jueves, 29 de enero de 2015

Dia de moto por puertos nevados

25 de Enero del 2015

-"Me encanta rutear por los puertos nevados aprovechando un domingo que no llueva, y mañana es ese domingo ¿alguien se apunta?"-Esto es lo que leo en un mensaje de María "Kenya" en Facebook.
Ya es tardísimo, casí la una de la mañana cuando veo el mensaje, pero aún así intento contactar con ella. Para mañana, Karol y yo no teníamos más plan que pasarnos el domingo vegetando en el sofá y hartarnos de ver televisión. Me niego en redondo.  La vida es muy corta para desperdiciarla. Así que nos apuntamos a la ruta motera sea cual sea, me da igual a donde, necesito aire libre.





La pereza mañanera intenta sujetarnos entre las mantas pero sacamos fuerzas de flaqueza y a pesar del frío intenso nos echamos a la carretera.
Nos encontraremos en Trubia con nuestros amigos que vienen desde Gijón.








Mientras tomamos un café en el bar frente a la gasolinera de Trubia nos cuentan su plan para hoy y es subir el Puerto Ventana, pasar a la provincia de León y llegar a comer al Restaurante "Mil madreñas rojas" en el pueblín perdido de Valseco, para regresar a Asturias por el Puerto de Somiedo. Dos puertos preciosos y aún más con la nevadona de estos días. Me gusta la idea.




A eso de las 10:30 de la mañana y ya reconfortados con la bebida caliente partimos.




La mañana es fría, húmeda y por esta zona hay bastante neblina pero vamos muy abrigados así que se lleva bien.

Rodamos muy tranquilos, con mucha prudencia pues la carretera está húmeda y el hielo nos puede sorprender en cualquier curva.
La AS-228 nos lleva hacia el sur por Tuñón, Villanueva, Proaza, Entrago, La Plaza, pasamos al lado del Parque de la Prehistoria de Teverga







 y comenzamos las primeras rampas ya con atisbos de nieve en el paisaje y con la calzada mojada pero limpia.






Pero la cosa se complica rápidamente. Las cunetas con grandes montones de nieve acumulada  por la quitanieves, van derritiéndose lentamente sobre el asfalto y automáticamente la fina capa de agua se hiela formando una capa invisible y sumamente deslizante.






Cada vez tenemos que rodar más despacio y más acojona entrar a las curvas. Sobrepasamos el pueblo de Paramo y a menos de un kilómetros una capa de nieve dura y hielo cubre totalmente la carretera.







No es posible pasar con nuestras motos sobre esto, así que nos tenemos que parar y tomarnos un momento para analizar la situación.







Continuar es tener todas las papeletas para sufrir alguna tonta caída y buscarnos un problema serio así que no compensa. Un coche que baja en ese momento nos da el último parte, -No se puede pasar, la carretera está cortada al tráfico-






Un poco decepcionados con los planes truncados, damos la vuelta hasta el pueblín de Páramo. Toda precaución es poca, así que decidimos que las chicas bajen caminando unos cientos de metros hasta las curvas de más abajo que están menos heladas.






 Tomamos un cafelito en Casa Manolo y echamos un rato contemplando el mapa que luce en la pared para decidir otra alternativa al día. -Podemos intentar subir el Puerto de San Lorenzo- dice Jose que no se da por vencido, pero lo desestimamos, nos tememos que va a estar también peligroso y complicado.






Hacemos unas fotos en el Paramo antes de irnos.





















Y José que se encuentra con un colega del Madrid, lo cierto es que nos dio un recibimiento muy frío.



De nuevo volvemos a las motos y bajamos a paso de burro hasta La Plaza. En cuanto llegamos a la primera rotonda José se para y enseguida intuyo lo que me va a decir -¿Intentamos el San Lorenzo?- A mi también me apetece así que no lo dudo un segundo y asiento con la cabeza. Nada perdemos con intentarlo. Necesitamos aderezar el día con más adrenalina.






 La carretera dirección al puerto enseguida va ascendiendo y a cada kilómetro la capa de nieve se hace más y más gruesa.





El día está precioso, luce un sol esplendido y por supuesto esto también hace que sobre el asfalto del puerto San Lorenzo se derrita la nieve de las orillas. Pero este valle es mucho más abierto y como el sol está ya algo más alto y hace un pelín más de calor, el agua no llega a congelase sobre la carretera.







María y Karol no dejan de hacer fotos a diestro y siniestro, el paisaje lo pide.


Aún sin fiarnos del brillo del asfalto mantenemos un nivel alto de precaución, tanteando con los pies sobre la carretera de vez en cuando para comprobar que no está congelado.


 
Y lo conseguimos. Coronamos sin problema el San Lorenzo (1347 m.).






Hay tal cantidad de coches en la raya que casi no podemos aparcar las motos.






El paisaje se ve espectacular con la nieve recién caída. Es normal que nadie se quiera perder esto y menos los niños que disfrutan sin necesidad de pagar "forfait".






Y nos hacemos la foto que certifica la subida al San Lorenzo.







Un rato de fotos y risas antes de continuar el descenso del puerto por la otra vertiente, con la intención de llegar hasta Belmonte de Miranda.







Hacemos alguna paradita para contemplar el entorno.




A estas horas la temperatura ya ronda los 13º C. y rodar me produce un inmenso placer, curveando y oliendo el aire fresco, el paisaje rabiosamente verde y las montañas pintadas de blanco.





Y entramos en Belmonte donde hacemos nueva parada para tomar algo y de paso decidir donde podemos ir a comer.





-Salas- dice María, -según nuestro amigo Darío en Salas hay una sidrería donde se come estupendamente, Llagar Sidrería El Buche.- Y allí que nos dirigimos.



No cabe duda que Karol se lo está pasando bien.
















De mano nos tomamos unas cervecitas, una sidra y decidimos pedir el menú del día que costa de varios primeros y varios segundos para elegir.


Ensalada de quesos asturianos,



 Pimientos rellenos,



Carrilleras tiernísimas,



Buey al ajillo, ricos postres caseros y café.




El precio 17 € y ninguno de los cuatro conseguimos dejar limpio el plato. Nos lo hubiéramos llevado en un tupper y tendríamos todavía para cenar, pero dejamos nuestras sobras irse de vuelta a la cocina sin más.




Entre la comida reposada y la larga sobremesa salir del Buche alrededor de las seis de la tarde pero todavía convencemos a nuestros amigos para ir a tomar algo hasta Mieres antes de irnos a casa.







Y tomamos la última como no, en la Cervecería, Burguer Mc Charly y Company, el mas famoso bar motero de las cuencas y parte del extranjero.






Con estos detalles mantenemos la fama de nunca tener prisa para llegar a casa, "los sin techos" como alguien nos bautizó hace tiempo.






Disfrutamos de un domingo intensamente vivido y muy lejos de coger moho con el culo en casa.






Esta fue la guapa ruta que nos hicimos por la comarca ovetense y además en buena compañía. Ya tenemos disculpa para intentar en otra ocasión la Ruta a "Mil madreñas rojas" en Valseco. La dejamos anotada.








SALUDOS Vssssssss



sábado, 24 de enero de 2015

Motauros 2015, mi primera invernal.

17 de Enero del 2015

Tal como suena, es mi estreno en invernales. Después de años "cociéndome" como motero, al fín este año estoy decidido a ir a Motauros. Es la invernal de las invernales si no nombramos la famosísima Pingüinos, que por cierto, este año alguien intermedió hasta conseguir que se cancelara. Yo no se a ciencia cierta los motivos, se habló, se dijo, se conjeturó, pero yo no seré el que siga añadiendo más conjeturas sobre el tema.


En fin, lo que me ocupa ahora es la Concentración motera internacional de invierno Motauros 15 Aniversario.

Ya hacía unos años que mis amigos y compañeros de A.K.K. (Asociación motera Astur Kustom Kulture) me invitaban a ir con ellos a alguna de estas invernales, osea, a una concentración motera de "cagate por la pata de frío".
Asesorado por sus experiencias pasadas, me pertrecho de toda la ropa polar que me puedo poner encima para recorrer los 234 km desde Pola de Lena hasta Tordesillas. Además de comprarme de urgencia un "pinlock", osea una pantallita que se pone por dentro de la pantalla del casco, para evitar el empañado. Espero que funcione. Como en todo, hay opiniones a favor y en contra del "pinlock", no obstante por 25 € que me cuesta pruebo suerte.
También invierto 25 € en otra novedad para este viaje, unas manoplas que afean la estética de la moto a la máxima potencia, pero imprescindibles para llegar con todos los dedos a casa al no tener que amputármelos por congelación.


Toda la semana me la paso autoconvenciéndome y dándole vueltas a la cabeza diciendo, ¡¡¡que no se diga que aquí no hay paisano!!! Hay que darse mucho ánimo, pues hay diferencia entre pasar el finde helándome hasta el culo ó quedarme al lado del radiador en casina. Repaso todos los partes meteorológicos que son casi igual a los horóscopos, en cada sitio que miras pone algo diferente.
Que casualidad que para este preciso fin de semana, aparece una ciclogénesis con fuertes vientos el jueves, seguida de una bajada de temperaturas brusca y dos borrascas para finalizar el domingo con lluvias y nevadas a cotas muy bajas en toda la meseta.

Pero no importa, esta vez voy o voy, no doy marcha atrás.


Es viernes, las cuatro de la tarde cuando despedimos a la avanzadilla tras tragarse una intensa granizada a la altura de Oviedo y una relampagada de impresión. Cris, María (Kenya) y Alex en la furgoneta cargada hasta el techo de material de acampada y demás intendencia, escoltando a José (Marc) en su moto Suzuki Intruder (La Intrusa).
Toño (Halcón), Simón (Thor) y yo mismo (El Viajero) lo tenemos que dejar para mañana sábado pues el "curro" no nos permite escaparnos antes.
Motauros ya comenzó de jueves y dura hasta media mañana del domingo. Nos perdemos mucho pero afortunadamente no todo, así que vamos con ilusión.


A las 8:15 de la mañana ya estoy preparado y con siete capas de ropa (probablemente rebotarían las balas) en la rotonda de Pola de Lena a la espera de mis dos amigos y compañeros de ruta que vienen desde Oviedo.
Y por fin llegan, pelín más tarde de lo acordado, a eso de las 8:50 a.m.
Partimos de Pola de Lena dirección Tordesillas por la A-66, con el cielo sereno, con nubes, claros y con el termómetro marcando  -2º C.
Los primeros kilómetros son confortables, no noto el frío, creo que no va a ser tan duro después de todo, aunque no voy a cantar victoria todavía.


Y nuestra primera parada es en la gasolinera de Caldas de Luna para hacer fotos con la nieve a nuestro alrededor.

Tras el "afoteo", continuamos rodando a buen ritmo, ya que el sol luce en el cielo castellano-leones, casi totalmente limpio de nubes. El asfalto está bueno, no hay hielo, mantenimiento de carreteras lo tiene bien rociado de sal. La siguiente parada es en el peaje de la Magdalena, por cojones claro, pues mantenemos en Asturias la tonta costumbre de seguir pagando por ir por la autovía y de paso nos tomamos un minuto para limpiar la pantalla del casco antes de continuar ruta.

Tenemos ganas de llegar a Tordesillas así que desde el peaje de La Magdalena no paramos hasta Villalpando en la provincia de Zamora.
Llevo la luz de la reserva un buen rato encendida, mucho antes de lo que esperaba. Supongo que ir estrujando los caballos de mi "Spirita" al máximo y siempre con el puño a tope, incrementaron ostensiblemente el gasto de combustible.


Los charcos del aparcamiento con cristales de un dedo de gordo.


Además, mi mano derecha hace kilómetros que no le llega la sangre.
Tengo los dedos totalmente helados, supongo que se cuela el viento por un agujerito de la manopla, por donde abraza el cableado y me está martirizando.


Tras un café bien caliente y un rato de dolor en los dedos al descongelarse, continuamos sin mas paradas los restantes 60 km que nos separan de Tordesillas.

Al llegar ya se ve que algo gordo se cuece. Motos a docenas, ronronean por la carretera que lleva desde el puente sobre el rio Duero, hasta el enorme pinar donde esta montada la concentración.


En la caseta de inscripciones nos encontramos con nuestros amigos, pagamos los 25 € de la inscripción y de seguido rodamos entre pinos, tiendas de campaña, motos, coches y humo, mucho humo de las docenas de hogueras que calientan el ánimo de los moteros. Bueno eso y las bebidas espirituosas. Taz, madrileño, un personaje con buen humor y mucha generosidad nos tiene reservado un buen trozo de pinar para nosotros y otros veinte amigos más de otros puntos del mapa. También tiene instalado un gran cenador con mesas, cocina de gas, mucha comida y bebida.


En cuanto llegamos nos dedicamos a la tarea de levantar nuestras tiendas de campaña


y colgar al lado de las banderas moteras nuestra bandera asturiana.


No hay evento en todo el mundo mundial donde no luzca nuestra bandera, así somos los asturianos.


 Poco a poco voy presentándome y conociendo a los nuevos amigos y saludando a los viejos colegas.


Y no tardamos mucho en ser atraídos por el olorcillo de la cocina de campaña, olor a rica morcilla, chistorras y panceta frita, regado con una caja de cervezas que trajo Toño y una caja de sidra que trajeron Simón y Cris desde Asturias.


Y entre risas, conversaciones, aventurillas y relatos de antiguas batallas moteras, vamos pasando la tarde.


Damos unas vueltas por las instalaciones,



mirando los baretos de comida y bebida, las tienditas de souvenirs y parafernalia motera y la fauna de personajes variopintos con motos de todos los estilos y cilindradas.




Motos antiguas clásicas,




otras de estética fantasiosa, trails, choppers,


 custom, RR,s naket, incluso scooters y minimotos para críos.



La cantidad de gente es impresionante. Según  la organización, se superó el record anterior de 10.138 inscritos hasta los 13.209 inscritos de este año. En parte favorecido por acudir los rebotados de la suspendida concentración de Pingüinos.


El resto de la tarde sigue serena, (me refiero al clima) continúa sin llover y aunque la temperatura fue friísima durante todo el día, en cuanto se fue el sol entonces si se puso frío, pero frío de muchísimos cojones,


 pero sentados frente a la hoguera y sin miedo al alcoholímetro, disfrutamos a lo grande de la velada pues tenemos las "burras" bien aparcadas y arropaditas.


No hay que conducir y la noche es joven así que desplegamos toda la intendencia para prepararnos para la fiesta.


La noche continuó con el sabor del rock, con un concierto de "Bon Scott Revival Show tributo a AC/DC" bastante interesante, seguido de un espectáculo de show erótico que no pasó de unas chicas con pantaloncito corto haciendo contorsiones y acrobacias al ritmo de la música, seguida de una sesión DJ, del Ex piloto Fonsi Nieto que a mi particularmente no me aportó nada nuevo ni demasiado interesante.



Un tanto perjudicados, algunos más que otros, la peña se fue retirando a sus aposentos. Un poco más remolones que el resto, Fran B. y yo aún nos resistimos un rato más soportando al "Fonsi" hasta que nos terminamos los últimos tragos de whisky.
Hace un rato que llegó la borrasca, son las 3:30 de la madrugada y está cayendo el agua-nieve con que fuimos agraciados en el sorteo del hombre del tiempo.
Doy las buenas noches a Fran y camino sin prisa a pesar de la que cae. Aún queda muchísima gente con gana de marcha dentro del pabellón y la música machacona amenaza con seguir aún varias horas. Menos mal que tenemos el campamento alejado del recinto.
Me toca dormir en la tienda de Toño y allí me lo encuentro peleándose para entrar en su saco de dormir. Yo hago lo mismo con el mío, bueno con mis dos sacos. Me traje dos como hombre prevenido que soy, con el temor de tener que soportar una noche excesivamente fresca.
No muy lejos de nuestras cabezas un ruidoso compresor de gasolina funciona a toda pastilla, no puedo dormir. A mi lado Toño respira fuerte sin llegar a ser ronquido, parece dormir plácidamente. De pronto hace un sonido gutural, una arcada y sale disparado del saco con los carrillos llenos aguantando el vomito y braceando en busca de la cremallera. Joder, no encuentra la salida, que peligro, que tensión. Le indico a voces donde está la cremallera y apenas asoma la cabeza fuera, vacía su estómago como un pantano reventado. Me levanto en su ayuda, pues se tambalea en exceso y no me apetece ver a un amigo con la cara estampada sobre su propio vomito. Regresa aliviado a su saco. Parece que se encuentra mejor.

Voy pasando la noche en un duermevela entre el repiquetear de la lluvia en la lona, el runrum del compresor, alguna moto que arrancan para nada, alguien que pasa hablando a voces, risas y gritos de los vecinos de campamento que regresan cargados y contentos. Consigo conciliar el sueño un rato pero de pronto me despierto de nuevo, ahora necesito mear. Cagon la leche, no me apetece nada salir al frío.
Media hora más resistiéndome absurdamente para al final tener que salir sin remisión. Salgo y que sorpresa!!! un dedo de nieve lo cubre todo.
Vuelvo al saco rápidamente tiritando pero por fin aliviado, a ver si ahora me duermo de una vez.


Cuando me despierto de nuevo, ya son las 9:30 de la mañana. La acampada está echa una mierda tras la batalla de anoche. Empieza a notarse mucha actividad alrededor, la peña levanta el campamento, esto toca a su fin.
Ni llueve ni nieva pero el cielo encapotado amenaza lluvia.
Cuando por fin tenemos todo recogido, las tiendas guardadas y equipados con todos los kilos de ropa y con el traje de agua puesto, nos despedimos de los pocos amigos que aun no se fueron y subimos a las motos.



Doy contacto y ran, ran, ran, ran, choff. Mi moto no arranca. La batería está floja y el frío no es precisamente la mejor ayuda.
Que putada. Tengo que desmontar el asiento para acceder a la batería y arrancar la moto ayudándome de unas pinzas que el amigo Sergio de Arapahoes conecta a la suya. Por fin arranca y salimos del pinar que a media mañana ya se convirtió en un asqueroso lodazal. El atasco para salir es tan grande que nos cuesta media hora de para y arranca hasta llegar a la carretera. Somos muchos saliendo a la vez y encima mal aparcados, coches con carrito y furgonetas para cargar los trastos obstaculizan el camino.


Nuestra última foto en Motauros y volvemos a Asturias.



Cien kilómetros después con los depósitos medio vacíos, con los estómagos totalmente huecos y el frío haciendo mella paramos y hacemos lo propio, repostar y zampar. Ya necesitábamos tomar algo caliente y recuperar fuerzas antes de llegar a casa.

Hacemos el resto de los kilómetros hasta Pola de Lena sin parar. Bueno, solo un momentín en el peaje por esa costumbre tonta que tenemos de pagar, ya sabéis.

En cuanto entramos en Asturias por el túnel del Negrón comienza a llover, una lástima mojarnos en los últimos kilómetros, pero ya era mucha suerte.


Llegamos a nuestras respectivas casas sanos y salvos. Y por cierto, el "pinlock" funcionó estupendamente, no se empañó ni con frío ni con lluvia, hice una buena compra.

Estoy contento, fue duro soportar el frío y la falta de sueño pero regreso muy satisfecho con la experiencia vivida. Como si no me quedarán fines de semana para vegetar con la mantita enroscado en el sofá.


Ya puedo decir que me hice una invernal, que yo estuve en Motauros 2015.



Una batallita para contar, una medalla más para la solapa de mi chaleco y coño que no se diga que aquí no hay un paisano.

SALUDOS Y BIRRAS Vssssssssss.