencillo es mirar en alguna gasolinera. Se nota que aún no estamos centrados en el modo viaje y no nos paramos a pensar antes de actuar.

Ya pertrechados nos vamos hasta el pueblín de Moncabril que en realidad parece un simulacro de pueblo a día de hoy medio abandonado. Nació para albergar los trabajadores que estaban al servicio de la Central Eléctrica de Fenosa que aún sigue en funcionamiento. Pero si en 1991 residían aquí 22 personas hoy día solo hay 4 habitantes debido al automatismo de la central. Aún no nos dimos cuenta que las máquinas son las que nos están quitando el trabajo y no los pobres inmigrantes.

De seguido nos acercamos hasta Ribadelago Viejo. Ya lo conocíamos más o menos y por supuesto conocíamos su trágica historia, pero esta vez dedicamos mucho más tiempo a recorrer sus rincones. Lo que nos encontramos nos dejó sobrecogidos.

Ya sabíamos del memorial consistente en la estatua de una mujer con un niño en brazos junto con una placa en la que aparece el nombre de todas las víctimas de aquel accidente con la Presa de Vega de Tera. Lo que no sabíamos era que además el pueblo está tétricamente decorado con lápidas y cruces plantadas en algunos solares vacíos para recordar a aquellas familias cuyos cuerpos nunca llegaron a recuperarse y fueron muchos.

Terrorífico final navideño aquella madrugada del 9 de Enero de 1959, día en que se desmoronó la presa provocando una riada tan descomunal que se llevó por delante prácticamente todo el pueblo matando a 144 de sus 532 habitantes. 




Ocho millones de metros cúbicos se precipitaron valle abajo hasta alcanzar al pueblo de Ribadelago situado a 8 km, arrastrando casas, personas y ganado hasta el mismo fondo del cercano Lago de Sanabria.

Tan solo se pudieron recuperar 28 cuerpos después de que un equipo de buceadores hiciera una intensa búsqueda. Entre ellos participó como buzo Alberto Vázquez Figueroa, escritor canario que relata este capítulo trágico en primera persona en su libro "Siete vidas y media".

Fué una de las mayores tragedias por rotura de presa en la historia de España.














Así se puede ver hoy en día la Presa de Vega de Tera con una sección de 150 metros derruida por la mala construcción y la deficiencia de los materiales.


Caminamos por las silenciosas callejas sin encontrarnos apenas con ningún vecino, pero si nos fuimos encontrando con esas lápidas decorando los rincones del pueblo. Esto no regala precisamente un ambiente muy festivo, si no más bien la sensación de pasear por un campo santo.

Nos vamos en busca de más lugares que visitar, pero nos topamos al paso con una área recreativa muy apetecible en la que hacemos parada para reponer fuerzas. La verdad es que se está de lujo comiendo bajo la sombra de robres y cerezos. 

Ya con la panza llena nos ponernos en marcha por la carretera que lleva a San Martín de Castañeda pero no nos apetece parar. No vemos nada que nos llame la atención excepto un templo mozárabe pero lo damos por visto, ya estamos un pelín saturados de fotografiar iglesias y conventos y seguramente que encontramos un millón más de piedras viejas interesantes.

La carretera que asciende por la ladera, nos lleva hasta un mirador desde el que tenemos unas magníficas vistas sobre el Lago de Sanabria. Este es el lago natural mayor de la Península Ibérica y uno de los mayores de Europa, con 1,5 kilómetros de ancho, 3 km de largo y una profundidad que alcanza los 53 metros. Según estudios, se formó hace 100.000 años en el Pleistoceno Superior por la acción de una lengua glaciar de unos 20 km. 

La carreterita nos lleva hasta la cima del monte muy cerca de otro charco, el Lago de los Peces. A lo lejos se ven montones de vacas pastando en el extensísimo puerto.

Desde aquí parten rutas de senderismo interesantes pero hoy no va con nosotros el asunto. En otra ocasión vendremos preparados para hacer senderismo, hoy solo paseitos cortos y mucho relax.

Regresamos por la misma carretera hasta bajar a las orillas del lago de Sanabria.  Aparcamos en una zona habilitada del lago frente al Bar el Pato y nos acercamos a una de sus pequeñas playas artificiales. Son las 4:30 pm. y lo que más nos apetece con este calor es darnos un buen baño. Pero estamos un poco desconcertados sobre este tema, pues nos llegó la noticia de que por seguridad ante el Covid esta prohibido el baño en agua dulce, no obstante, por aquí no vemos ningún cartel que lo avise y hay mucha gente dentro del agua sin temor. Así que nos damos un refrescante chapuzón, eso si manteniendo las distancias. El agua está templadita y transparente tal como recordábamos, una delicia. Después de un ratito tumbados en la toalla, sobre más polvo que arena, nos cansamos del sitio y nos largamos en busca de otro zona del pantano para tomar algo fresco. Cuando llegamos nos encontramos un chiringuito repleto de gente, tanto en la terraza como dentro, muchos sin mascarilla y apretujados en la barra. No doy crédito de lo que estoy viendo, nos largamos sin entrar, esto no puede ser sano. 

En busca de algo mejor vamos hasta Puente de Sanabria, un pueblín cercano bastante chulo. Vemos toda la terraza de un bar vacía y aquí que nos sentamos. Aprovechamos el rato para ir buscando en la App Park4nigh algún sitio donde poder aparcar para dormir esta noche. No podemos decir pernoctar pues está prohibido, excepto en las áreas especialmente preparadas para ello y por desgracia en España aún escasean. Esta aplicación para el móvil nos indica varios sitios posibles por la zona pero no nos decidimos por ninguno, así que volvemos al que ya conocemos en Puebla de Sanabria. 

Llegamos enseguida a Puebla, pero antes de ir a coger sitio al área, disfrutamos de la maravillosa tarde dando un tranquilo paseo por el pueblo. El sitio más guapo, acogedor y fotogénico es el entorno del castillo situado como no, en la zona más alta sobre un otero. Un castillo-fortaleza construido a mediados del siglo XV en granito con recinto amurallado y Torre del Homenaje. Un sitio bien pensado para librarse de los ataques enemigos.

En la Plaza Mayor cerca del castillo también destaca la Iglesia de Nuestra Señora del Azogue del siglo XIII. Llama la atención la puerta occidental con sus columnas con estatuas adosadas. Sobre el dintel una talla bien rara. La cabeza de un caballero con barba que parece asomarse desde la pared. ¿Qué significado tendrían todos estos decorados de dudoso gusto? Imágenes de reyes, guardianes o santos, quien sabe, tendremos que preguntar a los iconólogos para saber más de este misterioso tema.

La iglesia de Ntra. Sña. del Azogue guarda algunos secretos más. Uno de ellos se descubrió en 1995 cuando se realizaron obras. Al levantar el suelo se descubrieron montones de lápidas cubriendo toda la superficie del templo. Si los edificios antiguos hablaran.....


Enfrente tenemos el elegante edificio de dos plantas del Ayuntamiento con su fachada de piedra granítica formada de arcos y flanqueando con un par de torres apuntadas. 


No cabe duda que el casco histórico de Puebla de Sanabria esta muy bien cuidado, incluida la decoración de algunos restaurantes que respetan esa imagen original de edificios antiguos de madera y piedra. 

Poco a poco se va escondiendo el sol así que ya es hora de ir buscando un hueco para dormir. Cuando llegamos ya no queda sitio ni para una bici, está lleno a reventar. Pero aún así no tenemos problema, pues hay un montón de sitio para aparcar tranquilos fuera de lo que es en sí el área. Sacamos sillas, mesa y nos disponemos a cenar a gusto mientras contemplamos la noche estrellada. Esto es un continuo ir y venir de autocaravanas que intentan buscarse un hueco para pasar la noche. Desde luego debe ser un sitio muy conocido, recomendado y compartido entre los autovan. 

Hoy podemos decir que el día fué entretenido a pesar de que ya teníamos esta zona muy trillada. La verdad es que echamos de menos visitar lugares nuevos. Mañana seguiremos intentándolo.

Entramos en Portugal

Lunes 10 de Agosto de 2020

De nuevo dormimos como reyes y antes de irnos nos pasamos por el supermercado del pueblo para aprovisionarnos.

Tomamos la carretera ZA 921 que nos lleva a través de la Sierra de la Culebra por su parte occidental, una zona llena de leyendas de lobos y de historias fronterizas. Tenemos anotado en el mapa un pueblo con dos nombres muy parecidos. ¿O quizá son dos pueblos diferentes? Nos desconcierta un poco pues el mapa sitúa los dos nombres sobre un mismo punto. Uno es Rihonor de Castilla y el otro Rio de Onor de Portugal. Tenemos que ir a verlo, parece un lugar interesante.

Cuando llegamos no salimos de nuestro asombro. La peculiaridad de esta localización, es que el río Comtensa marca la línea fronteriza con Portugal y su curso divide el pueblo en dos, haciendo que una mitad pertenezca a Zamora mientras que la otra mitad pertenezca al distrito de Bragança. Es sin duda un lugar único en toda la Península Ibérica. 

Dos iglesias, dos cementerios, dos idiomas y que tan solo cruzando el corto puente tenemos otro uso horario con una hora de diferencia, que surrealismo más radical. 

Esta circunstancia, lejos de separar a sus escasos 50 habitantes, los unen fuertes lazos de parentesco. Ya existía allá por el siglo XII con el nombre de Ruidenore cuando se separó el reino de Portugal del Reino de León.

Visualmente la mitad del pueblo se diferencia de la otra por los típicos adoquines tan utilizados en Portugal. Estos conservan mejor ese sabor de pueblo antiguo, diferenciándolo de la parte española que desgraciadamente tiene su callejas cubiertas de feo hormigón.



Los vecinos tienen huertos y tierras tanto en un país como en el otro indistintamente, incluso pagan impuestos en los dos paises. Nos cruzamos con varios lugareños que vienen de sus huertos con calderos llenos de frutas y hortalizas con un aspecto verdaderamente exquisito y jugoso.



Sentado a la sombra de una morera, frente a la iglesia de la zona lusa, nos topamos con un anciano que nos da opinión sobre sus intranquilidades en todo este tema del coronavirus y recuerda con disgusto la visita hace unos días de varios autobuses que llegaron cargados de turistas. Sintieron amenazada su salud al ver tal cantidad de gente forasteras paseándose como una plaga por sus callejuelas. Todo esto nos lo cuenta en un dialecto que solo aquí se habla. El denominado "riodones" o como yo lo llamaría el "portuñol" mezclando los dos idiomas con naturalidad.



Este es el cementerio portugués donde se ve que el parentesco es evidente por la mezcla de apellidos.


Después de darnos un agradable paseo por el pueblo continuamos nuestro camino por tierras portuguesas. Vamos hasta Bragança y para ello atravesaremos el Parque Nacional de Montesinho. 

Al llegar a Bragança podíamos haber aparcado en cualquier calle, pero la casualidad es increíble. Fuimos a encontrar un sitio libre justo delante del mismo hotelito en el que nos alojamos hace ya años en nuestro viaje en moto que titulé "Una moto y dos semanas para descubrir Portugal". Si lo hubiéramos querido buscar a propósito seguro que hubiéramos tardado medio día antes de dar con él.

Hace muchísimo calor pero no podemos dejar de subir al castillo para rememorar viejos tiempos. Y así lo hacemos, como valientes, por toda la solana. En la amplia plaza tenemos un entorno inmejorables con el Castillo de Braganza, la Iglesia de Sta. María y una preciosa vista panorámica de la ciudad. 

Este fué en sus comienzos un asentamiento defensivo celta que luego pasó a ser ciudad romana. Mucho después sobre sus restos, se construyó el castillo por mandato del Rey Don Sancho I siendo posteriormente mejorado por el Rey Joao I en el siglo XIV. El castillo tambien hizo las funciones de cuartel, por lo que además de estar lleno de placas y conmemoraciones a los militares de Braganza, caídos en las guerras de Portugal, ahora tambien alberga el Museo Militar de Bragança con una buena colección de armamento antiguo.


Justo al lado se encuentra la Iglesia de Santa María de Braganza del siglo XVI

Y enfrente de esta, lo que más nos interesa, la terraza del Restaurante "O Javalí" en la que nos sentamos sin dudarlo un segundo. Estamos muertos de sed, así que nos tomamos un par de jarras de cervezas bien frías que nos ganamos a pulso. Mientras nos refrescamos vamos mirando la carta, hoy comemos a mesa puesta. De vez en cuando hay que darse un capricho.

Yo me pido una "francesinha" que ya hace tiempo tengo ganas de catar y Carol "brochetas de porco". Mientras esperamos por la comida, como entrante y sin pedirlo, nos sirven una tapita con queso, lomo y jamón. No me resisto a decirle al camarero, con cierta mala intención, que si es cortesía de la casa. Nos contesta con carita de inocente que sí. Y claro, a esto le suelto,- Cortesía mis cojones, ¿Cuánto nos vas a costar esta cortesía?. Con cara de pillado "in fraganti" nos dice que 6 €uros. Entonces le contesto.- Déjalo, nos lo comemos, pero recuerda que cortesía es ponerlo gratis, lo otro es caradura. Por supuesto ya sabíamos de esta costumbre portuguesa pero me sigue jodiendo que utilicen este truco para engrosar la factura. 

Por otra parte la famosa "francesinha" no es más que una especie de sándwich relleno en esta ocasión de carne de jabalí, salchichas, bacon, todo cubierto de queso y bañado en salsa de tomate. Esta rica pero sinceramente me esperaba otra cosa. Una vez probada ya puedo opinar y evitar pedirla en futuras ocasiones. Sigo prefiriendo el bacalao al estilo portugués, que eso si es una auténtica delicia.

Bueno, terminada la comida pedimos la cuenta. Cuando la reviso veo anotados 3 cafés. No habíamos tomado ni un puto café, así que reclamo la atención del camarero y le muestro el error. Nos pide disculpas sin sin ponerse colorado. Quiero creer que fué una confusión, ahí lo dejo, pero para nosotros el Restaurante "O javali" de Bragança tiene nuestro punto negativo.


De regreso al coche nos sentamos en la Praça da Sé a descansar justo frente a la Iglesia de Braganza del siglo XVI que antiguamente formaba parte de un convento jesuita. También hay un Crucero de 1869 sobre una columna salomónica delicadamente labrada.


Nos llamó la atención una pequeña tienda de artesanía y mascaras. Esta máscara da nombre al Carnaval de Bragança al que llaman "careto". El traje se caracteriza por sus vivos colores y las máscaras estan echas de cuero, latón o madera pintadas en amarillo, rojo o negro. Compramos un par de imanes del "careto".


También pasamos por la Plaza de São Vicente, donde además de un hermoso edificio civil con balconada esta la Iglesia de São Vicente de origen románico aunque restaurada siguiendo el estilo renacentista y barroco del siglo XVIII. 

Volvemos a la carretera, dejamos atrás Bragança. Podíamos seguir adentrándonos por el norte de Portugal, y que conste que nos apetecía mucho, pero decidimos regresar a España, descartando la idea de ir más allá. Ya lo haremos en mejores tiempos, en tiempos menos revueltos, pues es una pena llegar a sitios preciosos y no poder disfrutarlos con la plenitud que se merecen.

Volvemos de nuevo a mirar la lista que extrajimos de Google con los pueblos bonitos y el siguiente es Riomanzanas. La primera visión del pueblo es una especie de plaza que en un lado tiene un puente y bajo el aparece un arroyo, el arroyo Fontano, que divide dicha plaza en dos y por consiguiente tambien el resto de Riomanzanas. Dicho arroyo en estas fechas es como la meada de un gato, se cruza sin que el agua sobrepase la suela de nuestras botas.

Destaca como es habitual la iglesia, muy grande para la pequeñez del pueblo, pero de este no hay nada más que nos atraiga. Seguimos caminando por las callejuelas del pueblo en busca de su belleza prometida pero no conseguimos dar con ella ó al menos nosotros no la conseguimos ver. Finalmente nos dijimos.-Si este es uno de los pueblos más bonitos de la comarca de Aliste ¿Cómo serán los feos?-. Aunque lo feo y lo guapo siempre depende de los gustos y del cristal con que se mire.



El siguiente pueblo de la lista se llama Flechas. De nuevo nos topamos que no hay nada demasiado interesante que ver, excepto una iglesia a la entrada del pueblo y el rio Cabrón que lo atraviesa en torrentera. Si que su ubicación y el entorno metido en un bosque resulta bien guapo, al estar en la parte más agreste de la Sierra de la Culebra. Se mantienen bastante intactas las casas de piedra con tejados de pizarra, pero lo afean bastante las antenas parabólicas y otras aberraciones modernas. Pero hay que entender que es inevitable.

 

En la plazoleta hay cuatro abuelos charlando y unos críos jugando al balón. Para lo que nos estamos encontrando por estos andurriales esto ya es ver mucha gente.
Y como me resulta muy curioso el nombre de este pueblo, pregunto al grupo de lugareños si alguno sabe el por que de llamarse Flechas. Uno de ellos toma la iniciativa y me dice que posiblemente venga el nombre de una cantera que hay cerca de la cual se extraía mineral en época fenicia y quizá se usara para fabricar flechas. Seguramente lo que me contó sea un cuento de viejas, quien sabe cuanto de verdad tiene y cuanto de leyenda pero me encantó el rato de conversación.


Nuestra ruta del día nos lleva finalmente hasta Villardeciervos. Este pueblo es mucho más grande que los anteriores, con grandes caserones de piedra, mezclado con casas más modernas. Por supuesto aquí tampoco falta la gran iglesia pero poco más que ofrecernos.

Parece que también por aquí cerca una fábrica de licores, pero es tarde para ir a visitarla, estará cerrada a estas horas. Pero aún está abierto el supermercado del pueblo y los tiene a la venta. Compramos Aguardiente de orujo de la marca "Cervato" y aprovechamos la coyuntura para preguntar al chaval del super donde podríamos pernoctar y enseguida nos indica un Área de descanso de autocaravanas que tienen habilitado a las afueras del pueblo. 

Vamos en busca de él pero de momento lo dejamos a un lado al ver un cartel que indica área recreativa y embalse siguiendo la carreterita. Llegamos a un enorme área justo al lado del embalse de Valparaíso, al que llaman playa del molino. El sitio es grande, muy chulo, con un montón de mesas y bancos de madera bajo una buena arboleda y además con un chiringuito abierto.

Pero lo que está cerrado es el acceso al agua del pantano. Aquí el baño está prohibido y un cartel lo pone bien clarito, así que disfrutamos de la puesta de sol, que de momento no están prohibidas. 

Y en cuanto se escode el sol regresamos sobre nuestros pasos hasta el área de autocaravanas, aparcamos y nos sacamos nuestra mesa y sillas para cenar a gusto. De vecinos, solo tenemos tres autocaravanas grandes y una furgo pequeña, así que está practicamente vacío. Cuando ya estamos recogiendo todo nos visita una patrulla de la guardia civil. Son dos chicas. Una de ellas se baja y nos pregunta si hace un rato estábamos con más gente. Nos pareció una pregunta de locos pues estamos Carol y yo solos. Bueno, la gente de dos de las autocaravanas estuvieron charlando un rato fuera del vehículo pero fué algo breve. Por lo que nos cuentan acudieron porque alguien llamó al cuartel denunciando que aquí teníamos montada una fiesta. Sin más se despidieron de nosotros pero antes de irse nos dijeron que no estaba permitido mesas y sillas en un área de este tipo, que solo se permite aparcar para pernoctar sin sacar nada de los vehículos. Esto es indignante, estamos en el país de las mil contradicciones. Podemos dormir pero tenemos que cenar sentados en el suelo, esto es alucinante. Sin darle más importancia al asunto nos tomamos un orujito de la cosecha de Villardeciervos contemplando la noche hasta que nos entra sueño y nos vamos a la cama. Nos dormimos enseguida, aunque a media noche nos despertó una buena tormenta golpeteando en el techo del coche. Cerramos las ventanillas que teníamos medio abiertas para ventilar y continuamos durmiendo.


Galicia nos esta llamando

Martes 11 de Agosto de 2020

Amanece con el cielo un poco entornado, como yo, cuando recuerdo la visita de la guardia civil de anoche. Este simple echo hace restar puntos a Villardeciervos, y todo por culpa de un imbécil que pensó que los autocaravanistas estábamos de celebración. No falla, en todos los pueblos hay un tonto. 

Para estar alejados de miradas indiscretas, pues por aquí los vecinos madrugan para pasear, nos movimos hasta el área recreativa donde reordenamos el coche y nos lavamos un poco al estilo gato. Es en este momento cuando nos damos cuenta que no podemos hacernos el desayuno pues se nos acabó el agua potable. Solo nos queda que ir al bar del Hotel Remesal donde nos tomamos un café y un par de donuts por 5 € y de paso dejamos ganancia a esta gente.

Ya estamos un poco hartos de secarrales y pueblos vacíos y tristes así que decidimos poner en el TomTom A Guarda en Galicia, que es el pueblo costero fronterizo con Portugal. El nuevo plan será recorrer toda la costa gallega en dirección norte hasta llegar a Asturias, siempre contando que el virus no nos lo impida.

Seguimos por la autovía hasta Verín donde paramos a comprar algo de comida y agua en un supermercado. Volvemos a la carretera pero ahora lo hacemos por la nacional, que es mucho más entretenida que la autovía. 


Y llegamos a Orense capital. Aparcamos y a caminar sin prisa para hacerle una visita. Pero no vamos muy lejos pues enseguida llegamos a la Plaza de Los Suaves, por cierto, famoso grupo de rock gallego del que éramos fans en nuestra juventud.

 Y nos sentamos en el Restaurante "El Corral". Carol se pide unos huevos rotos con patatas, gambas y virutas de queso y yo una enchilada mejicana picante. Está todo riquísimo. Que buena decisión haber venido hasta Galicia, es muchísimo más entretenida, estamos super contentos.

Con la panza llena, nos acercamos a la oficina de turismo donde nos informan de los lugares interesante para visitar. Lo primero la Fuente de As Burgas, una fuente termal de la que brota agua a 65 º C. Está caliente que jode, vamos, que literalmente sale para pelar pollos .


 Detrás de la fuente en una zona más elevada estan las piscinas, pero precintadas y vacías de agua, por culpa del covid. También se puede contemplar una piscina que data de época romana, Desde luego, que bien que se lo montaban estos romanos.

 Por cierto nos refrescamos del calor empapando un foulard en la fuente. Puede parecer raro pero lo cierto es que refresca más el agua caliente que el agua fría, si no haces la prueba. Esto lo aprendimos hace años en un viaje que hicimos por Egipto.

En nuestro deambular por Orense llegamos a la Plaza Mayor, una de las pocas plazas mayores de Europa con el suelo inclinado. En ella está la Casa Consistorial y también un bonito espacio de soportales.

Ignorábamos todo sobre Orense y para nada nos imaginábamos que fuera un lugar con tanta abundancia de termas naturales. Nos sorprendió descubrir que a lo largo de la orilla del rio Miño hubiera al menos seis de ellas. Una vez más el covid nos impide disfrutarlas pues estan cerradas al baño pero aún así nos llama mucho la atención ir a verlas aunque estén vacías.

Tomamos el paseo que va por la orilla del Miño pero no duró mucho pues enseguida se aliaron los elementos para hacernos desistir del empeño. Se desató tal tormenta de lluvia y viento que nos obligó a regresar corriendo al coche y buscar un hotel donde pasar la noche. Queríamos evitar los alojamientos públicos, pero al final lo aceptamos de buen agrado, pues ya echamos en falta una buena ducha. Hace tres días que nos estamos lavando como los gatos.

Elegimos el Hotel Pazo de Monterrey en el pueblo de Pereiro de Aguiar. Son 42 € la noche y es cojonudo. Al llegar a recepción nos toman la temperatura y rellenamos una declaración que descargamos con la QR del móvil. Tenemos que responder preguntas como, de donde venimos, donde estuvimos y a donde vamos.

El hotelito la verdad que nos sorprendió por su arquitectura tan señorial, con una gran escalera de caracol en el hall principal y decorado con pomposas arañas de cristal.

Fuera sigue lloviendo y tronando sospecho que vamos a tener mal tiempo para mañana. Subimos a la habitación con los trastos y lo primero que hacemos es meternos a remojar en la bañera, que gozada, que gustito, que relax. La cena de hoy va a ser una lata grande de albóndigas de carne y de postre un café con un buen chorro de orujo. Al final hoy fué un día redondo. Vinimos a Galicia, nos lo pasamos teta por Orense y como colofón vamos a dormir en una enorme cama, no se puede pedir más. Por cierto llamé a mis padres para confirmar que está todo bien por casa y de paso que supieran de nosotros. Les conté las cosas más positivas para evitar preocuparles en valde con el tema covid.

Baiona

Miércoles 12 de Agosto de 2020

Abrimos los ojos, son las 8:00 am. y sigue lloviendo. La temperatura bajo al menos 20º C. con respecto a ayer. A las 10:00 am dejamos el hotel después de desayunar en la habitación. La carreterita por la que vamos hacia a A Guarda no puede ser más chula. Vamos circunvalando el río Miño. Transcurre por un paisaje espectacular, verde a rabiar por el que vamos dejando atrás pueblinos preciosos con casonas construidas de granito. Lástima que no deje de caer el típico "calabobos" y la niebla este tan baja. Dejamos atrás Astariz, Cortegana y nos desviamos por la autovía pero ahora dirección a Baiona. De repente cambiamos de idea y ya no vamos a A Guarda. Como somos libres y no tenemos nada reservado rompemos los planes cunado nos da la gana.

Cuanto más nos acercamos a Baiona más atasco nos encontramos en la carretera, se nota que en la costa hay mas ambiente y más turistas. Estamos mal acostumbrados de estos días por Zamora circulando y paseando casi en solitario. 

Nos cuesta un poco encontrar donde dejar el coche. Necesitamos pan para comer y aprovechamos para  tomar algo y dar un primer paseo. Ya teníamos ganas de ver el mar, pero como contrapunto, toparnos con tanta gente nos acongoja un poco, supongo que terminaremos acostumbrándonos. Es el primer sitio donde vemos gente que no guarda las distancias, sobre todo en la terraza de algún bar donde vemos clientes de diferentes mesas codo con codo. Por supuesto estas las rehuimos. 

Mientras tomamos una cervecita miramos el Parck4night y enseguida damos con un posible sitio para esta noche. Está al borde mismo del mar y cuando llegamos solo queda un aparcamiento para nosotros entre 10 ó 12 autocaravanas y alguna furgo. Junto a estos mamotretos me siento un poco raro pues nuestro coche no da el perfil de camper y me da la sensación que me ven como un intruso. En realidad nadie nos dice nada, simplemente es cosa de mi cabeza. Nos sentamos en el muro que tenemos sobre la rompiente del mar y comemos evitando sacar mesa y sillas por si acaso. En cuanto terminamos nos vamos a recorrer Baiona para rememorar, pues tambien esto lo conocemos de hace años.

En el paseo de la playa de Baiona un monumento conmemora el desembarco de una de las carabelas de Cristóbal Colón en 1493, capitaneada por Martín Alonso Pinzón, siendo el primer puerto de Europa en recibir la noticia del descubrimiento de Nuevo Mundo.


Desde 2009 una nueva placa acompaña a la anterior donde se conmemora otra fecha, la fecha en que arribó el robot submarino no tripulado RU27 enviado desde Nueva Jersey hasta Baiona 516 años después de aquella primera fecha. 


 Entramos en los dominios del Castillo de Monterreal o Castillo de Baiona del siglo XII que preside la costa. Por cierto tenemos que pagar un euro cada uno para poder pasar.


Lo que se ve del Castillo es una reconstrucción del siglo XVI 


Y dentro de las murallas desde 1966 tambien hay un Parador Nacional.

Con la entrada que pagamos pudimos recorrer los 3 km de la imponente muralla por la parte de arriba. También hubiéramos podido tomar algo en el Parador y tendríamos descuento presentando el ticket pero a estas alturas a mi ya no me la dan con queso. Apuesto que a pesar del supuesto descuento nos hubieran metido una buena clavada.

Fué un recorrido muy agradable con buenas vistas de la costa y de Baiona, refrescado por la brisa del mar y casi todo el tiempo bajo la sombra de los arboles.

Cuando bajamos de la muralla nos vamos a recorrer el casco histórico pero no es gran cosa, apenas tres casonas de piedra y una iglesia. Me llamó especialmente la atención la fuente en la Plaza de Ceta, construida en 1678 y restaurada en 1863.

Regresamos al coche, pero en esta ubicación nos sentimos un poco recluidos, así que nos vamos en busca de otro sitio mejor para dormir. No tenemos ganas de pasar aquí toda la tarde y aún queda mucha por aprovechar hasta que anochezca. 

Según park4night tenemos un parquing autorizado para pernoctar a 4 km. en playa América en Nigrán. En cuanto llegamos nos gustó, es un sitio guapísimo y la playita no es pequeña precisamente, 1200 metros de longitud y aparcamiento como para 100 coches. A pesar de esto solo tienen habilitado el espacio justito para 8 ó 10 autocaravanas delimitado por dos señales y por supuesto hace horas que está completo. Esto es un despropósito. Por suerte a nosotros nos da igual, no somos camper ni autocaravana y pasamos totalmente desapercibidos, así que aparcamos nuestro coche entre el resto de coches y punto. 

Debidamente instalados nos vamos a tomar una cerveza bien fría en una terraza frente al mar. Carol aprovecha para llamar a su madre y ver que todo sigue bien por casa. Damos un paseo en busca de alguna tienda abierta para comprar pan y de regreso al coche preparamos un bocata y una ensalada de esas envasadas al vacío para cenar. 

La tarde se está quedando preciosa aunque conforme se va el sol se va poniendo mas fría y ventosa. Cerca del coche tenemos unos baños públicos, parece estupendo, pero en realidad no lo es tanto. No están precisamente limpios después de todo un día de uso y además añadimos la psicosis de pillar el covid. Entro, pero salgo sin poder, pues tocar cualquier cosa dentro me da un agobio fuera de lo normal. Ya nos apetece meternos dentro del coche, encender la tablet y liarnos a ver episodios de Lost hasta que nos de el sueño, pero solo logramos ver un episodio, el segundo ya se convirtió en una lucha por mantener los ojos abiertos, así que a dormir, mañana será otro día.

Ponte Sampaio y Cabo Home

Jueves 13 de Agosto de 2020

Dormimos estupendísimamente frente a la playa América. Desayunamos de pie en modo barra de bar sobre la bandeja trasera ahora convertida en mesa extraíble y no tardamos mucho en irnos con el propósito de bordear la costa a lo largo de toda la Ría de Vigo. A pocos kilómetros hacemos parada para comprar en un Mercadona lo básico, bebida, hielo y algunas cosillas para comer.

La carretera es preciosa y tranquila así que disfrutamos de las magníficas vistas sobre la ría hasta que llegamos a Moaña donde hacemos un alto para estirar las piernas y tomar algo fresco. 

Nos liamos a hacer fotos a la ría. También nos pelearnos con nuestro nuevo palo selphie para hacernos fotos cariñosas junto a la estatua gigante de Neptuno ó "O Fisgón" como la llaman los gallegos.  

El entretenido paseo nos lleva hasta una terraza de bar donde tomamos algo. Estamos en ello cuando de pronto Carol propone ir a comer una pizza. Me pareció una idea genial así que buscamos una pizzería con ayuda de "San Google". 

Fuimos a la Pizzería Donai. Cuando llegamos somo los únicos clientes, cosa estupenda para nosotros aunque no tanto para el dueño. Entramos dentro que se está más fresco.  Nos pedimos un par de pizzas cuadradas que estan para chuparse los dedos. Justo cuando pedimos la cuenta comienza a entrar gente, así que nos ponemos la mascarilla y nos piramos.

Mientras regresamos al coche nos damos cuenta que se nos quedaron atrás sitios chulos que ver así que retornamos hasta Redondela. Se la denomina la villa de los viaductos por los muchos que cuelgan por encima de sus tejados y por los que pasaban las líneas de ferrocarril. Incluso algunos de estos son declarados monumento histórico artístico. Todo muy bien pero el pueblo no es nada guapo y para nada fotogénico así que seguimos camino. 

La siguiente población en que hacemos un alto es Arcade y aquí si nos encontramos en un lugar interesante. En realidad lo que llama la atención es el puente de Ponte Sampaio. De este puente ya se tienen las primeras referencias en el siglo X-XI cuando fué llamado "Ponti Sancti Pelagli de Lutto" (Puente de San Paio de Lodo)

 En este lugar se libró la última batalla en Galicia contra el ejercito de Napoleón durante la Guerra de la Independencia. Tropas regulares del ejercito español junto a hombres y mujeres de milicias populares hicieron frente al ejercito francés destruyendo dos ojos del puente de Ponte Sampaio. Se atrincheraron y utilizaron troncos de roble gruesos agujereados como "cañóns de pau" osea cañones de palo ó de madera para impedir el avance francés. Dicha batalla se libró los días 7 y 8 de junio de 1809. 

La importancia del puente no termina ahí pues además forma parte del Camino Portugués de peregrinación a Santiago y tambien la Vía Romana XIX que unía Brácara Augusta (Braga) con Lucus Augustí (Lugo).

Pero en busca de un punto alejado para hacer la foto panorámica del puente Sampaio nos topamos con una desconocida, la "Illa de Medal" ó Insuiña, una diminuta islita que perteneció al pintor Antonio Medal Carrera (1902-1986)

La pequeña islita, fué utilizada por Medal para organizar reuniones, recitales y tertulias para intelectuales y artistas de la época. Tiene un cenador desde el que se puede contemplar el Puente Sampaio, el rio Verdugo y el Monte de A Peneda.

Se accede a ella por un pequeño puente levadizo de madera y a través de una curiosa puerta. El acceso es gratuito.

Dentro del pequeño terreno que forma la isla se encuentra además del cenador con una mesa diseñada por el mismo Medal, un hórreo y un gran palomar circular. Recorrimos su corto perímetro por un sendero flanqueado por una especie de almenas de piedra.

Siguiendo nuestro deambular nos encaminamos ahora hacia Cabo Home. Una auténtica pasada paisajista. La afluencia de turistas nos sorprendió pues es tan masiva como en tiempos normales antes del covid.


Las vistas ya son una pasada desde el mismo aparcamiento, pero no conformé con esto, decido ir más allá y subir al pequeño Monte do Facho, desde donde ya me quedo totalmente maravillado. Es increíble la panorámica que se puede disfrutar desde aquí arriba. Se ven claramente las Islas Cíes, las Islas Ons y  una buena parte de la linea costera que forma la Ria de Vigo. También se distingue a lo lejos el Faro de Home. Si tuviéramos más tiempo podríamos hacer la ruta de los faros que se me antoja espectacular. Se podría ver el Faro de Punta Subrido, el Faro de Robaleira y el Faro de Cabo Home.


En el corto y fácil camino de subida se pueden ver algunos petroglifos en las rocas y las ruinas de un antiguo poblado posiblemente de época medieval. El poblado de Punxeiro ó As Cortes. Bueno, los petroglifos están muy borrosos y se localizan gracias a unos cartelitos. Del poblado que en su origen estaba formado por ocho viviendas modestas de planta rectangular, quedan solo cuatro trozos de pared. Se cree que fué abandonado cuando se agotó el manantial que lo abastecía de agua.


Que suerte tuvimos de pillar un día tan despejado y azul hasta donde alcanza la vista. Sería un lugar perfecto para pasar la noche pues el sitio la verdad que invita a quedarse y seguro que lo mismo pensaron los antiguos pobladores que llegaron a esta zona costera.
De echo, aquí en la cima de Monte del Facho hubo otro poblado. Este fué mucho más antiguo que el de Punxeiro y estuvo habitado entre el siglo X a.C y el VI a.C. A partir del siglo VI a.C. surge un castro galaico fortificado que resistió hasta el siglo I a.C. y del que aún se distinguen algunas de sus viviendas circulares. además de partes de la muralla y el foso.


Pero no terminó ahí la cosa pues en el siglo XVIII se construyó aquí un puesto de vigilancia costera militar del que aún se conserva intacta la garita echa en granito.

Carol no quiso subir y prefirió esperarme tomando una cerveza en el chiringuito. En cuanto regresé brindamos por el estupendo broche de oro de hoy. Por aquí hay aparcadas algunas furgos y camper pero no creo que podamos quedar a pernoctar así que nos vamos en busca de algún sitio que sea más "legal" pues esto me da que es zona costera protegida.

Buscando en la app Parck4nigh damos con un área recreativa cerca de la playa de Ancoradour en el Cabo Udra. Aquí nos vamos a quedar para pernoctar pues tenemos de vecinos un buen montón de furgos y autocaravanas. Para conocer un poco la zona, mientras llega la hora de cenar, nos hacemos los cien metros de bajada hasta la playa y flipamos cuando vemos el agua del mar totalmente anaranjado y con un olor rancio como a mejillones podridos. Estamos viendo lo que se denomina como una "marea roja", que no es más que una concentración extraordinaria de microalgas con esa pigmentación anaranjada que en ocasiones pueden ser tóxicas afectando a moluscos, peces y mamíferos marinos. Habíamos oído hablar de este fenómeno pero es la primera vez que lo vemos.

Desplegamos nuestra intendencia sobre una de las mesas del área y cenamos cómodamente. Otros turistas hacen lo mismo. Se hace de noche pero seguimos sentados sin prisa contemplando el cielo estrellado. Aquí se está de lujo. Finalmente nos metemos en el coche e intentamos ver algún capítulo de Lost pero aquí no tenemos prácticamente cobertura y prime video no tira así que desistimos y nos vamos a dormir.

Dia de aniversario

Viernes 14 de Agosto de 2020

Hoy es día de celebración para nosotros, hacemos 27 años de casados, así que tenemos que conseguir por todos los medios que el día nos salga lo más redondo posible. 

Dormimos estupendamente y a las 8:00 am. ya estamos en pie. Salimos del coche y sin más preámbulos nos ponemos a caminar, así sin pensarlo. Tomamos una pista de gravilla que suponemos bordeará la pequeña península que forma este cabo.

El camino nos ofrece buenas vistas de la costa. El amanecer esta muy apacible y el frescor de la mañana da la temperatura perfecta para pasear y disfrutar de toda esta zona natural protegida. 

Enseguida nos encontramos con una especie de cobertizos y un cartel que pone "Aula de la Naturaleza". Por lo que se ve es una especie de centro de interpretación y por lo que leímos a posteriori se construyeron sobre los cimientos de lo que antaño fueron barracones militares. Esta parte de la costa ahora está declarada Zona Especial de Conservación.

El entorno que nos rodea esta formado por una espesa vegetación de matorral bajo, con abundancia de helechos. Es un auténtico laberinto de caminitos. Entre todo el verdor, rompiendo la monotonía, asoman enormes rocas redondeadas y erosionadas por los elementos. Por aquí tambien leímos que hay restos de un castro, que no encontramos y varias playas.

Una hora nos llevó la ruta circular improvisada hasta regresar al aparcamiento donde tenemos el coche. Desayunamos y nos vamos en busca de otros sitios que visitar hoy.

 A pocos kilómetros llegamos a Bueu. Hay mucha gente por el pueblo y mucho coche, pero finalmente logramos aparcar. No nos resulta un pueblo demasiado atractivo pero necesitamos buscar un supermercado donde hacer la compra del día. De camino al coche con la compra Carol ve en el escaparate de una tienda un vestido rojo que le encanta, así que entramos y lo compramos. No dejamos ahí las compras pues en otra tienda se compra unos playeros y yo unas sandalias pues las que llevo puestas ya se pasearon por Creta en 2018 y por Croacia en 2019 y empiezan a estar asquerosinas así que me las calzo y dejo las viejas en un contenedor.

Se acerca la hora de comer así que buscamos un área recreativa ó algo parecido. Damos con uno en Playa Mogor. Comemos en una mesa frente al mar a la sombra de un Eucalipto y de seguido nos vamos a pasear por la playa.

Desde aquí arriba se ve bastante gente en la arena y al fondo un chiringuito, a ver si podemos tomarnos algo en él.


En el acceso al arenal hay un montón de señales y cartelitos informando de las medidas covid, incluso un semáforo que indica el aforo, pero parece que está apagado.

Entramos en la playa y disfrutamos de un tranquilo paseo por la orilla. Nos gusta más que tumbarnos al sol y asar como gambas a la plancha. Nos acercamos al chiringuito pero la terraza está completamente llena de cliente comiendo así que nos tenemos que conformar con pillar un helado y comerlo de regreso al coche. 

Aprovechamos para buscar unos antiguos petroglifos que dicen que hay por aquí pero solo encontramos algunos que recientemente hizo algún imbécil.

Continuamos la ruta y llegamos a Marín. Este pueblo esta muy enfocado en la marinería, de hecho aquí está el edificio de la Academia Militar de Marina, el único de estas características en España desde 1943 cuando fué trasladado aquí desde San Fernando (Cádiz).

Frente a la Academia hay un parque, la alameda Rosalía de Castro, en el que parece que hoy van a celebrar, sorprendentemente, una especie de "Festa Corsaria" a pesar de las restricciones Covid. Nos la vamos a perder pues no queremos estar más tiempo por aquí. Hasta las 6:00 pm no esta previsto que empiece y aún falta mucho. De momento solo hay diez ó doce puestos a medio montar y no parecen ofrecer mucha novedad así que dejamos Marín sin pena ni gloria.

El siguiente punto que llevamos anotado para visitar es el Pazo de Lourizán pero solo conseguimos llegar a la verja de entrada, esta precintado por el puto virus. Nos estamos perdiendo un montón de sitios chulos por culpa de la pandemia, así no hay manera de disfrutar.

Pero llegamos a Combarro y este pueblín es tan especial que nos levanta el ánimo de inmediato. Es uno de los pueblos más guapos de Galicia y yo lo añadiría a la lista de los más guapos de España. Lo que destaca sobre todo es la gran cantidad de hórreos que hay en él conservados en óptimas condiciones. Unos sesenta, de los que la mitad están alineados frente al mar, formando una franja costera sin igual en ningún otro punto de la Península.

De echo está declarado Bien de Interés Cultural como Conjunto Histórico desde 1972.
 

Este es uno de esos pueblos que siempre está abarrotado de turistas. Hoy apenas hay gente a pesar de estar en pleno agosto, todos sabemos a que achacarlo. El pueblo tiene algunas callejuelas precintadas a las que solo se permite el paso de los residentes. También hay señalización de dirección obligatoria para evitar posibles aglomeraciones, pero esto no impide disfrutar sus rincones más acogedores y típicos.


Combarro no está solo atestado de hórreos, tambien abundan los "Cruceiros" que se encuentran repartidos por todo el casco antiguo. De echo se pueden contar hasta siete de ellos. Están dispuesto de forma que por la cara que da al mar se representa a la virgen y en la que da a tierra está la crucifixión de Cristo.



Considerados una de las obras más genuinas de tierras celtas y concretamente de Galicia, los cruceiros tienen un carácter simbólico sagrado y de protección. Se sitúan en las encrucijadas de caminos para cristianizar esos lugares paganos donde se celebraban reuniones, ritos de brujas, meigas ó ánimas.



Casi todo el pueblo está construido en granito, la piedra típica de construcción gallega, tanto los hórreos como las viviendas y por supuesto los cruceiros.
Las casas llamadas "mariñeiras" tienen la típica edificación de dos plantas en la que la baja está destinada al almacenamiento de aperos de labranza y de pesca y la superior como vivienda.

Y hacemos lo más típico de los turistas, un selphie, para dejar constancia de lo a gusto que estamos esta tarde paseando por Combarro disfrutando de una estupenda tarde de sol.

Ya satisfechos de la visita y con una botellita de orujo de hierbas casero bajo el brazo, nos vamos hasta Cambados en busca del Hotel Europa. Lo reservamos por booking esta mañana para asegurar una buena estancia. Queremos terminar el día de nuestro aniversario como dios manda. Por no entretenernos más nos saltamos el tramo de costa entre Combarro y Cambados dejando atrás Sanxenxo, Portonovo y O Grove. Mañana volvemos atrás para visitar estos pueblinos. Recordar que ya estuvimos en muchas ocasiones por estas tierras y pocos rincones nos falta por conocer pero nos siguen encantando.


Llegamos al hotel y en cuanto subimos los trastos a la habitación nos metemos en la bañera para darnos un buen remojón que ya lo estamos necesitando. Esta vida errante es lo que tiene, no tenemos muchos sitios donde asearnos en condiciones. Nos ponemos guapos y salimos en busca de un buen restaurante para cenar y celebrarlo tal como lo merece la ocasión. Hacemos más fotos rollo turista frente al Ayuntamiento junto a la estatua del escritor gallego Ramón Cabanillas.


La costa esta hermosa al atardecer con la marea baja y la rojiza puesta de sol. 


Y el pueblo  se va quedando muy tranquilo, excesivamente tranquilo. Apenas nos cruzamos con gente por las calles a pesar de la buena temperatura.


Tras dar varias vueltas mirando locales nos sentamos en la terraza del Restaurante Yago Daporta. Parece un buen sitio, limpio y elegante. Para empezar brindamos con una botella de albariño por celebrar nuestro aniversario de bodas. También nos vino a la memoria una "Festa do Albariño" que encontramos en este pueblo hace un montón de años y en la que nos lo pasamos teta.

 
Enseguida empezamos con la típica delicia gallega, pulpo a feira con cachelos que como ya esperábamos está para chuparse los dedos.


 Después una ración de pescaditos con crujiente y especias en cama de patatas.

 
Y para finalizar "fingers" de pollo con salsa picante. La verdad es que quedamos tan llenos que no tomamos café ni postre. Desde luego acertamos de pleno con el Restaurante Continental Yayo Daporta. A pesar de pedir cosas sencillas estan todas riquísimas.

Regresamos al hotel felices y contentes. Aún son las 11:30 pm, pero como no vamos a encontrar muchos sitios donde bailar, ni pub para tomar una copa nos vamos directamente a celebrarlo a la habitación del hotel, pero de esto no vamos a dar detalles.

De Cambados a Isla de Arousa

Sábado 15 de Agosto de 2020

Dormimos como troncos a pesar de que esta noche cayeron dos buenas tormentas que convirtieron nuestra claraboya en un instrumento de percusión. Amanece nubarroso y bastante fresco pero no nos importa, pues estamos felices. 

Mientras preparo un par de cafés "cappuccino" y rehago el equipaje, Carol baja a comprar algo dulce para reponer fuerzas y empezar bien el día. 

Dos palmeras gigantes y una napolitana de chocolate parece mucho desayuno pero no dejamos ni las migas, que rico recién hecho. Todavía es temprano así que antes de dejar el hotel tenemos tiempo de sobra para darle un pequeño repaso a Cambados. 

Parece que se van abriendo claros así que nos tomamos el paseo sin prisa saboreando los rinconinos del pueblo. Y cuenta la historia que Cambados fué fundada por el Rey Visigodo Witiza, aunque se dice que tiempo atrás ya andaban por aquí los fenicios aprovechando la explotación de las salinas. En el año 2001 la Villa de Cambados fué declarada Conjunto Histórico Artístico.



Este sitio desde luego es muy guapo y tranquilo. Quizá ahora con la pandemia en demasía pero no podemos pedir más, damos gracia de poder andar por aquí a nuestra bola. Comenzamos el paseo por el parque de palmeras que transcurre a lo largo de la rúa Ribeira de Fefiñans frente al mar,



Llegamos a la plaza donde se encuentra el impresionante Pazo de Fefiñans con su peculiar construcción en forma de L. En su interior alberga la bodega más antigua de la villa que data de 1904.



El Pazo está rematado en un guapo arco-puente, por desgracia el único que queda de los cuatro que cerraban la plaza. Cuando la plaza dejó de ser privada a mediados del siglo XIX, se comenzó a utilizar como mercado público y entonces los puentes les parecieron un estorbo así que derribaron tres de ellos para un mejor acceso de los carros. 


La otra construcción importante de la plaza de Fefiñans es la Iglesia de San Benito del siglo XVII. Como este año la pandemia fastidió la "Festa do Albariño" el escultor Manolo Paz adoptó el espacio para poner unas curiosas esculturas que tituló "Os mares do mundo". Se trata de 25 toneladas de aparejos destinados al reciclaje que transformó en cuatro grandes balas de colores que estos días decoran y dan colorido a la plaza. Colorido da, pero de ahí a ser bonito ya es otra cosa.


La calle peatonal principal, la Rúa Real esta repleta de tiendas y negocios pero se ve solitaria y triste como casi todos los pueblos que vamos visitando. Da mucha lástima ver lo putas que las estan pasando los autónomos para no ir a la quiebra.


Estamos cogiendo el punto a los selphie y nos hacemos algunos antes de irnos frente al Antiguo convento de San Francisco construido en 1588.
Fué convento franciscano hasta 1835 en que pasó a manos del estado, el cual obligó a los mojes a desalojarlo pasando a ser utilizado como sede de convenciones, luego escuela y posteriormente se usó como cárcel. Después fué derruido en buena parte para ser transformado en la actual Iglesia Parroquial de Cambados.

De regreso al hotel pasamos por un mercadillo de oportunidades que hay montado en la calle. Pero para acceder tenemos que pasar un control exhaustivo. Número de personas limitado, gel hidro alcohólico y control de temperatura. Carol se pilló una cazadora vaquera, nunca se compró tantas cosas en unas vacaciones, esta desconocida. Ya casi son las 12:00 am así que vamos al hotel para bajar las maletas, pagar e irnos dirección Portonovo.

Ya hace un montón de años que venimos por aquí y lo encontramos muy cambiado. El Covid es verdad que no ayuda pero aparte parece que perdió su antiguo encanto de pueblo marinero. Por cierto aquí tambien se ve la marea roja que desde hace unos días tiñe de naranja el agua de la ría.

Damos un largo paseo por Portonovo, por el puerto, por la playa de Baltar y otros rincones que recordábamos muy acogedores, pero nos cuesta muchísimo reconocerlo. Finalmente nos sentamos a comer en un burguer, el Japoburguer Portonovo. Desde luego el nombre no está muy bien traído. Comemos un plato combinado, una hamburguesa y helado de postre, una comida rápida, rica y barata. 

Dejamos Portonovo y enseguida llegamos a la Playa de la Lanzada, la mayor playa de Galicia con más de 2 km. de longitud. En esta playa se celebra desde tiempo inmemorial un rito de fertilidad que consiste en darse un baño de nueve olas para luego acostarse en la Cuna da Santa, una roca con una cavidad que hay en el acantilado. Esto solo se supone que funciona la noche mágica del último fin de semana de agosto. Docenas de mujeres acuden aquí ese día con la esperanza de aumentar la fertilidad y concebir un hijo.

Lo primero que se encuentra es una pequeña península donde está la ermita de Nuestra Señora de la Lanzada, románica, del siglo XII. Esta parte de la costa está plagada de historia antigua ya que sobre aquí se construyeron varias edificaciones prerromanas, romanas y medievales. 

De echo la ermita es parte de una antigua fortaleza medieval de defensa costera.

Muy cerca, como a 200 metros, tambien se pueden ver los restos de una factoría de procesado de pescado del siglo II antes de Cristo. También las excavaciones sacaron a la luz una necrópolis romana y los restos de una torre construida por el obispo Sisnando en el 960 para defenderse de los ataques vikingos. No cabe duda que está repleto de vestigios antiguos.

Desde esta pequeña península disfrutamos de estupendas vistas de la playa de la Lanzada que esta a lo largo del estrecho itsmo que forma la Península de O Grove. 

Seguimos ruta hasta el interior de la península de O Grove pero no nos entretenemos demasiado, ya lo tenemos demasiado visto.

Llegamos hasta la Isla de Arosa a la que se accede a través de un puente de casi 2 km de longitud, 1.980 metros exactamente, el mas largo de Galicia. Esta isla si que nos gusta, nos encanta. En cuanto cruzamos el puente torcemos a la derecha hacia el Puerto de Cabodeiro el cual nos regala una estampa muy chula con sus barquitas de pesca. Aquí mismo vemos algunas autocaravanas aparcadas, el sitio es guapísimo, así que lo anotamos como posible ubicación para pernoctar esta noche.

Continuamos costeando la isla hasta llegar a Puerto de Xufre. Es otro pueblín con un modesto puerto pesquero muy fotogénico. Aquí recibo la llamada de mi padre que ya tiene ganas de saber de nuestras andanzas. Parece que estan bien de salud por Asturias. De echo hasta el momento es la provincia con menos contagios de toda España.

Desde aquí ya tenemos muy cerca el Faro de Punta Cabalo y nos apetece mucho ir a conocerlo. Lo intentamos pero tenemos que desistir pues parece que todos los turistas que hoy pululan por la isla se les ocurrió ir a visitarlo al mismo tiempo que nosotros. El atasco es monumental así que lo dejamos anotado para mañana. 

Como lo que sobran son sitios cambiamos de dirección y nos acercamos a conocer el Muelle de Pau. Un caminito precioso recorre los recodos del puerto ofreciéndonos imágenes estupendas.

Dicho muelle de Pau dicen que se construyó a principios del siglo XX, luego fué abandonado su uso y posteriormente restaurado. Inicialmente se hizo para abastecer un conservera que había fundado aquí un tal Godoy. Dicha conservera fué la que impulsó la riqueza en la isla proporcionando puestos de trabajo a la mayoría de sus habitantes.

Regresamos al coche y como ya va cayendo la tarde buscamos algún área de autocaravanas ó algún rincón guapo donde pasar la noche. Enseguida damos con un aparcamiento para autocaravanas y campers, bien grande justo al lado del puente que cruza a la isla y que legalmente se permite pernoctar y además tiene chiringuito. Aquí que nos buscamos un hueco.

Hay más de 50 ó 60 vehículos de todo tipo aparcados con la intención de hacer noche y siguen llegando más. Intentamos preparar algo para cenar pero es imposible, pues hace tantísimo viento que nos vuela todo así que terminamos preparando lo más sencillo, un bocata que nos zampamos tan ricamente sentados al volante. A grandes males, grandes remedios y en eso ya somos profesionales. Mientras estamos cenando llega una camper que aparca justo a nuestro lado. Es increíble la casualidad pues esta misma camper estuvo acampada a nuestro lado hace dos días en el Cabo Udra. Que pequeño es el mundo. Nos reconocieron enseguida y salimos a charlar un rato con ellos. Después de un rato de conversación nos volvemos al coche para pasar el rato viendo algún capítulo de Lost que es nuestro vicio. Mientras tanto y bien entrada la noche continúa el trajín de vehículos que no dejan de llegar además de algún coche con pescadores. A las 12:00 nos da el sueño y nos vamos a dormir.


Pica para ir a : Viajar en tiempos revueltos (Cap. 2)