lunes, 3 de octubre de 2011

(Cap.4) Una moto y dos semanas para descubrir Portugal- De Güimarâes a Figueira da Foz

Me despierto temprano y me acuerdo que tenemos la moto justo delante de la puerta del hotel. Me asomo a la ventana para comprobar que la vigilante nocturna no se quedó dormida. No,parece que todo sigue en su sitio.

 Me visto y bajo para mover la moto y dejar paso libre a la entrada. Ya que fueron tan amables no quiero molestar más.

Desayunamos pero antes de irnos nos vamos a dar una última vuelta por Güimarâes pues anoche se nos hizo de noche, valga la redundancia, y nos quedaron rinconinos por ver.

Y mira "AQUÍ NASCEU PORTUGAL" pues eso. que aquí nació Portugal, dicen que en este lugar firmaron el tratado para independizar el reino de Portugal del reino de Castilla.


Cargada la moto y pagada la cuenta, 50€ alojamiento y desayuno,  seguimos nuestro camino. Vamos satisfechos, nos gustó mucho el hotelito, bien decorado y atendido por un personal estupendo. La chica de recepción, aún preocupada, me preguntó si habían tocado de la moto y al decirle que todo estaba bien la pobre respiró aliviada como el que se quita un peso de encima.

Antes de salir de Güimarâes llenamos de nuevo el depósito, esta vez a 1,56 €/litro y metemos la dirección de Aveiro en el tomtom para ir directamente y saltarnos Oporto, (Porto como aquí dicen).
No nos apetece meternos de nuevo en medio del tráfico de una ciudad grande, lo que nos apetece es relax  y lo mejor es ir a algún sitio pequeño y tranquilito de la costa.
Pero no resultó tan directo como pensamos.Por el tema de evitar por encima de todo las autovías, el tomtom entró en uno de esos bucles que todos conocemos, por lo que al cabo de un rato volvimos al mismo sitio despues de hacernos rodar en circulos. Salimos del bucle y nos redirige por comarcales llenas de baches y boquetes para al final ,el cabrón, meternos  por la autovía de peaje. De nuevo pasamos de sus indicaciones y nos escaqueamos por una de las salidas pero de nuevo acabamos de boca en la autovía de peaje. Me estoy volviendo loco, esto parece un programa de cámara oculta.
Osea que casi dos horas y media nos llevo hacer los 125 km, que ahora me sería imposible subrayar sobre el mapa no se por donde leches pasamos.

Ahí, a lo lejos queda Porto.

Nos costó sudores y 5,15€ de peaje por unos pocos tramos de autovía.
 Llevamos casi agotado el depósito así que de nuevo a repostar. 1,61 €/litro, el sitio más caro hasta ahora.

La playa por fin, que bueno, estamos muy cerca de Aveiro, de echo lo dejamos a un lado. Esta es la primera vista del mar desde que salimos de casa, aunque no llevamos precisamente un atuendo muy playero.

A lo largo de toda la playa hay una línea de casinas, casi todas identicas, solo diferentes por los colores de las rayas con que las decoran. Por todo su frente una línea de palmeras formando una estampa muy atractiva. Recuerdan esas casetas de tela que se colocan en algunas playas. Estamos en la zona costera que llaman Costa Nova.


Comemos aquí, en la terraza de una bocateria, antes de acercarnos al pueblo de Aveiro que está a tres kilómetros hacia el interior. Dicen que es muy chulo, lo llaman "la venecia portuguesa"aunque yo creo que exageran un poco.


¡¡Coño que guapo!! Varios canales dividen el pueblo y muchos pequeños puentes dan paso de una calle a la otra. Por los canales navegan multitud de lanchas de colorines. Pero no son todas iguales. Según su forma y utilidad a unas las llaman "moliceiros" con sus proas decoradas, otras "bateiras" que usan para todo y otras los "saleiros" barcas especializadas en el trasporte de sal.
Canal das pirâmides, donde apilan grandes montones de sal.

La costumbre es decorar las proas con ilustraciones eroticofestivas. En estas dos como ejemplo se ve como un chaval mira por debajo de la falda y dice "O que belo fico", en otra la vecina se asoma con sus dos grandes "cantaros" y el vecino de enfrente dice "A tua passarinha encantame"

Canal de San Roque antiguo barrio de pescadores.

Ahora la mayoría de las lanchas son más utilizadas como atractivo turístico. Ofrecen pequeños paseos de media hora por cuatro de sus canales. 5€ con guía y todo que nos cuenta curiosidades, edificios, historia y costumbres del lugar.
Y claro como es propio de mi nada más llegar voy y me apunto para dar un paseito. Bueno, una de las chica del embarcadero me ofreció tickets y como había varias vendiendolos (hay competencia) le puse la condición de que haría el paseo con su empresa si echaba un ojo a la moto mientras tanto y como accedió se los pillé.


 La dejamos aparcada al lado del puesto bajo un arbol del parque.

Nos quitamos una buena pateada por el pueblo con el calorazo que hace y sin movernos del asiento pudimos verlo todo. Además el guía nos ilustró muy bien, eso sí en "portu" que unas cosas se entienden y otras se intuyen.

Son simpáticos, incluso dejaron a Karola llevar un poco el timón.


Antigua fábrica de cerámica ahora centro cultural de congresos en el Canal do Cojo.


Despues de bajar de la barca lo que nos apetece es volver a la carretera.
Aunque en nuestros planes teníamos previsto ir a dormir a Coimbra, cambiamos de idea y tiramos hacia la costa que seguro hay hotelitos con vistas al mar y mañana podremos visitar la ciudad de Coimbra más tranquilamente.Es lo bueno de no tener nada reservado, que disfrutamos de libertad total para decidir sobre la marcha, cada día que pasa más convencido estoy de que fué la mejor elección.

Tenemos una tarde preciosa y tiempo suficiente hasta que oscurezca así que vamos a ir bordeando en lo posible la costa. En principio bajaremos hacia el sur por la N-109 y en cuanto podamos nos salimos. Damos con una carreterita que señala Praia de Mira, buen seguro que nos lleva al borde del mar. No podemos utilizar el tomtom, esta mañana lo usamos en exceso y como solo tiene dos horas de autonomía ya hace horas que se murió.Así que ahora usaremos el mapa de toda la vida.

Efectivamente una recta kilométrica nos lleva directamente a la playa de Mira, extraordinaria. Aquí no te echa arena el vecino de toalla.
 Un lugar de dunas altísimas y playa sin fin, sin ninguna construcción de cemento y con la impactante presencia del Atlantico rompiendo con toda su fuerza sobre la arena.


Despues de un paseito (de esta pinta) por la playa para hacer fotos, seguimos ruta por la carreterita que bordea la linea del mar, pero resulta imposible, una pesadilla. Esta llena de baches y de zanjas cubiertas solo con gravilla y muchos trozos sin asfalto. Hubiera preferido encontrarme una señal que dijera: "carretera en obras, prohibido el paso" pero no habia nada.
En la lucha por esquivar todos los hoyos voy zizagueando pero al final pillo un bache de lleno. Sonó tal ostión que pensé que me habia cargado una llanta. Paramos, reviso las cubiertas pero todo esta bien, no hubo desperfectos.
En cuanto pudimos salimos a la N-109 de nuevo que por aquí es imposible seguír con seguridad en nuestra moto.
50km despues entramos en Figueira da Foz.


Figueira no es excesivamente grande pero empezamos a dar vueltas y más vueltas sin rumbo  y no conseguimos dar con el centro ni con la oficina de turismo.(echamos de menos nuestro amigo tomtom)

 Asi que hay que preguntar por alguno de los hoteles que llevamos anotados.  Pregunto a un taxista y muy amable ,como parecer ser la costumbre portuguesa, me indica donde encontrar el Hotel Ibis Figueira. Damos enseguida con él pero vaya, nos dicen que esta completo.
Aún así el recepcionista, tambien muy amablemente, hace una llamada a otro hotel y tambien esta completo.


Pero insiste y nos dice que en la calle de al lado tenemos el Hotel Lazza.  Aleluya, habitaciones libres, solo 45 € sin desayuno pero que incluye garaje gratuito cerrado.

El hotelito a pesar de ser barato tiene una pinta estupenda y sorprende por su decoración minimalista que parece sacado de una revista de esas decoración, muy chulo.
 Dejo la moto en el garaje subimos todo a la habitación y salimos sin demora a callejear por Figueira da Foz.


 Aquí tambien llegaron los efecto del terremoto de Lisboa de 1755 por lo que conserva pocos monumentos, pero a la desembocadura del río Mondego junto a la playa, esta  el Forte de Santa Catarina del siglo XVI que como curiosidad en su interior hay un pequeño faro para ayudar a los barcos que llegan a la desembocadura.
 Contemplamos una guapa puesta de sol junto a la fortaleza.

 Sin duda ahora Figueira es la típica villa de vacaciones, grandes torres de hoteles frente al mar, un Gran Casino y una buena colección de bares y restaurantes a todo lo largo de la playa.
Nos pasa lo mismo que en el resto de pueblos, que a cierta hora las calles se quedan casi desiertas y no son más de las 9:00 de la tarde.


Gran Casino de Figueira. Entramos a curiosear pero en la recepción nos pararon los de seguridad. Teníamos que dejar la pequeña mochila donde llevo la cámara. Si las mujeres entran con sus peazo bolsos ¿porque no puedo yo con mi pequeña mochila?, que les den.

En un restaurante al lado de la playa pedimos algo para cenar y unas cercecitas "Super Bock" bien frías. Tras un tranquilo paseo de regreso al hotel damos por terminado el día.





Entre Güimarâes y Figueira da Foz: 226 km.


No hay comentarios:

Publicar un comentario