lunes, 7 de noviembre de 2011

(Cap. 8) Una moto y dos semanas para descubrir Portugal- Entre Setúbal y Vilanova de Milfontes


Nos despedimos de Setúbal sin pena ni gloria, no sin antes cargar la moto como de costumbre y darnos un buen desayuno en el hotel Solaris.





Tomamos la carretera N-10 hasta Alcacer do Sal. Aquí giramos a la derecha por la N-253 dirección Comporta para tratar de llegar a la llamada Punta de Troia.

 En Comporta tienen el Museu do Arroz pero no nos interesamos por él, ni siquiera nos acercamos a su puerta.


A partir de aquí la carretera es casi toda ella una gran recta, desde luego me resultó muy aburrida, perecía que nunca íbamos a llegar al final.Todos estos terrenos forman parte  de la "Reserva Nacional do Estuário do Sado"que está formada por una gran zona de bajíos y zonas encharcadas muy importante para las aves limícolas, en época de migración y cría.



Una de las cosas que nos traen hasta aquí son las ruinas romanas de"Centóbriga" que fué destruida por el mar a principios del siglo V. Dicen que son muy interesantes pero para llegar a ellos nos topamos con que teníamos que recorrer una pista de tierra de unos tres kilómetros. No me pareció aconsejable hacerlo con nuestra "custom" tan cargada y poco amiga de los caminos para cabras, así que nos tuvimos que conformar con ver un campo de golf y un complejo hotelero de lujo con su embarcadero repleto de "yatecitos" justo al final de la península Punta de Troia. Vamos, esto es "el paraiso del pijo con Lacoste" y nosotros con estos pelos.

 El pajarraco es el simbolo del parque, un correlimos o 
algo así y yo por hacer el moñas casi me lo cargo.

 Estos últimos 17 km que forman la península los recorrimos por una carreterita construida sobre una estrecha franja de arena de unos cientos de metros de ancho que se formaron por el depósito de sedimentos del rio. Por ello a un lado está el Atlantico y al otro el navegable rio Sado.


 Y desde aquí tienen servicio de ferrys que te puede
 trasbordar a Setúbal y viceversa en poco más de 10 minutos.

Despues de hacernos unos 48 km kilómetros desde Alcacer do Sal hasta Troia, retrocedemos los 17 km. por el mismo sitio hasta el cruce con Comporta para seguir hacia el sur por la N-261 que va dirección a Sines.


Una parada a mitad de camino para echar gasolina a 1,60 €/litro la de 95, que ya me empieza a parecer normal a estas alturas.



El día esta precioso, muy caluroso por lo que antes de seguir nos tomamos
algo fresquito en el bar de la gasolinera.

La carretera sigue con largas rectas, pocos pueblos, por lo que podemos circular a buena velocidad pero de vez en cuando nos topamos con parches en la carretera en forma de joroba que si no freno a tiempo o los esquivo saltamos como canguros. Por suerte, unos cuantos kilómetros antes de llegar a Sines estan transformando la carretera nacional en autovia y aunque todavia está en construcción ahora circulamos como una seda sobre el asfalto recien estrenado.

 Vista panorámica de Sines con su playa y la fortaleza sobre ella.

Sines en principio es muy atractivo con su playa, sus barquitas y hasta una fortaleza, antiguamente fué un centro pesquero, pero con la construcción de un macropuerto para superpetroleros situado justo al lado de la playa ahora podemos disfrutar de una colección de gruas y hierros oxidados aderezado con una buena colección de complejos petroquímicos que destrozan todo el paisaje costero.

 De la fortaleza queda poco más que la muralla exterior y alguna dependencia.

Ya tenemos hambre así que comemos en el "Restaurante del Castillo" por recomendación de un turista ingles al que preguntamos si conocía algún sitio bueno para comer, que puntería la nuestra.
En la carta ofrecen un montón de platos para elegir, pero nos decidimos por uno que ponia "Secretos" por probar suerte y ver de que se trataba la sorpresita.
Pues la movida eran unos "filetacos" fritos con patatas fritas, tóma secreto. En realidad era sencillo pero rico.
Y hay un detalle que quiero puntualizar.
En este restaurante como en casi todos por Portugal, al sentarte a la mesa, acostumbran a poner un aperitivo sin pedirlo: aceitunas, mantequilla, queso y palitos de pan y te dices, -"que majetes y atentos son esta gente" pero una mierda, en cuanto lo tocas te lo suman a la cuenta y te lo cobran bien cobrado. No me gustan los listillos y me jode la picaresca, solo pago lo que pido, así que ni probarlo. Lección one.


Fué comer e irnos sin demora, todo seguido  por la IC-4, luego por la N-390 y no paramos hasta llegar al mismo centro de Vila Nova de Milfontes .
 Ya a primera vista nos gustó un montón el pueblo, justo al lado del mar en la tranquila ría de Mira, una guapa villa de pescadores reconvertida en centro turístico pero aún conservando la estructura y estilo de las viviendas y un pequeño fuerte del siglo XVII de propiedad privada que vigiló la ria en su tiempo.



Tenemos que buscar alojamiento asi que decidimos entre todos los hoteles de la lista ir al Hotel Eira da Pedra a ver que tal y no lo dudamos, nos quedamos. 50 € H-D y parquing privado. Dispone de piscina y aunque el hotel se ve que ya tiene un montón de años está muy limpio y bien conservado.


Aún no son las 5:00 de la tarde y ya estamos instalados, es la primera vez que llegamos tan pronto al destíno del día. Y en dos minutos ya estamos en la piscina. El baño una auténtica gozada y luego nos tumbamos a pillar moreno hasta que el sol se escondío tras los setos.
Salimos a dar una vuelta por la zona de la playa y ya fué la guinda del pastel.


 La franja costera esta formada por varias playas a ambos lados de la desembocadura del rio Mira. Esta dentro del Parque Nacional do sudoeste Alentejano y la costa Vicentina que abarca hasta el Cabo de Sâo Vicente.


Disfrutamos como enanos de una estupenda puesta de sol sentados sobre la arena con un par de cervecitas bien fresquitas. Acabado el espectáculo nos dirigimos al pueblo de nuevo y paseamos por sus callejas hasta que hicimos hambre. En realidad no pasó mucho tiempo hasta que nos metimos en un restaurante italiano y dimos buena cuenta de una ensalada y una rica pizza. Aquí tambien nos quisieron colocar el aperitivo de turno.
La noche esta estupenda y no apetece ir a la habitación pero despues de tomarnos algo en una terraza nos fuímos para el hotel. Fué todo un acierto quedarnos a dormir aquí. Como dice en la guía "precioso enclave"


Entre Setúbal y Vilanova de Milfontes pasando por la peninsula de Troia: 203 km



ENLACE AL CAPITULO NUEVE: UNA MOTO Y DOS SEMANAS PARA DESCUBRIR PORTUGAL

2 comentarios:

  1. Me hizo gracia lo del tema de la comida y "Los Secretos". Yo también piqué una vez con ese tema, sin falta de irme a Portugal. Por Asturias no se ve mucho, así que cuando vi por Córdoba en la carta "Secreto Ibérico" pensé, anda, a ver de qué va la sorpresa.

    Pues no hay ni sorpresa ni secreto, resulta que es carne normal y corriente: http://www.elcerdoiberico.es/?p=160

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  2. Jejejeje si, fué por hacer el pijo a ver que pasaba. Porque no quisimos que el camarero nos dijera de que iba el plato.
    La verdad es que antes de llegar el plato nos hizo volar la imaginación y te juro que pensamos en lo peor.
    Un abrazo.

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