viernes, 20 de febrero de 2015

Ruta con raquetas a Laguna de Arbás

15 de Febrero del 2015




Nieve, nieve y más nieve, casi llevamos diez días sin apenas parar de nevar y un continuo bombardeo de preciosas imágenes llegan a nuestros ojos a través de la tele, de internet, por wassap, prensa, mucha gente sufre las consecuencias del temporal, tantas como gente que la disfruta y lo celebra, ya sabemos que nunca nieva a gusto de todos.


Una de las fotos más elocuentes es esta a vista de satélite que abarca Asturias y parte de León y muestra como la nieve casi lo cubre todo hasta muy cerca de la costa.

En fin, que esta semana llega San Valentín y mi chica y yo no queremos perder la costumbre de escaparnos a algún rinconín romántico para celebrarlo a nuestras anchas, aprovechando la coyuntura para hacer alguna ruta por la montaña.
Ya hace tiempo que queremos probar ese invento que llaman "raquetas de nieve", pero el caso es que no hay manera. Cuando conseguimos raquetas, no hay suficiente nieve y cuando la hay no podemos ir a ella, una de esas manías que tiene la vida. Esta vez parece que los astros se alinean así que  trataremos de alquilar unas y estrenarnos haciendo una pequeña ruta. Allá vamos.



Al pueblín de Posada de Rengos, en el concejo de Cangas de Narcea. Apartamentos Rurales Casa Ponce, que reúne los requisitos que buscamos, construcción antigua de piedra y madera, con chimenea y perdido en un pueblín recóndito y tranquilo próximo a altos puertos de montaña. Y además a un precio más que interesante.
Esta será la segunda vez que disfrutamos de Casa Ponce, ya estuvimos hace siete años y nos lo pasamos estupendamente, así que repetimos.




Llegamos ya entrada la noche, pasadas las 9:30 p.m.. Marisa la dueña, nos recibe con los brazos abiertos, con nuestro apartamentito bien equipado y muy calentito. Nos mantuvo la chimenea encendida desde esta mañana, los rescoldos y el calorín lo certifican.


Disfrutamos de nuestra cena romántica, modesta pero con todos los detalles que marca "cupido", música de ambiente, velitas, buen vino y el calorcito de la chimenea.
Se nos olvida rápidamente que en el exterior sopla un frío casi polar y que la nieve aún cubre parte del pueblo, parte de las callejas y tejados de Posada de Rengos. ¿ya dije que era un buen vino? jejejeje.


El sábado va amaneciendo con algo de desgana y dejamos que la pereza nos mantenga entre las sábanas sin ninguna prisa por abandonarlas.
Tranquilamente empezamos con los preparativos, hacemos las mochilas de ruta como siempre, metemos comida, agua, chubasqueros, polainas, algunos cachivaches y un pequeño botiquín. Andar por la montaña como quien pasea por el aparcamiento del Carrefour nos puede dar un susto de la manera más tonta así que mejor ir bien equipados, tanto para una ruta larga como para un paseíto. Por supuesto nos abrigamos a conciencia pues subiremos directamente al puerto más alto de la zona, el Leitariegos. Queremos ver la "nevaona" con nuestros propios ojos.


Partimos de Posada de Rengos a 580 m. de altitud y en cuanto ascendemos 200 ó 300 metros la capa de nieve ya empieza a ser importante. La carretera se mantiene hoy totalmente límpia de hielo y nieve pues amaneció frío pero"orbayando".


Y llegamos al Puerto de Leitariegos, a una altitud de 1526 m. al pueblo de El Puertu, donde los montones de nieve apilados a pié de carretera son enormes, aún suponiendo que ya se derritió mucha nieve.


Recorremos el pequeño pueblo y desde luego, tal como se ven tabicadas las puertas con la nevada no debe haber ni un solo vecino viviendo estos días por aquí.



Caminamos sin saber que hay bajo la capa de nieve y esto hace que me lleve un buen susto cuando al pasar al otro lado del muro de piedra se abre un boquete en la nieve y quedo enterrado hasta la cintura. Un peligro pues parecía una trampa para osos, lleno de estacas y alambres. Me libré por los pelos de una buena avería.

 
 
Los carámbanos forman cortinas heladas.


En otros sitios la nieve parece una ola gigante que se nos quisiera venir encima.


Tampoco la iglesia de San Juan esta para recibir muchos feligreses pues apenas asoma el campanario.


Y llegamos a la última y única casa del pueblo abierta dirección León donde dice "Tienda-Alquiler Cuetu dÁrbás" que aparte de esquíes parece que también alquilan raquetas de nieve.


Seguimos jugando con la nieve, claro está que en cuanto intentamos subir un poco por la pendiente que lleva a Cuetu Arbás, nos hundimos hasta las rodillas y no conseguimos dar dos pasos seguidos, así que volvemos a la tienda-alquiler y preguntamos por el precio de las raquetas.



10 € el par por todo el día. Estupendo, es un buen precio para quitarse el hipo de probar estos artefactos.


Mochilas a la espalda, gorro bien calado, guantes y calzamos nuestras raquetas.


Echamos a "raquetear" intuyendo el camino pues solo se ven en algunos puntos la parte de arriba de los postes que forman el cierre de las fincas.



 No nos cuesta mucho intuir el resto pues seguimos las huellas de los que madrugaron más en la subida.


Enseguida nos acostumbramos a caminar con las raquetas, es una gozada.


Apenas nos hundimos, tampoco se resbala, esto funciona.


 Solo incomoda la inclinación del terreno que nos castiga bastante los tobillos y los pies.


Cuanto más altitud tomamos, más impresiona el paisaje totalmente blanco. Al fondo el pueblo se va haciendo pequeño y la carretera solo es una franja negruzca.



Más allá está la estación de esquí de Leitatiegos, una gran explanada donde a pesar de que el día está feo y ventiscoso no coge un coche más. Los aficionados al esquí no quieren perderse el día de descanso.


 Ascendemos cerca de uno de los remontes. Algunos chavales con sus snows se deslizan como flechas fuera de pista por la misma ladera que nosotros trepamos trabajosamente. Da un pelín de envidia pero lo del esquí y el snow aún no lo tenemos contemplado como factible, pero deja, deja que se me meta en la mollera.



Y tras una hora conseguimos coronar al punto donde se supone que está el área recreativa y donde también está la laguna de Arbás.  Pero no se ve ninguna laguna, hay tanta capa que hasta el agua está cubierta de nieve.


De pronto, como si hubieran encendido el ventilador se levanta ventisca, un vendaval con nieve que viene de lado y se clava en la cara como perdigones. Nos zarandea al punto de hacerme trastabillar. Pierdo el equilibrio, me enredo con las raquetas y me pego la ostia.


Cuando se despeja la niebla que de cuando en cuando lo cubre todo el paisaje es increíble.


Y cuando la niebla vuelve, el paisaje blanco es aún más blanco si cabe y desaparece el relieve haciéndonos sentir como si fuéramos un dibujo en un folio de papel.



El frío es cada vez más intenso por lo que nos tapamos hasta que apenas se nos ven solo los ojos.




A lo lejos veo como asoman un poco los paneles informativos de la Reserva Natural Parcial de Cueto de Arbás.  Es todo lo que se ve del área recreativa y desde aquí nos damos cuenta que hay un pequeñísimo hoyo a lo lejos donde asoma un poco del agua de la laguna.



 Allí nos dirigimos dando un rodeo evitando caminar sobre la zona que puede ocupar la laguna. Da un poco de miedo pensar en pasar sobre el agua y que todo se hunda a nuestros pies igual que me pasó abajo, en el pueblo con las estacas.


Los telesillas no dejan de funcionar a pesar de que el viento zarandea a la gente como monigotes.

 Nos acercamos de nuevo hasta los límites de la pista donde termina uno de los telesillas a 1715 m. de altitud.




Dada la intensidad de viento y que empezamos a hartarnos de ser azotados por la ventisca decidimos regresar por donde vinimos.


 El camino de regreso es más rápido aunque no sencillo.



Y una vez llegamos abajo nos cobijamos debajo de un hórreo para comernos los bocatas que llevamos en las mochilas. Nuestra intención era comer arriba pero no estaba el día para picnic.



Devolvemos nuestras raquetas y al coche. Se agradece estar dentro de él,
No fue larga la caminata pero notamos el cansancio en las piernas y el frío en las manos y las orejas.



Descendemos de nuevo el Leitariegos y no paramos hasta Cangas de Narcea


donde nos damos un paseo y nos tomamos algo antes de volver a nuestra casita rural. Que calentina debe estar. No tardamos en largarnos de Cangas.


Es un placer entrar y ver como de nuevo Marisa nos tiene la casita calentita con la chimenea bien repleta de troncos.
Una ducha caliente y nos dejamos llevar por el sueño y el relax enroscados en las cómodas butacas frente a la chimenea. Hasta que el hambre nos saca del sopor. Preparamos y disfrutamos de una rica cena regada con buen vino.


Domingo, hoy si que no tenemos prisa por levantarnos. Debemos dejar la casa pero nos lo tomamos con calma y no nos vamos hasta pasadas las 11.30 de la mañana. Con todo de nuevo en el coche, para aprovechar el día, decidimos hacer la que llaman Ruta de los Puertos como ponen las señales de la carretera.



Comenzamos con las suaves pendientes del Puerto del Connio pero cuando ya empezaba a aparecer la nieve, un poco más arriba del cruce que lleva al centro de interpretación, una cinta amarrada a dos señales nos impide el paso. No hay ninguna otra señal que indique carretera cortada por nieve ó "argayu" pero supongo que la cinta estará ahí por algún motivo importante. Asi que decidimos dar la vuelta a nuestro pesar.


La siguiente decisión es subir el puerto de Rañadoiro y a continuación el Puerto de Cerredo. En el pueblo de Cerredo nos detienen un buen rato mientras una excavadora retira nieve de las calles. Hay tanta que la tienen que retirar en camiones.


Llegamos sin problema pero el orbayu y la neblina nos impide salir del coche y disfrutar del paisaje nevado. No se ve nada de nada, que tiempo más desagradable.



Un rato parados en el aparcamiento, pero como no tiene pinta de escampar, tras la foto, volvemos por donde vinimos.



Nos desviamos hacia el Alto del Campillo 1078 m. sin detenernos.


Y nos topamos con algunos "argayos" que se llevan la carretera.


Otros la cubren de peñascos en mitad de cualquier curva. El agua brota por todas partes y los regueros van que se desbordan, consecuencia de la lluvia y el deshielo.


Aunque también esto hace que nos encontremos con guapas cascadas que chorrean a pié de carretera desde la montaña.


Pasamos por el Alto de Valvaler 1116 m. y continúa lloviendo.


Pozo de las Mujeres Muertas 1098 m. para terminar en San Antolín de Ibias.


A refugio de la iglesia del pueblo nos comemos los bocatas y un café caliente en el bar nos entona para seguir ruta esta vez hasta Corias.


Aquí por fin deja de llover, así que nos permite dar una paseo por las inmediaciones del Monasterio de Corias remodelado en Parador de cuatro estrellas.


Justo enfrente el Puente de Corias que se cree que es romano, reconstruido en 1571 según la inscripción que se conserva en una de las piedras.


Seguimos ruta y aún hacemos nueva parada al lado del embalse de La Barca.

 
 
Que por cierto, amontonado tras las compuertas flotan toneladas de troncos y mierda que arrastraron las riadas.
La tarde sigue plomiza y empieza a haber poca luz así que ya no hacemos ninguna parada más hasta llegar a casa.
De camino vamos haciendo recuento y sin duda, a pesar del mal tiempo, estamos de acuerdo que nos lo pasamos teta este fin de semana.