viernes, 1 de mayo de 2015

Treckking por la comarca osera de Somiedo


5 de Abril del 2015


Apenas hace cuatro meses, en el puente de diciembre, estuvimos alojados aquí en Somiedo y la nieve que cayó por aquellos días no nos permitió hacer ninguna ruta por falta de equipo. Así que decidimos que volveríamos a Somiedo más adelante para intentar hacer alguna de las estupendas y clásicas ruta senderistas que oferta la zona y cuando algo se me mete entre ceja y ceja....pues eso, que aquí estamos
.


Estamos en Semana Santa, viernes, llegamos a Pola de Somiedo sin prisa. Nos tomamos una cervecita en la plaza del pueblo frente a al ayuntamiento y a continuación tomamos la carretera revirada que lleva a Valle del Lago. Empiezo a sentirme por aquí como en casa.


Nos metemos directamente en el camping del pueblo que hay en el pueblo de Valle del Lago.
Esta vez buscamos la forma más económica posible para pernoctar estas dos noches, sin por ello prescindir de comodidades. Bueno, una ducha caliente es todo cuanto necesitamos para ser felices, somos muy conformistas, la verdad.
En cuanto entramos en recepción nos topamos con Leo y su hijo, los dueños de la casita rural donde nos alojamos la anterior vez, cuatro meses atrás. Casualmente también el camping es propiedad de sus familiares y hoy les toca trabajar aquí.


El sitio es maravilloso y el día está espectacularmente azul y soleado. No podemos estar más a gusto que en este rinconín perdido, tranquilo y natural de Asturias. Bueno perdido igual no, pues está a rebosar de turistas con el mismo gusto que nosotros por la montaña y la naturaleza.


Nos pasamos un buen rato dando vueltas por las instalaciones y admiramos los preciosos caballos que alquilan Leo y Gloria para hacer rutas.



También aprovechamos para pasar un rato enredando columpiándonos como críos.

Lo de columpiarse sobre el riachuelo no me da buen rollo y me trae a la mente imágenes de esos videos de caídas cómicas que la gente termina colgando en YouTube. Por suerte parece que resisten las cuerdas.
Finalmente nos cansamos y nos sentarnos relajadamente a oler el aire, a saborear el entorno,sentados en las rústicas mesas de madera del camping al lado del arroyo que discurre por él. Y sin más dilación nos comernos una tortilla de patata, empanada, queso y algunos embutidos. Bueno, igual eso colaboró en lo del saborear y el oler. Que bien sabe todo al aire libre.



Apenas una docena de tiendas de campaña, un par de autocaravanas y un monovolumen, el nuestro, decoran el camping. Tenemos un Citroën Gran Picasso que con poco trabajo transformamos en cochecama en menos de 15 minutos. No es muy sofisticado, ni súper amplio, pero nos evitamos los problemas de las tiendas, como achicar agua de su interior en una noche de tormenta ó chupar más frío de lo necesario en una noche de helada.
La tarde está inmejorable para pasear y tomarse algo por el pueblo. Charlamos con algunos turista venidos de lejos, como unos que viajaron desde Málaga para visitar Asturias.


 Y con otros venidos de mucho más cerca, menos viajeros y más domingueros, como mis padres que aparecieron por sorpresa.


 Damos una vuelta disfrutando del pueblo y de las vistas del valle glaciar,


Un pequeño paseo antes de despedirnos de la familia aprovechando los últimos rayos de sol.

En cuanto baja el sol la temperatura cae en picado, no me imagino dormir bajo la telita de una tienda, lo van a pasar crudo nuestros vecinos campistas.

Todavía nos da tiempo para bajar a Pola de Somiedo y tomarnos unas birras con nuestros amigos Toño, Marta, María y José antes de irnos a dormir.




SABADO
Ver como amanece resulta muy gratificante, sobre todo cuendo el cielo está casi totalmente despejado exceptuando algunas escasas nubes y algunos cabritillos de niebla matutina que flotan cerca de las cumbre. La noche estuvo tan fresca que incluso dentro de los sacos de dormir y a pesar de estar dentro del coche notamos frío.


Nos cuesta arrancarnos del interior del monovolumen pero en cuanto nos alcanzan los primeros rayos de sol se nota el calorcito.



Hacemos un desayuno rápido, preparamos la mochila con los trastos básicos, unos bocatas y nos las echamos a la espalda.


 Hoy tenemos previsto hacer la ruta que lleva hasta el Lago del Valle. Es una ruta muy fácil de unos 12 km entra ida y vuelta.


Es aún temprano cuando salimos caminando desde el camping y aún así ya nos vamos encontrando con otros caminantes incluso algunos ya de regreso, excepto que hayan dado la vuelta a mitad de camino.


Antes de salir del pueblo, en la última fuente, rellenamos las cantimploras de agua muy fresca y continuamos por la pista de gravilla. Es apta para vehículos todo terreno, pero solo los autorizados y menos mal, sino la gente comodona llegaría con el coche hasta la misma orilla del lago.


En la distancia se ven las montañas aún con mucha nieve. Gloria, la dueña del camping, nos advirtió que por el camino encontrariamos mucho espesor de nieve, así que a ver que nos depara la ruta.


Enseguida el camino se pone más pendiente y aparecen los primeros ranchones de nieve. Esta muy dura, helada, y eso nos facilita caminar sobre ella sin hundirnos.



Cuanto más subimos más hermoso se ve el valle que dejamos atrás y más aumenta el nivel de la nieve, que aunque no lo cubre todo en los tramos que se amontona tiene buen grosor.


Un cartel en el camino que pone:" Lago del Valle por pista al sol". Y es en ese momento cuando caemos en la cuenta de que no nos echamos protección solar, ni siquiera nos la trajimos en la mochila y como dice el cartel la pista va a ser al sol y encima con nieve lo que aumenta la fuerza del sol. Nos damos por quemados, vaya putada. Es la primera vez que no olvidamos de ese detalle.


El camino continua por praderías en pendiente muy suave, se puede disfrutar del panorama con toda tranquilidad.

Salpicando la campera del puerto se distinguen algunas cabañas de teitos.


Nos detenemos de cuando en cuando para echar la vista atrás, el paisaje está tan guapo que es para observarlo y fotografiarlo con calma.


La pendiente se va pronunciando y la nieve nos hace trastabillar y resbalar haciéndonos sudar a cada paso.


Y otra paradita para descansar y hacer fotos.


Por esta  zona hay ganaderos con mucha guasa. No obstante lleva tantos años este cartel ahí que el toro Brinco ya debe ser tatarabuelo, osea que en lugar de correr debe ir remolcando los huevos por la finca.


Y ya estamos a poco más de un kilómetro del lago.


Cada vez hay más gente caminando por la zona.


Tanta que ya se formó un senderito sin nieve.


Irremisiblemente tengo que volver la vista atrás, no puedo parar de hacer fotos.


Y llegamos al hermoso Lago del Valle. Nos asomamos al borde y ostias, es espectacular. Está totalmente helado y sobre el hielo hay una buena capa de nieve, por lo que solo se ve una gran llanura blanca inmaculada.


El circo de montañas que rodea el lago es impresionante, agreste, aspero y cubierto aún por abundante nieve.



Nos hacemos un selffie con un palo de esos y nos sentamos tras una de las cabañas con cubierta de teitos que tanto se estila en la zona. No podemos dejar de admirar el entorno y disfrutar del paisaje mientras nos zampamos los bocadillos.


Con el ansia de hacer mejores fotos, subo montaña arriba para intentar captar toda la amplitud del lago pero llevo un objetivo 28-80 y por más que subo no logro abarcar todo el espectáculo. Aun así mereció la pena la escalada para deleitarme con un paisaje de película.

Mientras tanto Carol se entretiene compartiendo unas patatas fritas con un pobre mastín que apareció por allí y que parece hambriento.


Regreso de nuevo a la orilla del lago junto a Carol y después de un largo rato de contemplación y de charla con los turistas que van llegando, decidimos regresar por donde vinimos.

Parece que el perrin nos tomó cariño, el cabronazo se viene tras nosotros.

Echamos un último vistazo antes de irnos


El calor del día hizo mella en el agua y en parte se está retirando el hielo que lo cubre.


Después de calentar el sol todo el día la nieve está mucho más blanda y nos hundimos en algunos tramos hasta las rodillas.


Ahora es más difícil caminar sin caernos, los resbalones son muy frecuentes y traicioneros.


Llegamos de nuevo a Outeiro, al primer pueblo antes de Valle del Lago y notamos como las piernas nos reclaman descanso. No estamos muy entrenados últimamente y eso se nota.




Por fin llegamos al camping con las luces de la tarde ya bajas. Una ducha calentita, una buena merienda y ya estamos como nuevos. Y tal como auguramos terminamos con la piel del "careto" quemada por el sol. Ahora toca embadurnarse con "aftersun" y aguantar el escozor.



De pronto recibo un wassapp a pesar de la mala cobertura de la zona. Es de nuestros amigos Toño y Marta que nos invitan a bajar hasta su casa en Urria. Les contesto que mejor nos vemos en Pola de Somiedo y tomamos algo por allí. Asi lo hacemos. Unas cervecitas por los bares y volvemos a Urria, donde Bení, nos deleita con una opípara cena casera a pesar de haberle advertido que ya habíamos cenado. Pero cuando Beni dice a cenar, no admite un no por respuesta. Con la panza más que llena volvemos a Valle del Lago y sin mucha demora nos metemos en nuestro cochecama pues el frío es bastante intenso.



DOMINGO
Otra noche muy fría. Notamos otra vez la falta de calor pero de nuevo hoy aparece el radiante sol sobre el valle. Es día de regresar a casa, es domingo y no nos queremos ir sin antes hacer otra ruta aunque sea más pequeñina.


Nos haremos la Ruta de la Braña de Sousas que es tan solo de seis kilómetros ida y vuelta.

Esta sale prácticamente desde el mismo camping pasando sobre un puente que cruza el rio en dirección a la iglesia.

Un camino en fuerte pendiente nos lleva enseguida a buena altura sobre el pueblo, buenas vistas. Nos cruzamos con un grupo de turistas que regresaban de una ruta a caballo y sin detenerse nos advierten que había tanta nieve que los caballos no pudieron continuar y dieron la vuelta.

Y así es, enseguida damos con la nieve y no hay huellas de herraduras. La nieve al igual que ayer esta muy dura todavía y a pesar del grosor caminamos con relativa facilidad. Hoy sí llevamos el protector solar, pero aún así me tengo que cubrir el cuello y las orejas con una braga, no puedo con el escozor.


Se nota la pendiente en las piernas. El caminar sobre la nieve incrementa el cansancio por lo irregular de los pasos y los resbalones.


Esta zona del Parque también es espectacular y descubrimos un entorno cada vez mas guapo.

La ruta nos lleva al lado de algunas fincas cerradas con muros de piedra en las que aparecen algunas cabañas.

Entramos de improviso en una campera por la que discurre un hermoso regato.

Y al final de una empinada ladera vemos por fin las cabañas.

Podemos contemplar una buena reunión de pequeñas cabañas circulares hechas totalmente de piedra incluido el tejado. Estamos es la Braña de Sousas.

Es una maravilla. Echamos un vistazo por los alrededores y nos metemos dentro de algunas de ellas.

Y finalmente decidimos sentarnos a la puerta de una para despachamos los bocatas que ya va entrando el hambre.

Aquí se está estupendamente aunque el sol aprieta fuertemente. Apenas vemos media docena de personas en lo que llevamos del día. Esta ruta es menos típica, menos transitada y clásica que la de ayer y también a aflojado la cantidad de turistas por la zona.

Dándome una vuelta por los alrededores de pronto me encuentro con los huesos roídos de un corzo con el que algún carnívoro se dio un buen banquete. Lo más probable es que sea cosa de los lobos pues no encuentro ninguna huella de oso.

El rastro me acabó llevando al interior de una de las cabañas donde dieron buena cuenta de los restos del festín.

Ya es media tarde así que regresamos al camping satisfechos y contentos por haber tenido la suerte de disfrutar de dos días por estos parajes con un clima tan benévolo y calmado.

Y en cuanto llegamos al camping brindamos con una jarra de cerveza y gaseosa para recuperarnos de las agujetas y el cansancio.

Nos marchamos del camping a desgana, seguro que no tardaremos en volver por aquí.

Como aún queda día decidimos volver a casa por el Puerto de Somiedo y decidimos parar a visitar el pueblo de La Peral. Un pueblo que desde la carretera se ve de postal

pero desde dentro del pueblo la cosa es más normalita aunque tiene algunos teitos bien conservados.


La fuente de 1956

Una pequeña ermita y un buen puñado de casas bien remozadas, demasiado modernas para mi gusto de pueblo bonito.
Tras un paseo por sus caleyas y rincones, volvemos al coche.


Continuamos el camino de regreso a casa por el Puerto de Ventana con una breve parada  en el mirador para hacer fotos y que nos muestra el asturianos macizo de Las Ubiñas por la vertiente leonesa.
Sin más paradas llegamos a casa. Fin de semana de lujo.

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