viernes, 20 de mayo de 2011

Norte de Cáceres

Un día de estos leyendo uno de esos foros de motos http://www.asturkustomkulture.com/ en los que me tiró buenos ratos leyendo y escribiendo con buenos amigos sobre el mundo de las motos,entre las experiencias y las cosas del día a día, un chaval posteó un tema titulado “Museo de motos”. Nunca había oído hablar de que existiera tal museo, ni tampoco que fuera el primero de Europa y uno de los mejores de España y puede que del extranjero, pues bien, otros amigos del foro corroboraron la noticia y además alabaron la zona norte de Cáceres como algo digno de visitar.
Yo no conozco nada de esas tierras y entre todos hicieron saltar mi “chispa viajera” y sin más me dediqué a estudiar la zona y la posibilidad de ir en breve a conocerla pues tengo un fin de semana largo por delante. Alguno dijo que no me daría tiempo a ver nada, pero no me importa, si no lo consigo ver todo tengo disculpa para volver.
Hoy es sábado 30 de Abril y toda la semana estuve preparando rutas y puntos a visitar. Nuestra intención desde el primer momento es ir en nuestra moto pero el tiempo no augura nada bueno. Todas las previsiones son de fuertes tormentas por toda España durante el fin de semana. Se nos va a fasticiar el ir en moto pero no nos vamos a perder el puente del primero de mayo y mucho menos despues de haber pagado adelantado la reserva del alojamiento.
Así que a las 16:30 p.m. con el coche cargado salimos de Pola de Lena por la A-66 con dirección Hervás al norte de Cáceres. En total son 408 km todo por autovía hasta el punto donde tenemos el bungalow reservado en el camping Las Cañadas.
Salimos de casa lloviendo y llegamos a Hervás lloviendo pero no era una lluvia suave, que va, era un diluvio de cojones que apenas veía la carretera incluso en algunos tramos los coches se detenían en la autopista por la dificultad para seguir. Incluso vimos una pareja sobre una moto a techados debajo de una pasarela que cruzaba la autopista. En cierto modo esto me servía de ánimo para no echar de menos haber hecho el viaje en moto. Hubiera sido un peligroso calvario.


En poco más de cuatro horas llegamos a destino y eso a pesar de mantenernos dentro de la famosa limitación de 110 km/h, bueno en realidad llevaba el navegador limitado en 118 km que permite la ley superar sin multa. Es algo psicológico pero de este modo adelantas a los demás sin ir todo el tiempo chupando rueda.
Baños de Montemayor a 6 km de Hervás es donde tenemos el bungalow, bueno más bien entre estos dos pueblos. El sitio dispone de muy buenas instalaciones situado en un entorno muy guapo y desde el que partiremos cada día para recorrer toda la zona prevista. Es un punto bastante céntrico para conocer la zona norte cacereña.
Al llegar deja un poco de llover incluso parece que clarea un poco la tarde. Tomamos unas cervecitas bien frías en el bar del camping y nos instalamos. Después nos preparamos una cena rica en nuestro bungalow que dispone de todo el menaje y electrodomésticos de cocina y a descansar.

Domingo , 9:00 a.m., asomo la cabeza fuera ilusionado, para descubrir que hoy también amanece lloviendo.
Como esto ya lo preveíamos lo que vamos a hacer es aprovechar para ver el museo de la moto en primer lugar, que es cubierto y así no perdemos la mañana ni nos mojamos.
Cuando nos vamos del camping después de desayunar camino de Hervás ya apenas llueve y empieza a clarear, esto va bien.

Ya en el pueblo vamos directamente a la oficina de turismo para pedir la mayor cantidad de información detallada de la zona norte de Cáceres y nos damos un paseo por las callejuelas del barrio judío hasta llegar al museo que está situado a las afueras en un pequeño alto. Un pueblín muy chulo con una mezcla entre lo viejo y lo nuevo bien tratado. Dimos bien con él pues está lleno de carteles que lo anuncian.
Mira, el que no quiera ir al museo, puede ir al picadero :D.


Al ir acercándonos nos damos cuenta enseguida que el dueño gusta de la originalidad. Una serie de pabellones forman el conjunto y a mi mente me viene un poco el recuerdo de Gaudí por sus formas redondeadas y sinuosas.
Antes de entrar un cartel que reza: No importa que no le gusten las motos y los coches disfrute viendo el valle del Ambroz…etc. osea que la visita merece la pena aunque solo sea por su construcción y las vistas del valle desde aquí.




Doy fe de ello. Algo más de dos horas nos pasamos admirando dentro del museo los ocho pabellones con las más de 300 motos y coches clásicos muy bien expuestos y datados, incluso carros de caballos, una colección de carritos de bebe junto a una ambulancia y una funeraria. Como pone su dueño, Juan Gil, con cierta guasa: El primer medio de trasporte desde que nacemos hasta el último medio de trasporte para dejar este mundo.



Coche funebre



Guzzi Super Alce 1952 Italia


Como curiosidad lleva manillar para el acompañante.




Douglas 350 cc 1924 Inglaterra


4 tiempos 2 cilindros opuestos y trasmisión por correa



Ducati 200 Elite 1961-1967 España








Motos fantásticas y coches europeos y americanos entre los años 1920-1970. De la guerra del "36 de la 1ª y 2ª guerra muldial y los años "60 y "70.
Motos de marcas tan variadas como Montesa, Bultaco, Ossa, Derbi, Lube, Guzzi, Vespa, Ducati, Lambreta, Triumph, Sanglas, Harley Davidson, BMW, Zundapp, junto a infinidad de otras marcas que nunca habia ni siquiera oido.


Coches clásicos como Cadillac, Jaguar, Lincoln, BMW, Renault, Volkswagen, Seat, Ford, Chevrolet, Austin, Buig, Mazda, Pontiac, Mercedes, como sacados del tunel del tiempo.





Harley Davidson WLC






Y todo esto lo logró Juan Gil que tenia una Guzzi 65 cuando era un chaval y con el tiempo añoró rememorar viejos tiempo y empezo a buscar un modelo como aquel y restaurarlo y luego restauró otras Guzzi y así empezo todo.


Solo pongo unas pocas fotos pero en este enlace se puede ver toda la información y toda la colección: http://www.museomotoclasica.com/





Guzzi Cardellino 1960 España



Para rematar la interesante visita nos subimos al mirador. Una escalera metálica nos lleva a lo más alto de uno de los edificios sobre el tejado que nos ofrece unas vistas espectaculares de todo Hervás y del valle del Ambroz.
Son las 2:30 de la tarde cuando salimos y el cielo presenta más claros que nubes y el sol pica que da gusto.
Salimos del museo y nos vamos a recorrer el barrio judío y ver de cerca la iglesia de Sta. María que corona el pueblo.
El paseo nos abre el apetito y entre los muchos bares y restaurantes a cual más apetitoso nos decidimos por comer en “La vaca brava”. Por un momento estuvimos sopesando la idea de probar la comida "sefardí" queofertaban en algún restaurante pero decidimos ir a lo tradicional y comer lo típico de la zona, la carne.
Mientras esperamos que nos den mesa nos tomamos unas cervezas, pero lo que para nosotros son pequeños "cortos" para ellos son cañas de tamaño normal ¿Que cara pondrían si les pedimos un cachi?.
Montaditos de lomo, costillas de cordero, chorizos asaos y postre. Salimos saciados por 27 € para los dos.
Un par de vueltas más para terminar de ver el pueblo y bajar de paso la barriga y nos subimos al coche para hacer la visita al famoso pueblo de Granadilla.


Salimos de Hervás por la carretera que lleva a Aldeanueva del Camino y Abadía para encontrar una desviación por una carretera estrecha y de piso muy irregular pero sin gravilla suelta. Esto solo dura un par de km pues enseguida cambia el firme y la carreterita estrecha, pero de un firme excelente, nos lleva hasta Granadilla. Por aquí si eché de menos la moto, que trazado más majo, aunque hay que ir muy suave pues pone carretera forestal y está limitada a 30km en muchos tramos por el peligro de los animales sueltos. De que vayamos suave se encargan los resaltos que colocan cada dos por tres atravesando la carretera, que o pasas lento o te comes el techo del coche.
La primera vista de Granadilla es su torreón y la muralla que rodea totalmente el pueblo.






La entrada es libre de martes a domingo y está cerrado los lunes esto tenerlo en cuenta si vais por allí. Desde el torreón podemos ver todo el entorno del embalse de Galán y Muñiz y gran parte del pueblo. Es un mirador con vistas extraordinarias.
Recorremos toda la muralla bajo un sol que ahora aprieta con ganas. También paseamos por algunas callejas empedradas aún sin restaurar con casas derruidas y otras zonas con casas bien restauradas, además de la guapa plaza del pueblo con su ayuntamiento. La visita se hizo interesante.
El regreso por la misma carretera y tomamos dirección a las Hurdes atravesando los pueblos de Mohedas de Granadilla, La Pesga, Vegas de Coria, Rubiaco, Martínmorán y El Gasco donde termina la carretera. El trazado de estas carreteras es muy guapo y recorre unos paisajes de montañas suaves y valles recorridos por ríos caudalosos y bosques espesos. Todo rabiosamente verde al menos en esta época del año y tras tantos días de lluvias.
El Gasco, un pueblín colgado literalmente sobre el río Hurdano, no esta excesivamente cuidado, con casas nuevas de dudoso gusto que desentonan con el entorno. Pero compensa el lugar donde esta situado sobre el rio que va recorriendo todo el fondo del valle formando curvas y meandros caprichosos y pequeños saltos de agua. Llegar hasta el Gasco nos llevó demasiado tiempo, ya son las 20:00 pm, se nos ha hecho tarde. Pero aún así bajamos al cauce del río donde hay una pequeña ruta, un sendero que lleva al Volcán y al Chorro la Meancera.
Llaman Volcán del Gasco a uno de los rincones más guapos de las Hurdes, dicen que durante años se creyó que las rocas fundidas por el calor y que se encontraban dentro de un gran cráter se había producido por efectos de un volcán ya extinto.

Pero a principios de este siglo cuando un estudio de la universidad de Extremadura, el que arrojó luz sobre este enigmático lugar, descubriendo que fue un meteorito el que originó el cráter y debido a las altas temperaturas soportadas por la fricción de este con la atmósfera fundió la roca y arrojó toneladas de piedras por todos los alrededores.






Caminamos un buen rato por un gran pedrero pero tenemos que dar la vuelta antes de llegar pues ya se nos hace de noche y no podremos ver nada al regreso. Pero nos quedamos con la gana de verlo, la próxima no nos lo perdemos.


Ya sin detenernos más, regresamos por la misma carretera para volver de regreso al camping para llegar ya totalmente de noche.




Lunes, hoy el día amanece totalmente despejado, que alegría da el sol.
Enseguida estamos en carretera para aprovechar el día a tope. Vamos hacia Hervás para coger desde allí la carretera que lleva por el puerto de Honduras (1430 m.) hasta el Valle del Jerte. Ahora no es la mejor época para ver el Jerte con los cerezos en flor , estaba en su apogeo hace un mes aproximadamente, y tampoco deben estar rojas las cerezas pero aún así intuimos que va a ser muy guapo, seguro que no nos decepciona.
La subida al puerto no es muy empinada y va serpenteando entre bosques por una carretera con muy buen piso y de cuando en cuando se deja ver el Valle de Ambroz en algún claro del bosque, con Hervás y el resto de pueblos al fondo del valle. El descenso es igual de suave sin grandes pendientes y mantiene buen asfalto. Desde arriba ya se aprecian las grandes plantaciones de cerezos todos alineados en las laderas que se distinguen por el color verde oscuro de sus hojas. Según vamos bajando al fondo del valle las cerezas se van tornando más rojas y grandes, algunas ya lista para ser recogidas. Esto se debe a la diferencia de altitud y según nos contaron tienen cosecha durante tres meses, desde las primerizas ahora en mayo hasta las tardías en julio.



Dos kilómetro antes de llegar al pueblo de Jerte vemos un cartel y nos desviamos a la derecha para echarle un vistazo a la llamada Garganta de los infiernos. Es una reserva natural incluida en la red de Áreas protegidas de Extremadura.


Una breve carretera nos lleva al centro de interpretación de la reserva natural donde hay también un bar y un área recreativa. En el centro nos informan y nos muestran un buen motón de posibilidades para hacer rutas de trecking por la zona pero por desgracia no tenemos tiempo y preguntamos por una ruta que sea corta y guapa. Nos recomienda la Ruta de los Pilones y el chaval nos asegura buen paisaje y buenas fotos.




Son seis kilómetros entre ida y vuelta. Se llega en una hora a paso tranquilo en la ida. El regreso por el mismo camino es de poco más de media hora ya que vamos cuesta abajo.
Con la cámara, un par de bocatas y agua en la mochila emprendemos tranquilamente la marcha por una ruta bien marcada con señales verdes y blancas. No hay posibilidad de pérdida, esta toda llena de rótulos indicadores. La senda no es muy empinada y se camina muy a gusto porque casi el 80% del camino discurre a la sombra de los arboles. Nos sorprenden muy buenas vistas del valle del Jerte y del río que baja por la garganta en esta época muy caudaloso. Vamos teniendo suerte con el día, ya que se mantiene soleado aunque estamos totalmente rodeados de nubes negras como cuervos que poco a poco van ganando al sol.
Llegamos a Los Pilones. Sorprendente paisaje. El río baja con una fuerte corriente entre rocas desgastadas por la erosión del río. Dicha erosión va formando unas pozas denominadas “marmitas de gigante” por la forma que tienen. Se forman por el efecto del agua que hace rodar las piedras de forma circular al formar remolinos lo que va formando estas cavidades circulares.




Ha merecido la pena la caminata. Nos sirvió para estirar las piernas y disfrutar de un par de bocatas sentados a la orilla del rio. Llevábamos agua para el camino, pero si nos hubiéramos quedado sin agua no habría problema pues hay una fuente de agua potable y señalizada aquí mismo en los Pilones. Karol no se conformó con llevar una botella de agua tambien se llevó el pantalón y una bota llena de agua. Un resbalón y la pierna entera dentro de una marmita :D.
Volvemos al coche en poco más de media hora de camino y seguimos hasta el pueblo de Jerte. Cinco minutos paseando por el pueblo y se deja descargar una fuerte tormenta. Mientras pasa nos tomamos algo en un bar y en media hora ya casi había parado así que salimos y nos vamos a comprar un cerezo. Sí, un arbolito para llevar. Una amiga de Karol nos pidió que si pasábamos por aquí y veníamos en coche le lleváramos uno para plantar. Esto debe ser costumbre y enseguida damos con una cochera en la que además de vender cerezas venden cerezos pequeños en macetas. 10€ los pequeños. ¡¡Y vaya con los pequeños!!, pensaba en bonsais pero los cabrones son de un metro de alto.
Aún así nos lo llevamos, ya pensaremos la forma de meterlo en el coche.
Enseguida doy con la manera y lo consigo levantando el asiento trasero del coche y amarrándolo con pulpos. Oye como mola, el arbolito y que compañía hace :D. Aunque el que nos vea va a pensar que somos raros y que a falta de perrito para pasear sacamos las plantas.




Antes de irnos nos acordamos del bar que nos comentó nuestro amigo, Markos. Nos dijo que si pasábamos por Jerte que no dejáramos de visitar el Bar California donde tiene un amigo y por supuesto allí nos vamos a tomar una cervecita antes de seguir camino.






El Puerto de Tornavacas (1275 m.) nos hace salir del Valle del Jerte a la provincia de Ávila.



La subida es también muy atractiva y siguiendo la carretera llegamos a Barco de Ávila.


Un detalle de los guardarrailes que se dejaron poner por este puerto, seguridad de dementes.



Barco de Avila es un pueblín coronado por un gran castillo de planta cuadrada, el castillo de Valdecorneja (s. XII-XIV) y tambien conservan un puente románico (s. XIV) sobre el rio Tormes.
Más adelante pasamos por los pueblos de Becedas, Navacarros y el más guapo de todos, Candelario que está ya en la provincia de Salamanca.



Candelario es un típico pueblo de montaña con el encanto de los pueblos anclados en la antiguedad y que conserva el aire de siglos pasados.
Las calles empedradas, las casas de construcción típica con sus batipuertas (Puerta situada en la parte exterior y servía para mantener la puerta principal abierta dejando entrar la luz de la calle evitando que entraran los animales que correteaban por las callejas) y unos pequeño canales de agua (regaderas) que discurre por casi todas las calles del pueblo a modo de desague al aire libre que se utilizaban para deshacerse de la sangre de los cerdos en época de matanza y mantener las calles limpias.



Nos hartamos de fotografías, es extraordinario con su fondo de los picos nevados y los vecinos tienen detalles muy apetitosos como algún jamonín colgando de la fachada.



En una tiendina en la plaza del pueblo nos compramos un queso que es una esquisitez, lo llaman “torta del Casar”.



Un queso de sabor fuerte al que se le recorta la tapa de arriba y se puede untar como queso fundido. Para los muy queseros un auténtico vicio. Cervecina rica en el Bar El Refugio al sol del atardecer y continuamos hasta el pueblo de Béjar.
El contraste entre Candelario y Béjar nos desencanta un poco. Pasamos de la tranquilidad de las calles de Candelario a las bulliciosas calles de una pequeña villa. Damos un paseo por la zona peatonal y regresamos al coche un tanto decepcionados pero seguro que tiene rincones guapos con los que no topamos. Tambien es verdad que ya llevamos todo el día de aquí para allá y estamos cansados.
Ya de regreso con dirección al camping, paramos en Baños de Montemayor y nos comemos un par de bocatas sentados al lado de la fuente del pueblo. Desde aquí arriba podemos ver a vista de pájaro todo el pueblo y en este momento nos damos cuenta que hay un montón de hoteles. Hay dos balnearios de aguas termales naturales, uno de ellos muy antiguo (1928) que aún conserva la vieja decoración estilo colonial.




Ya estamos cansados después de un día sin parar así que vamos directos a la cama.



Martes, último día, hoy tenemos que volver a casa.
Nos damos cuenta que por mucho que lo intentemos no conseguiremos ver todo lo que tenemos programado así que tendremos que sacrificar alguna ruta para disfrutar de otras, ya tendremos oportunidad de volver por estas tierras cacereñas.
Nos decantamos por ir hasta Plasencia. Y bueno, Plasencia no está mal pero solo aparcar más o menos cerca del casco histórico nos hizo perder casi tres cuartos de hora. Nos solucionó el tema un aparcamiento subterráneo cercano. El resto estaba imposible de coches y este fué el momento que más de menos eché mi moto. Un buen recorrido por las calles peatonales del casco antiguo, varias casonas y viejas iglesias y terminamos tomándonos unas cervecinas estupendas en la plaza del pueblo (esto fué lo que más nos gustó del pueblo) contemplando el animado mercadillo que se montan aquí los martes.




Para rematar vamos a conocer un pequeño trozo de 500 metros de muralla que aún se conserva. No es la ostia pero es cultura y siempre se aprende algo de historia de la ciudad.




Después de aquí tomamos dirección a La Vera. Pasamos por Jaraiz de la Vera y en la zona que llaman la “Garganta la Olla” nos paramos en un pequeño área recreativa al lado de la carretera a comer. Por casualidad una paisana del lugar que pasaba por allí nos recomendó dar un pequeño paseo por la orilla del río hasta un punto a cinco minutos llamada "Garganta Mayor" también con unos guapos saltos de agua y cavidades escavadas por el agua en las rocas un tanto parecidas a Los Pilones.
Después del paseo seguimos la carretera que nos lleva al Monasterio de Yuste.






Y ya que llegamos hasta aquí decidimos entrar a visitarlo ( 2,50 € persona). Y algo que me sorprendió, tienen un arco detector de metales como el de los aeropuertos en la misma puerta antes de pasar a la taquilla para sacar la entrada. Nos hacen posar el móvil y los metales en una bandejita y aún así pito al pasar y me hacen mostrar el cinturón pulsera que llevo. Estuve en un millón de sitios y no tenían tantas medidas de seguridad a pesar de tener muchísimas cosas valiosas por lo que me resultó muy exagerado el acceso, pues en su interior tienen cuatro pijadas no digo que no tengan valor pero……. bueno imagino que tendrán miedo que les secuestren el orinal de Alfonso VIII. Por supuesto prohibido fotos y videos no se les vayan a derretir las paredes.
Tomamos la carretera que va hacia Cuacos de Yuste y a menos de un kilómetro del monasterio algo curioso. Un cementerio.Sí, un cementerio no es algo tan raro, pero es que este es un cementerio alemán y está en medio de Cáceres.







Al parecer en este cementerio descansan 26 soldados de la 1ª guerra mundial y 154 de la 2ª guerra mundial. Pertenecieron a tripulaciones de aviones que cayeron sobre España, submarinos y otros navíos de la armada, hundidos. Unos murieron en hospitales españoles y otros arrojados por el mar a las costas. Impresionan las hileras de cruces y ver las jovenes edades de su muerte, nos merecieron un profundo respeto.
Continuamos recorriendo el Valle de la Vera de guapo y exuberante paisaje. No nos detenemos en ningún pueblo pues ninguno tiene un interés especial y continuamos subiendo el puerto del Pico (1352 m.)



La subida nos sorprendió con unas vistas espectaculares del valle el cual esta recorrido por una vía romana que serpentea cerca de la carretera hasta coronar en el alto.
La carretera por supuesto bien asfaltada y muy apetitosa para disfrutarla en moto.
Miramos el reloj y uffff aún tenemos 400 y pico kilómetros largos hasta Asturias y se nos está haciendo tarde.



Continuamos por la carretera pasando de nuevo por el Barco de Ávila y cerca de Béjar nos desviamos al norte hasta enlazar con la autovía que nos lleva directamente hasta nuestra casa. De camino fuimos repasando todos los sitios guapos que visitamos y otros muchos que no dió tiempo a conocer y nos dimos cuenta de la cantidad de cosas que Extremadura puede ofrecer.
Nos hicimos 1400 km en total.
Sin duda en la próxima oportunidad volveremos por estas tierras extremeñas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario