domingo, 13 de noviembre de 2011

(Cap.9) Una moto y dos semanas para descubrir Portugal. Recorremos el Algarve


Desembocadura de la ria de Mira en Vilanova de Milfontes

Amanece una día de sol expectacular, hoy vamos a pasar calor. Nos levantamos sin prisa pero a pesar de estar muy agustito decidimos irnos despues de desayunar.
En el comedor coincidimos con unos moteros ingleses, de Manchester, que están alojados en nuestro mismo hotel. Nos contaron a grandes rasgos y con ayuda del mapa que desde Inglaterra navegaron en ferry hasta Bilbao y pasaron por Cantabria, Asturias (durmieron,según ellos en un sitio precioso Cudillero), Lugo, Santiago de Compostela y bajaran por toda la costa portuguesa al igual que nosostros, hasta llegar al sur. De regreso piensan subir por la ruta de la plata y de nuevo cogerán un ferry en Bilbao.


Enseguida nos equipamos y subimos a la moto para irnos hacia el sur. Da un poco de pena dejar este pueblín tan chulo pero me está apeteciendo llegar ya al famosísimo Algarve.
En concreto queremos dormir en Lagos que desde aquí, está a tan solo 94 km.



Pero antes de llegar paramos en Aljezur, otro pueblin  de estos con castillo, bueno con las ruinas de un castillo que fué construido sobre las ruinas de otro anterior árabe.Es uno de los siete castillos que figuran en el escudo de Portugal como símbolo de la unidad del reino.


 Por supuesto subimos a todo lo alto del cerro, pues como es normal, todos los castillos estan situados en todo lo alto. Desde luego mereció la pena, pudimos disfrutar de unas preciosas vistas del amplio valle y de la vega del rio Cerca.


No nos llevó mucho tiempo llegar a Lagos y tampoco nos costó mucho encontrar un hotel chulo y además a precio razonable.


 El Hotel Montemar ***, con alojamiento, desayuno y garaje cerrado por 58 €.
Enseguida bajamos la moto al garaje, subimos todo a la habitación y nos ponemos pantacas cortos, playeros, la cámara de fotos al hombro y a la calle disfrazados como auténticos turistas.


Ahora que ya tenemos la moto bien aparcada, me puedo permitir el lujo de tomar una buena cerveza, una "Super Book" bien fría, una delicia para el cuerpo. Beberla con tanta sed nos hizo pillar un pequeño "puntillo" y con lo agusto que estamos en esta terracita ni nos movemos, así que aquí mismo pedimos algo para comer. La cervecería "Dos Irmaos". Pedimos dos "prego do lombo no prato" osea, carne guisada con patatas y una rica ensalada al queso.


Como auguraba esta mañana hace un calor de pelotas y a pesar de mantenernos a la sombra estamos chorreando en sudor. Los crios aprovechan la curiosa fuente de la plaza para refrescarse.


A pesar del calor, despues de comer nos damos una vuelta por la orilla de lo que llaman "Ribeira do Bensafrím" y no se está mal pues por aquí si corre una rica brisilla.


De aquí nos vamos al centro del pueblo, al centro histórico, pero otra vez el calor es insoportable y como no podemos ni con el forro los..... pantalones decidimos irnos un rato a la habitación del hotel hasta que pase el bochornazo.


Pero no aguantamos mucho tiempo en el hotel, pronto se nos pasó la "torrera" y de nuevo nos pica el culo, así que salimos a la calle. No queremos desaprovechar la preciosa tarde de sol haciendo una pequeña ruta hasta llegar al Cabo Sâo Vicente.


 Saco enseguida la moto y nos dirigimos por la N-125 dirección Sagres, pero a medio camino nos topamos con un desvio a la llamada "Ponta da Piedade". Y justo aquí, sin imaginarlo, damos con la típica estampa del Algarve, la que sale en todas las guías de viaje.


En verdad es una maravilla, la costa forma un acantilado lleno de cuevas y pináculos, exhibiendo un laberinto de formaciones extrañas, creadas por la fuerza erosiva de las olas.


Una larga escalinata lleva al fondo del acantilado. Y como no, aquí tienen montado un negocio de lanchas para dar paseos a los turistas por el laberinto costero. Que lástima, llegamos tarde, ya están recogiendo el tinglado. Pero el tío de los tickets no se da por vencido y nos relató en dos minutos que habían salido en el programa de la tele "Callejeros" y que mañana estaban ahí de nuevo y bla, bla, bla, vamos que yo creo que esta durmiendo y tratando de convencer a su propia almohada.


Desde bien lejos ya se puede ver la expectacular punta del Cabo San Vicente que se adentra en angulo recto hacia el océano.

Y llegamos al Cabo San Vicente, llamado por los romanos "Pormontorium Sacrum" un lugar considerado misterioso, místico y sagrado a lo largo de los siglos. Aquí edificaron en la antiguedad un templo al semidios fenicio Melkart-Hercules y siglos despues erigieron una iglesia al santo San Vicente además de una antigua fortaleza de la que aún hoy se conservan algunos restos.


Desde Sagres partieron los grandes descubridores portugueses y el agreste cabo era la última tierra conocida que veían antes de partir hacia lo desconocido. Hoy día su faro es el último que despide a los buques que cruzan el Atlantico desde Europa.


Sopla un fortísimo viento,cargadísimo de humedad, tanta que nos empapaba en minutos, a pesar de ello todo el borde del acantilado esta abarrotado de turistas esperando la que aseguran una de las mejores puestas de sol.


Una maravilla poder contemplar los últimos rayos de sol que brillan sobre el continente europeo. Nos fuimos húmedos y pringosos por el aire salitroso, algunos tiritando, pero felices todos por el gran expectáculo de la naturaleza.

Regresamos ya de noche sobre nuestros pasos, por la carretera que lleva a Lagos y pero antes paramos en un "super" para pillar algo de cenar. No tenemos ganas de ir a un restaurante y como tenemos terracita en la habitación la queremos amortizar.


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Me estoy empezando a acostumbrar a despertar sin pensar en horario ni fecha en el calendario. Y bajamos a desayunar, la única tarea de la mañana sin contar la de cargar los bártulos, cosa que ya hacemos con los ojos cerrados. Enseguida nos largamos de Lagos en nuestra "Spirita" hay mucho por disfrutar, el paisaje, el buen tiempo y las bonitas carretera.


Tomamos la N-125 dirección Faro. La carretera es buena  y aunque lleva un poco de tráfico vamos a muy buen ritmo, pues se puede adelantar a los "enlatados" sin problema.


La primera parada que tenemos prevista es el llamado "Algar seco" justo al lado del pueblín costero de Carvoheiro. Muy coqueto, pequeñín, y una pequeña cala rodeada de grandes acantilados de un ocre fuerte, el típico color de toda la costa del Algarve.


Algar Seco

 En lo alto del pueblo sobre el acantilado hay un "Miradouro" desde el que se comtempla un buen tramo de rasa costera.


Cala de Carvoheiro




Continuamos por la misma N-125 hacia Faro y durante casi todo el camino se desparrama una llanura bastante afeada por los polígonos industriales, hasta que entramos en el centro de la población que no mejora mucho su aspecto.



 Justo aparcamos sobre la acera al lado de una oficina de turismo frente a la "Puerta da Vila" puerta que da entrada al casco histórico.
 Antes de llegar aquí nos hartarnos de dar vueltas en busca de alguno de los hoteles que llevamos marcados en nuestra lista, pero pasamos delante de varios de ellos sin entrar, pues no nos gusta nada su aspecto. Son más bien pensiones viejas reviejas, que alguilan habitaciones a precios baratos. Edificios feos no suelen tener bonitas habitaciones así que ni entramos a preguntar. En fin, que Faro no parece ser el sitio que buscamos para descansar un par de días.



Paseamos un rato por el pequeño casco histórico, por que no se diga y pronto nos subimos a la moto para desandar parte del camino que recorrimos esta mañana.
El tío de la oficina de turismo nos dijo que si lo que queremos es hotel, sol y playa no tenemos más remedio que regresar unos kilómetros atrás hasta Quarteira, pues en Faro la playa queda bastante lejos del centro y no podríamos ir andando.



Y así hacemos. Quarteira si que es más o menos lo que andamos buscando, pero despues de dar un mogollón de vueltas y preguntar en varios hoteles no encontramos nada barato ni por asomos. Hoy parece que se resiste el tema del alojamiento. Ya son las 4:00 de la tarde, aún no cominos y estamos cansados de dar vueltas con este calorazo enfundados en el casco, así que ya no podemos mirar más. Decidimos darnos un capricho y volver a uno de los hoteles que más nos gustó sin importar el precio.



 El Hotel Dom José ***. 100 € noche H-D y parquíng cerrado. En realidad son 95 €, más 5 € de parquing, pero es un sitio de puta madre, en primera línea de playa, terraza enorme en la habitación y piscina de lujo, esto es sin duda lo que necesitamos para relajarnos y disfrutar a lo grande un par de días.


Nada más instalarnos, sin más demora, vamos a comer a un chiringo que hay en el paseo de la playa, justo frente al hotel. De vuelta nos damos un pedazo de baño relajante en la piscina para quitarnos todo el calor del día. Además es toda para nosotros, la poca gente que hay en la piscina está tranquilita en las tumbonas.



 Subimos a la habitación despues de una buena tarde sesteando en las hamacas tomando el sol y más que comtemplar , pudimos degustamos desde la terraza la preciosa y tranquila puesta de sol, mucho más agusto que la del día anterior con el viento frío del Cabo San Vicente.



Con nuestras mejores galas,( camiseta y pantaca corto) salimos a disfrutar de una noche preciosa con buena temperatura. Y como somos unos todoterreno nos tomamos una cerveza y una hamburguesa que degustamos como el mejor manjar. Además tenemos que compensar el precio que se nos sale de presupuesto, del hotel.
Sin prisa, un par de horas más tarde regresamos al hotelito a descansar de la larga y agradable jornada.


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Y amanece un nuevo día, un día en el que decidimos, como dicen por aquí, "riscar os ovos e nada mais"¿necesita traducción?


Despego los ojos poco a poco, contemplando el mar desde la habitación y despues de un opíparo desayuno tipo  buffet nos ponemos el bañador y nos vamos a pasear por la orilla del mar.



Y será por orilla, es infinita, debe llegar a Huelva por lo menos, asi que caminamos una hora hacia el este y otra hacia el oeste.



 Pero a medio paseo paramos en un chiringuito y nos metemos una gran jarra de cerveza pues es muy importante mantenerse hidratado. ;D


Para refrescar un poco, de regreso,  nos metemos un rato en la piscina y entre uno y otro el estómago parece que ya pide guerra. Así que nos vamos a comer por ahí y entramos en el Restaurante Manuel, es casualidad pero acabamos en todos los locales con nombre español.


De entrada piña con salsa rosa y langostinos.
De segundo yo me pido bacalao con papas arrugas y Carol, calamares a la brasa con guarnición.

Para rematar me pido un café con hielo y mientras lo preparan se nos acercan dos chavales a la mesa, pero estos para darnos el "té".
No se que óstias vendían, pero no me los era a quitar de encima y se liaron a darnos la brasa. Como no queríamos comprarles nada, entonces nos dicen con todo su morro que les invitemos a tomar algo. Ya harto de ellos y de que no dejaran de acosarnos me cagué en todo y monté un pollo de cojones. El dueño del local al darse cuenta salío a echarles y tratar de calmarme. Nos contó que habia algunos rumanos por la zona que llevan un tiempo dando guerra a la gente .
Me suavizó el mal rato invitandonos a un par de chupitos de un licor que dijo hacía su tía monja que era mano de santa. Lo de la monja era "coña" pero el hombre con su buen humor enseguida consiguió que me quedara de nuevo tranquilo y de buen rollo.
Aunque esto no quita para decir que en Portugal no tienen muy claro como preparar un sencillo café con hielo. Traen el café ya directamente en el vaso con el hielo y claro sin echar el azúcar. Cuando echas el azúcar al café ya frío como es lógico, no se disuelve. Para ellos tomar el café así es una forma rarísima pues su costumbre es tomarlo muy corto, muy concentrado y ardiente.


Para seguir con el trabajo que tenemos asignado para hoy volvemos a la piscina. En realidad en la playa no hay quien pare por el calorazo y tampoco la mar está para baños. Lleva al menos dos días muy resacosa y con bandera roja, imposible refrescarse dandose un baño.
Ya acabado el día, decidimos hacer cena fría en nuestra hermosa terracita  de la habitación con vista al mar así que vamos a un "super" y por 8 € cenamos, un primero, un segundo y postre.


 Resultó una cena muy romántica, estupenda y sin necesidad de "platos de autor"ni del servicial camarero de turno preguntando ¿Todo esta bien?,¿les ha gustado?,¿estaba todo rico?
Estamos muy relajados y tanto relax no debe ser bueno para nuestro cuerpo, nos tiene molidos. No estamos acostumbrados a tanto sol y descanso. Mañana nos piramos de Quarteira.



Desde Vilanova de Milfontes a Faro pasando por Cabo San Vicente: 262 km.


ENLACE AL CAPITULO FINAL: UNA MOTO Y DOS SEMANAS PARA DESCUBRIR PORTUGAL

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