sábado, 5 de noviembre de 2011

(Cap.7)Una moto y dos semanas para descubrir Portugal- Entre Cascais y Setúbal

Hoy amaneció lloviendo fuerte y eso no es lo mejor para viajar en moto evidentemente. Pero como aún tengo que atornillar los soportes,colgar las alforjas y recolocar el equipaje en la moto, confío que mientras tanto amaíne un poco.



 Dos horas más tarde con todos los deberes echos y con los trajes de agua puestos aún sigue lloviendo. Nos asomamos a la calle pero volvemos para adentro, sigue sin apetecernos salir a la calle, así que nos lo tenemos que tomar con calma y con caras largas nos quedamos atechados en recepción. Para matar el tiempo damos rollo a la recepcionista que amablemente (igual tambien se aburría) nos busca información de algunos parquíngs subterráneos en la ciudad y de paso los horarios y precios de los tranvías de Lisboa. Con esto, llegan las 12:00 del mediodía. Perdemos casi toda la mañana, pero valió la pena pues ahora apenas si chispea.
Nos ponemos en marcha, ya era hora.
Aunque ya no llueve el piso está muy mojado y circular se hace peligroso. Tengo que llevar toda la precaución posible pues la carretera parece una pista de patinaje, se nota como patinan las ruedas apenas acelero ó toco el freno. A pesar de llevar horas cayendo agua aún no se lavó del todo el barrillo y los restos de gasoil que siempre se va pegando al asfalto. Observación de motero.

Pero llegamos tranquilos y sin problema a la capital, a Lisboa, entramos por la Avenida de Brasilia que va todo el tiempo circunvalando la orilla del Tajo.


Enseguida distinguimos la famosísima Torre de Belém en un gran parque a orillas del río, bueno más que a orillas en realidad está literalmente dentro del agua.



Tambien desde aquí se ve el famoso puente que cruza a la otra orilla.


La Torre de Belém es muy guapa, muy fotogénica sin duda y bien situada en un gran parque, para comodidad y deleite de los turistas. Aunque sin duda su función cuando se construyó entre 1515 y 1519 no era esa claro, sino proteger la costa portuguesa de los ataques.

 Justo al lado podemos ver el cambio de guardia del Forte do Bom Sucesso muy parecido al típico cambio de guardia de los "casacas rojas" esos de Londres pero estos van uniformados de camuflaje. Dentro tienen el Museo do Combatente.



De nuevo a la moto y continuamos la visita hacia el centro histórico de Lisboa, que esta más adelante por la misma Avenida de Brasilia y que suerte pues no tenemos que meternos en el centro para hacer la visita a la zona guapa, cosa que se agradece. Será un buen sítio para aparcar la moto y seguir a pié.


 Por si vuelve a llover y para irnos más tranquilos dejamos la moto en un parquing subterraneo que está a 100 metros de la Praça do Comercio, en la Rua do Arsenal.


Caminando llegamos a una de las calles más guapas, la Rua de Augusta que parte de la Praça do Comercio por un gran Arco de Triunfo justo frente a la parada principal de los travías. La rua de Augusta, una calle ancha, peatonal repleta de bares, restaurantes y tiendas por la que da gusto pasear tranquilamente eje de la reforma posterior al gran terremoto de 1755. Todo un siglo les costó reconstruir la ciudad de nuevo.

Las "pastelarías"que hay en abundancia nos abren el apetito con las típicas "queijadas"

 Decidimos comer en una terraza que oferta platos combinados y luego hacer un buen recorrido en el típico tranvía que recorre la ciudad. Parece una buena opción para conocer Lisboa sin darnos la gran pateada por sus empinadas calles.

Plaça do Comercio

Los tranvías rojos, muy chulos, de madera y más antiguos que el comer, son los que hacen el recorrido turístico, con audioguía en español. Me parece un precio excesivamente caro pero preguntamos en la calle y nos aseguran los lisboetas que merece la pena.



Nos subimos a él y al principio mola, calle para arriba, calle para abajo y venga dar vueltas y vueltas mientras el audioguía nos explica detalles
sobre los distintos edificios, siempre con banda sonora de fado, siempre el mismo fado, hasta el punto de levantar dolor de cabeza.


Mirar la cara de "turrao" que llevo ya.

Ahora puedo decir que no merece la pena el recorrido pues no se para en ningún momento y no se pueden ver las cosas tranquilamente, tampoco frena para poder hacer fotos.

 El recorrido se hace muy largo (1 hora y 20 min.) hasta el punto de aburrir. 18 € por persona mal invertidos, hubiera sido mejor coger un tranvía amarillo de los normales que es muchísimo más barato y hubieramos visto prácticamente lo mismo en la mitad de tiempo y por una tercera parte del precio. Desaconsejable, me parece un auténtico saca pelas.




Aún despues de la experiencia del tranvía, Lisboa es digno de visitar y disfrutar su aire de capital tranquila y antigua, pero por supuesto hay que echarle al menos dos o tres días para disfrutarla como se merece.
El tranvía nos deja de nuevo en la Praça do Comercio tras el recorrido circular.

 Nos apetece tomar una cerveza antes de irnos y nos sentamos en la terraza de un bar en la misma praça do comercio que se llama el "Paco de Agua". Para nada es barato (6,40 € dos cercezas) pero no es lo que más me jodió. Lo peor es que entro en el bareto para mear y no tienen water,¡¡ no puede ser !!, con lo se gastaron en la decoración "minimalista megamodernista"y se olvidaron del meadero. Pero no fué olvido, tiene un motivo, forma parte de un pequeño centro comercial, una tienda y otros dos bares que dan a un patio interior, por lo que colocaron unos urinarios comunitarios y aprovechan para cobrar 0,50 € por usarlo. No es el precio, sino el detalle, literalmente los mandé a tomar por el culo y me fuí.



Nos vamos de la capital tras pagar el parquing y salimos dirección sur por el gigantesco puente 25 de Abril.
Me parece una obra impresionante, el Puente 25 de Abril, un enorme puente que atraviesa  el estuario del Tajo, estuario al que llaman el Mar de la Paja.


 Por cierto, el puentecito es de peaje, pero no se como coño, pero nos libramos de pagar.
Seguimos por la N-328 dirección Sesimbra, parando solo para repostar, hasta Santana y aquí tomamos la N-10 hasta Setúbal. Entramos ya al oscurecer en el pueblo de Setúbal y paramos en un hotelito que vemos en apariencia muy chulo. El Hotel Solaris. 60 € H-D pero con el pequeño fallo que la moto queda aparcada en la calle, en aparcamiento privado, pero en la calle. Dicen que "vigilado" pero en la calle.



 Confiemos en que los de recepción vigilen tan bien la moto como los de Guimaraes. No dejé de advertirles del peligro. Por supuesto tras esto sacaron un coche y dejaron que aparcara justo delante. Lo del cono se imaginaran que es un buen seguro antirobo. :P
Cenamos en uno de tantos restaurantes que hay en la calle principal. Todos tienen parrilla y ofrecen pescados y carnes en abundancia.
Nos sentamos, por consejo del hotel, en el Restaurante Terra e Mar, dos filetes, uno a la pimienta y otro a la mostaza. Muy ricos los dos pero el de mostaza de chuparse los dedos. No nos entretenemos más ya que el pueblo no tiene nada especial asi que nos vamos directamente a descansar.


Entre Cascais y Setúbal: 80 km.


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